Aunque el protocolo deja poca imaginación al hombre para ser creativo, ellos eligieron su vestuario con tino, querían despuntar y brillar. Uno de los estilismos más comentados y arriesgados de la noche fue el de Billy Porter, que apareció con un esmoquin de terciopelo negro y falda de gran volumen, camisa blanca con puños plisados y aderezado con una vistosa pajarita, que dejó a muchos con la boca abierta. Un modelado romántico firmado por Christian Siriano.

Uno de los más elegantes fue Chadwick Boseman. Siempre fiel a Givenchy, lució un esmoquin estallado de lentejuelas y camisa negro con larga lazada. También destacó Richard E. Grant, elegancia en estado puro con un esmoquin de terciopelo granate, pantalón negro y pajarita. Del terciopelo al satén o modelos de inspiración vintage coloreados en tonos negros o azules o verdes han sido algunas de las opciones masculinas más llamativas de esta edición, en la que Jason Momoa, con un esmoquin rosa empolvado, y su mujer, Lisa Bonet, fueron una de las parejas más cool. Javier Bardem y Ryan Seacrest prefirieron añadir notas vanguardistas a un esmoquin más tradicional. El español apostó todo al negro con un modelo tornasolado y el americano se decantó por un diseño con flores brocadas en granate y negro. Otros actores como Diego Luna, Willem Dafoe, Viggo Mortensen o Bradley Cooper prefirieron no arriesgar y apostaron por el clásico esmoquin. Impecables resultaron Henry Golding, que domina esta prenda como nadie y Rami Malek, que dejó a una lado la estética gay de Bohemian Rhapsody y brilló con uno clásico. Entre los peores vestidos, Spike Lee, con un traje de chaqueta morado, camisa azul añil, deportivas doradas y gorra con visera de charol negro. Siguiendo esa estela, Pharrell Williams, que llegó al teatro Dolby con un traje de chaqueta con pantalón corto de estampado de camuflaje, calcetines blanco y zapato negro, una estética a medio camino entre las fuerzas armadas y el colegio.

Un desfile masculino que ha eclipsado a una bellísima y morena Charlize Theron con un impresionante vestido azul celeste de Dior, de manga larga y espalda descubierta.

12 kilos de capa A juego con la estatuilla, Glenn Close resultó muy elegante con un vestido capa dorada de Carolina Herrera, un modelo tan impresionante como pesado, más de 12 kilos. Lady Gaga, nominada a mejor actriz, llamó la atención con un vestido palabra de honor, con caderas arquitectónicas, guantes de piel, un diseño firmado por Alexander McQueen, que aderezó en el cuello con el diamante de Tiffany que en su día portó Audrey Hepburn.

El rosa fue el color triunfador de la noche. Desde el Schiaparelli de Helen Mirren al Giambattista Valli de Kacey Musgraves, pasado por los modelos de Angela Bassett, Gemma Chan o el floreado de Maya Rudolph. Si Rachel Weisz se decantó por un modelo rojo con capa de látex de Givenchy, Jennifer López prefirió un modelo plateado con un estampado que recordaba a las bolas de discoteca. El verde fue el color elegido por Olivia Colman (Prada) y Yalitza Aparicio (Rodarte). Marina de Tavira, su compañera en Roma, fue una de las mejor vestidas con un vestido rojo de J. Mendel. Regina King arriesgó con un increíble vestido blanco de Oscar de la Renta y Amy Adams se decantó por el mismo color con un modelo de Versace; al igual que la española Marta Nieto, que apostó por DelPozo.

‘Shallow’. Aspiraban a protagonizar uno de los momentos más brillantes de la gala y no decepcionaron. Lady Gaga y Bradley Cooper bordaron Shallow, que posteriormente ganaría el Oscar a la mejor canción original, con una emotividad y una intensidad extraordinarias en una actuación de diez que, además, se benefició de una puesta en escena ideal y muy íntima.

Dos amigos. Un gran abrazo en el escenario entre Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, cuando este ganó la estatuilla a mejor dirección por Roma, simbolizó un nuevo triunfo de México en los Oscar, con el que Cuarón quiso reivindicar los derechos de las trabajadoras domésticas, así como la labor de la actriz Yalitza Aparicio, la primera indígena en optar a los galardones de la Academia de Hollywood.

Sin fronteras. “Ya se puede hablar en español en los Oscar”, resumió el mexicano Diego Luna, que entregó un premio junto al cocinero José Andrés. Por su parte, Javier Bardem, que anunció el premio a mejor película en lengua no inglesa, afirmó desde el escenario que “no hay fronteras para el arte y para el talento”. Y añadió que la cinta de Cuarón demuestra que “el cine incluye, no excluye” por orientación sexual, idioma o lugar de origen.

¿Tres presentadoras? “Esta noche no hay presentador, no habrá premio de película popular y México no va a pagar el muro”, soltó con acidez la humorista Maya Rudolph, quien junto a Tina Fey y Amy Poehler presentó el primer premio e hizo suspirar a muchos fans sobre qué podría haber pasado si este trío hubieran sido las maestras de ceremonias de los Oscar.

De fiesta en fiesta Son muchas las celebrities que no pasan por el Dolby Theatre, no todas están nominadas ni invitadas, como es lógico, pero que a pesar de ello no faltan a su cita con la jornada más importante de la industria de Hollywood. La revista Vanity Fair, el cantante Elton John y el Gobernador de California son algunos de los que cada año ofrecen sus fiestas, y a ellas asisten todos los que o bien no han pasado por la alfombra roja o se resisten a volver a casa una vez baja el telón.

El susto de Rami Malek. Rami Malek resbaló en las escaleras del Dolby Theatre cuando bajaba tras hacerse la foto de premiados. Y tuvo que ser atendido por los paramédicos, que le ofrecieron un tratamiento preventivo y todo quedó en un susto. De hecho, el actor apareció pronto en la fiesta del Gobernador.