Aquella txapalarta de antaño, sencilla, con la madera como única protagonista, ha dado paso, gracias a la inquietud e investigación de un nutrido elenco de músicos, a un instrumento mucho variado en materiales y versátil en cuanto a músicas. Eso sí, sin perder su genuina esencia.

Uno de los mejores ejemplos de esta evolución es el grupo navarro Hutsun, integrado por los txalapartaris Anai Gambra Úriz y Mikel Urrutia. Tras siete años de una dilatada trayectoria, hoy presentarán su primer trabajo discográfico, Baratzean (autoeditado). El concierto, que será didáctico, ya que explicarán los temas antes de interpretarlos, tendrá lugar a las 19.30 horas en Jazar (avenida Aróstegui, 12).

El álbum incluye 13 temas de muy diversa índole, en la que la txalaparta, tanto de madera como de piedra o mixta, se presenta en solitario o en perfecto jumelage con otros instrumentos y voces. Quizá suene un poco extraño editar un disco con solo pistas de audio para un instrumento tan visual como la txalaparta, pero las razones que aportan sus creadores son de peso. “Una de las claves es que hay otros grupos de txalaparta, con diferentes trayectorias, que ya han editado discos; otra sería que queremos sacar algo físico, como la mayoría de los grupos musicales. Además, lo que nos faltaba era un CD que poner el coche”, apunta Mikel. “El 85% del disco es txalaparta, y en este sentido, lo interesante de este álbum es ver los diferentes recursos, ritmos y direcciones de desarrollo en las que hemos trabajado. Ese es el testimonio que nos gusta dejar, aunque somos conscientes de que la txalaparta es más que música, sobre todo si se afronta como solista, ya que es un instrumento vivo”, matiza Anai.

Baratzean (En la huerta) es un título que, en principio, no lleva para nada a pensar en una txalaparta, pero Hutsun lo ha ligado con ella de manera exquisita, cual combinación de golpes de sus makilas. “Así como los hortelanos van a la huerta, meten sus azadas, plantan y recolectan tomates, nosotros llevamos muchos años en nuestra huerta particular, trabajando con nuestras herramientas... En este caso, esa huerta es un símbolo que equivale a trabajo más paciencia igual a frutos, graniza, sol, trabajo, sol... Eso hace que el disco sea un poco curioso, ya que muchos temas son interpretados únicamente por un instrumento, algo que no es muy habitual”, explica Anai. Un solo instrumento, pero con diferentes variedades, ya que en este álbum se escucha la “txalaparta de madera, de piedra y una mezcla de las dos; nos hemos dado cuenta de que cuando las unes, aunque la protagonista sea la piedra, el oído descansa melódicamente en la madera. E incluso añadimos también un bidón o una txalaparta de una sola madera”. Con todas esas herramientas entre las manos, la curiosidad incita a saber cómo se deciden por una u otra. “Si tienes una melodía en la cabeza y la quieres tocar, con tres tablas no puedes, pero con la txalaparta de piedra, sí. Por lo tanto, si queremos apuntar más hacia el ritmo cogemos la madera y el bidón, y si pretendemos algo más melódico, tomamos las piedras, por tema de afinación y tesitura. Esto en lo que se refiere a crear o tocar en directo, cuando jugamos, nos da lo mismo coger dos tablas, las piedras o el bidón, puesto que en ese momento, por decirlo de alguna manera, estamos estudiando”, resume Anai. A esto hay que sumarle, apunta Mikel, que la “txalaparta de piedras la conocí hace siete años, eso quiere decir que he estado mucho más tiempo tocando sin notas que con notas”.

Jumelage En los últimos años hemos visto a la txalaparta compartir música con géneros como el pop, el rock o el indie. Sin embargo, el jazz, hasta ahora, casi era un desconocido para ella, algo que Hutsun ha solventado de forma notable junto a Marcelo Escrich, Javier López Jaso y Daniel Lizarraga. En el disco se pueden encontrar dos buenos ejemplos de ello. “De aquí a 20 años, el jazz y la txalaparta se llevarán perfectamente, ahora nos estamos conociendo. Nuestra experiencia ha sido bonita, pero también dura. Nuestra formación ha sido callejera, en la que no existía un la menor o un 4x4, y claro, cuando te juntas con estos tres músicos, hizo falta un trabajo de adaptación, que a su vez dio lugar a una combinación muy bonita”, relata Anai. “La actitud de Dani, Marcelo y Javi fue muy buena y abierta. Nosotros les explicamos de donde venimos, pero ellos son de ensayar poco y nosotros, todo lo contrario, y claro, luego llegaba la improvisación...”, explica Mikel, completado rápidamente por Anai. “Pero es que su improvisación se maneja con unas leyes que nosotros desconocíamos, en cualquier caso, tocar con ellos te da la oportunidad de ver a la txalaparta con una formación nueva. Hay que tener en cuenta que este instrumento nació sin amigos, es decir, en los 70 y 80 nadie lo quería en sus filas, porque se tocaba en la montaña y eran solo cuatro; eso ha provocado que no tengamos un camino que seguir, el camino lo hacemos nosotros”. Un camino en el que tienen cabida desde una canción con letra en valenciá o una versión del tema de Dick Dale incluido en la banda sonora de Pulp Fiction.

Resumiendo, el disco es, en cierto modo, un reflejo de la trayectoria de Hutsun. “Para nosotros -apuntan Anai y Mikel- es una colección de cuentos cortos, algunos nacieron hace diez o seis años y otros son más recientes; y es que el disco sale ahora precisamente por que hasta este momento no se habían dado las razones para que grabar un álbum”.