‘Catástrofe’: aventura suicida
La Caja Teatro estrena el próximo miércoles, día 31, en Zizur Mayor, un montaje especial “con el que no vamos a dejar indiferente a nadie”, avisan
una mezcla entre una película de Gondry, una de Lynch y una de Berlanga. Así define Ion Iraizoz, actor, productor y cofundador de La Caja de Teatro, la nueva propuesta de la compañía, Catástrofe, un montaje escrito por Antonio Rojano a lo largo de un proceso de creación en cuatro fases que verá la luz el próximo miércoles, 31 de octubre, a las 20.00 horas, en la casa de cultura de Zizur Mayor. Junto a Iraizoz, subirán a escena Mikele Urroz, José Juan Rodríguez e Irene Ruiz. Dirige Iñigo Rodríguez-Claro.
Cuatro actores pisan tablas y hablan desde el único lugar desde el que aun pueden hacerlo: la desnudez de un yo atravesado por la ficción. Generosos, comparten sus posibles biografías como negativos de ellos mismos: la vida de las mujeres y de los hombres que no han sido ni serán. Ion, Irene, José Juan y Mikele dejan su experiencia en manos de un perverso juego que, como el título anticipa, culmina en calamidad y desastre. El drama se descompone frente al público y viaja de un abismo a otro, en caída libre, siguiendo el mismo camino que los sueños rotos de los personajes, copia y reflejo de todos nosotros. Catástrofe es, en definitiva, “una aventura suicida que mira de frente a ese final que nadie regresa. Así es nuestra relación con el fin, con todos los fines”, explican desde la compañía.
investigar, crear La Caja nació en 2012 con El círculo de tierra, montaje basado en la obra de Bertolt Brecht. Después llegaron La esfera que nos contiene, Fuera de juego y Gris/Mar. En todas estas experiencias, Mikele Urroz y Ion Iraizoz siempre se han preguntado “cómo quieren trabajar, con quién compartir escenario y cómo aportar algo interesante”. A través de estas y otras cuestiones han ido construyendo la identidad de la compañía y, en este caso, han dado un paso más, apostando por un proceso de trabajo en cuatro fases y contando con Antonio Rojano, que ha ido generando el texto a medida que se ensayaba. Este proyecto que ha dado como fruto Catástrofe se ha llamado Abisales y se ha llevado a cabo entre La Caja y eXLimite, antigua Sala Kubik de Madrid. Asimismo, han cerrado un acuerdo de colaboración con la casa de cultura de Zizur Mayor, donde residirán tres días antes del estreno y la sala madrileña Cuarta Pared se ha interesado “y va a programar el montaje durante la próxima temporada”. También han realizado una residencia en el espacio Guindalera.
“Este es el texto más especial que hemos hecho hasta ahora con La Caja; no vamos a dejar indiferente a nadie”, comenta Iraizoz, que al igual que sus compañeros insiste en que esto es mucho más que una obra de teatro: “No solo queremos producir un nuevo espectáculo, queremos investigar, darnos tiempo y compartir el proceso; crear algo nuevo que hable de nosotros en relación al momento que nos ha tocado vivir y abrir esa experiencia al mayor número de personas”.
Además de catástrofe, otro de los términos clave de esta propuesta es catarsis, cuya etimología “sugiere encender la luz en lugares oscuros”. Y para inducir la catarsis “es necesario ser consciente de dónde se encuentran esas zonas oscuras y eso exige prestar atención al contexto, al momento que nos ha tocado vivir”. Este gesto no es sencillo y “las ficciones que creamos nos pueden ayudar a organizar nuestras relaciones con el mundo y a arrojar algo de luz sobre ella”.
salto al abismo Por eso desde La Caja contactaron con Antonio Rojano, porque las “estructuras abismadas” que habitualmente emplea les iba a permitir “explorar los diferentes niveles de ficción dentro de una pieza”. En concreto, este recurso consiste en imbricar una narración dentro de otra, como un juego de muñecas rusas, “del mismo modo que en la heráldica somos capaces de encontrar un escudo dentro de otro o, en el arte, buscamos el reflejo oculto del pintor en el interior del lienzo”, continúan desde la compañía. Esta estructura se ha usado a menudo en el cine, casos de La historia interminable o Carretera perdida, pero en teatro la dificultad aumenta. “Por eso creemos que es importante abrir un espacio de búsqueda e investigación y desarrollar herramientas de creación apropiadas para este proceso”. Por eso también para esta obra han ejercido más el verbo tentar que intentar. “Tentar supone riesgo y atrevimiento; el riesgo es un paso en la oscuridad, un salto desde un trampolín muy alto y un ingrediente necesario en cualquier iniciativa artística”, concluyen.
Por su parte, Antonio Rojano explica que en un mundo repleto de catástrofes -terremotos, accidentes aéreos, crisis financieras, atentados...- “hemos normalizado el terror” y casi hablamos de él como si de una película o una ficción se tratara. Lo real queda, pues, en suspenso y el dramaturgo se pregunta si puede atraparse dentro del teatro, aunque ninguna catástrofe verdadera sea posible en él. “¿Podemos jugar a destruirnos, aunque solo sea un poco?”, agrega. Quizá de esta manera, “en la intimidad pública de la escena”, es donde “alcancemos a atisbar el fogonazo de claridad de nuestra breve, pero grandiosa existencia”.
La obra. Catástrofe.
La compañía. La Caja.
Autor. Antonio Rojano.
Director. Iñigo Rodríguez-Claro.
Reparto. Ion Iraizoz, José Juan Rodríguez, Irene Ruiz y Mikele Urroz.
Equipo técnico. Ion Iraizoz (productor), Paola de Diego (vestuarista y espacio escénico), José Pablo Polo (espacio sonoro), Carmen Fernández (dirección de producción), Carlos Pulpón (ayudante de dirección) y Cristina Anta (comunicación).
Estreno. Miércoles 31 de octubre, 20.00 horas, casa de cultura de Zizur Mayor. Las entradas cuestan 6 euros.
Página web. En el sitio www.lacajaflotante.com se puede conocer el trabajo de esta compañía desde su primer montaje, El círculo de tierra, en 2012, hasta la actualidad, con Catástrofe, así como materiales (vídeos y fotografías) del proceso de trabajo llevado a cabo -y el que seguirá- para la creación de esta propuesta escrita por Antonio Rojano.
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