barcelona - La exposición Lee Miller y el surrealismo en Gran Bretaña reconstruye en la Fundación Miró uno de los momentos menos conocidos del surrealismo y revela las conexiones entre los artistas británicos y la red internacional de este movimiento, de la mano de la fotógrafa norteamericana. La exposición, que estará abierta al público en Barcelona hasta el próximo 20 de enero, reúne casi doscientas piezas entre fotografías, dibujos, pinturas y esculturas.

El director de la Fundación Miró, Marko Daniel, subrayó que “el proyecto pone de relieve que, si bien es cierto que Lee Miller fue una artista singular, también lo es que formó parte de una de las escenas artísticas más vibrantes del siglo pasado”.

En el recorrido expositivo se ponen por primera vez en diálogo la obra fotográfica de Miller (1907-1977) con piezas de algunos de los principales artistas surrealistas, como Max Ernst, Leonora Carrington, Man Ray, Yves Tanguy, Eileen Agar, Roland Penrose (su marido), Paul Nash, Salvador Dalí, Giorgio de Chirico, Joan Miró, Pablo Picasso o Maruja Mallo.

La comisaria de la muestra, Eleanor Clayton, señaló que “los nueve ámbitos de la muestra se configuran en torno a la apasionante biografía de Miller, que, habiendo sido modelo y musa de Picasso o Penrose, cosechó una exitosa carrera como fotógrafa, pionera en conectar arte, moda y periodismo”.

De un modo similar a lo que pasó durante la Primera Guerra Mundial en Barcelona, cuando un grupo de artistas europeos buscaron refugio en la ciudad, la exposición explora la introducción del movimiento surrealista en la escena británica durante los años previos a la Segunda Guerra Mundial y hasta los años 50.

colaboraciones con man ray El inicio de la exposición se sitúa en los primeros años de Lee Miller en París a partir de 1929, después de haber comenzado como modelo en Nueva York. Miller fue a la capital francesa con la intención de convertirse en aprendiz del fotógrafo surrealista Man Ray, de quien acabó siendo pareja, musa y colaboradora. Sus retratos de torsos femeninos de aquella época, muy a la manera de Man Ray, se muestran junto a la escultura de este último Object of Destruction, un metrónomo intervenido en el cual el ojo de Miller marca el tempo.

En el ecuador del recorrido se muestran algunas de las obras de la primera exposición internacional del surrealismo en Londres, como A la hora del observatorio-Los amantes de Man Ray, en el que aparecen los labios de Miller flotando en el cielo sobre un paisaje desconocido, así como otros paisajes oníricos firmados por Tanguy y Planells.

El ámbito acoge también, entre otros, los dibujos surrealistas de Picabia y Dalí, así como piezas de artistas de referencia para los surrealistas británicos como De Chirico, Picasso, Maruja Mallo o Miró, de quien se expone el cuadro Composición con personajes en el bosque incendiado (1931), en diálogo con el óleo Aries (1935) del británico John Banting. En otro de los ámbitos dialogan el Teléfono afrodisíaco (1936) de Dalí o la Máquina de escribir onanista I (1940) de Conroy Maddox.

La exposición se cierra con una sala con los reportajes de Lee Miller para las ediciones británica y estadounidense de Vogue durante la Segunda Guerra Mundial, que, a decir de la comisaria, “llevaron su mirada surrealista a nuevos territorios”. Trabajando con otros fotógrafos como David E. Scherman, Miller movió al espectador a la reflexión con sus imágenes sobre los apartamentos de Hitler y las desgarradoras atrocidades de la vida cotidiana en tiempos de guerra.

En este ámbito se puede ver el famoso retrato de Miller en la bañera de Hitler, “una imagen icónica y muy subversiva”, según Clayton, en la que “seguramente escenificó el lavabo con un retrato de Hitler que había en otra habitación, con el objeto de enfatizar lo que estaba presentando. Como buena modelo utilizaba su propia imagen para crear imágenes muy potentes, como ésta”.