su trabajo se caracteriza por habitar en la intersección entre la poesía, la música y el cine, siguiendo la tradición de los realizadores estadounidenses de vanguardia que filmaban en 16 mm”. Así define el cineasta y comisario Ben Russell el trabajo de su amigo Jonathan Schwartz, al que Punto de Vista dedica no solo una de las dos retrospectivas de esta edición, sino también una publicación que pretende ser “un gesto, urgente y sentido, para colocar la obra de este autor en el lugar que merece”. “Es una invitación para conocer, revisitar y amar la obra de Jonathan”, explica Garbiñe Ortega, directora del festival en la introducción de un volumen en el que escriben otros diez expertos en su obra creativa, entre ellos la catedrática y miembro del jurado oficial Erika Balsom y la cineasta Deborah Stratman, que participa en la sección competitiva.

También está estos días en Pamplona Russell, uno de los mejores amigos de Schwartz, fallecido en octubre a los 45 años. “Era un cinéfilo entusiasta, un profundo oyente y un lector hambriento”, comenta. “Jonathan escuchaba el ritmo del ser con el oído de un percusionista; era capaz de conjurar todo un cosmos de tristeza, alegría y belleza radical fuera de lo cotidiano”, añade. Y entre sus influencias cita a numerosos y diversos cineastas como Dziga Vertov, Buster Keaton, Ute Aurand y Chris Marker; a artistas como Janet Cardiff, Chris Watson y Francis Alys; a novelistas como Mark Twain, Hannah Arendt o John Berger, y a poetas como Susa Howe y Galway Kinney, entre otros. “También le daba mucha importancia “a los trabajos que estaban haciendo en el presente sus amigos, sus colegas o su comunidad”. En sus películas, que podrán verse hasta mañana por la tarde en Baluarte, el sonido y la imagen están intrínsecamente unidos. “Incluso en sus películas mudas el sonido está presente”, indica Russell. “El oído de Jonathan no se quedaba solo en los sonidos como tales”, sino que iba más allá, “reflejando lo que estos sonidos hacen sentir”. Schwartz podía “transformar delicadamente una grabación en un espacio emocional”, continúa el realizador, que se siente feliz y agradecido por el homenaje que dedica el festival navarro a su amigo y “que tan exquisitamente ha diseñado Irina Leimbacher, una programadora increíble, estudiosa, querida amiga y colega muy cercana a Jonathan”. Y lo mismo opina de la publicación, titulada To light, To love, To time. “Estoy profundamente conmovido por los textos que reúne este libro. Es un bello retrato de una persona increíble hecho por quienes fueron tocados por el espíritu de sus películas”, afirma.

las políticas del ser Si bien es cierto que en muchas ocasiones se ha dicho que parte del cine de Jonathan Schwartz tiene rasgos autobiográficos, lo cierto es que para Ben Russell no es así. “Dudaría en afirmar que sus películas son biográficas. Es cierto que, aunque raramente aparece en ellas, su presencia se siente, pero eso no quiere decir que podamos conocer los hitos de su vida viendo su cine; en todo caso, podemos percibir su vida entrando en la nuestra”. Y es que, en el fondo, hacer cine es “crear empatía, ser, ver, escuchar y sentir a través de alguien que no eres tú, salvo en el glorioso y breve momento en que sí lo eres”. Y a pesar de que sus películas no eran abierta y claramente políticas y que “nunca me dijo que sus obras tuvieran un propósito político, siempre me pareció que él consideraba que hacer películas y viajar era una forma de actividad política”. “El trabajo de Jonathan mostraba una gran preocupación por las políticas de ser: adulto o niño, israelí o palestino, turco o americano, cineasta o sujeto”. Russell pone un ejemplo: “En Nothing is over nothing, la geopolítica del lugar -Jerusalén- generó un discurso político ineludible”.

La palabra es otro de los elementos claves en la acción creativa del cineasta. “La palabra hablada en sus películas normalmente estaba al servicio de la poética, y muchas veces incluía citas tomadas directamente de los libros que siempre tenía a mano”, continúa Russell, para quien es pronto para hablar del legado de Jonathan Schwartz. “Aunque estoy seguro que el público que estos días acuda a las proyecciones de sus trabajos se notará cambiado, y que llevará consigo estas películas durante los próximos años”, termina.

Hoy, miércoles día 13. El programa de hoy tendrá lugar a las 17.00 horas en la sala Corona de Baluarte. En concreto, se exhibirá el programa Mysteries inside facts, con películas como Pre-hibernations news, Posthaste perrenial pattern, Den of tigers, Workers leavind the factory (Dubai), A preface to red, Bat el dringing water and other signs, Dear Jonathan, A mustery inside of a fact y The Glass System.

Mañana, jueves 14. El ciclo ofrecerá su última sesión mañana a las 20.00 horas en la sala Corona con el programa Nothing is over, que se compone de las siguientes películas: For them ending, Happy birthday, Paulina, Sunbeam hunter, Britton, south Dakota, A set of miniatures: a kind of quiet, an aging process and a certain worry, Murmurations, The crack up, In a year with 13 deaths, The floor of the world y New year sun.

Libro. To light, To love, To time, editado por el Festival Punto de Vista, se presentará al público mañana en la sesión de las 20.00 horas.