la cultura propagandística de EEUU ha desarrollado un modo específico que organizar las diversas campañas electorales con la tele como poderoso instrumento de acción de masas, con los debates como elementos específicos de llegar a la ciudadanía, a la hora de conformar la Opinión Pública. Desde los tiempos del presidente Nixon hasta nuestros días, los debates en la tele son la piedra angular de cualquier campaña que se precie. El futuro de los candidatos se dirime frente a las televisivas cámaras, capaces de decantar a la ciudadanía por uno u otro candidato. Modalidades de debates que van del clásico mano a mano, hasta enfrentar a cuatro o cinco personajes debatiendo entre sí, en búsqueda de la vitola de vencedor en este ejercicio dialéctico, que satisface a los televidentes. En estos tiempos de precampaña se ha adelantado Atresmedia ofreciendo un debate a los cinco candidatos a la presidencia del Gobierno central. Los jefes de campaña trabajan con mimo este acto comunicativo, aligerando las debilidades dialécticas y de imagen, o desarrollando los aspectos más eficaces de sus jefes en batalla. Los debates en la tele son momentos decisivos del choque trenes entre candidatos, que sacuden a mandoble, buscando el favor popular.

Cambiamos de tercio y nos quedamos con el buen hacer de Matadero, una serie que engancha y funciona en la cadena librera, con un personaje sensacional interpretado por Pepe Viyuela, en un momento sensacional de su carrera profesional, encarnando a ese personaje que es el Pupas querido de la audiencia, que va capítulo tras capítulo solventado mil y un problemas que la vida le pone en su complicada aventura , especie de náufrago que busca el alivio de la playa reconfortante en medio de vicisitudes mil que el personaje soporta con estoica paciencia, a punto de reventar y saltar por los aires en pedazos.