Especialmente recomendada para el fomento de la igualdad de género. Es el distintivo que ha concedido el Ministerio de Cultura a la película documental Valentina. Ausartatxo Klown, en la que sus directores, Virginia Senosiain y Juan Luis Napal, muestran la gran diversidad que existe en el mundo del clown, y lo hacen desde una perspectiva de género, la de mujeres payasas de distintos puntos del Estado. El preestreno con invitación tendrá lugar mañana, jueves, a las 20.00, en Golem Baiona, y la película se quedará en la cartelera de Golem Yamaguchi entre el viernes 5 y el jueves 11 de abril, en la sesión de las 18.30 horas.

El pasado 3 de febrero se estrenó en el Teatro Gayarre de Pamplona el espectáculo Viaje en zapato, una propuesta que fue un hito, ya que reunió en el mismo escenario a muchas de las clowns en activo del Estado, veteranas y jóvenes, maestras y discípulas. Todas, en una obra que también era una reivindicación de género de las mujeres payasas, que, como casi en todos los ámbitos, muchas veces también han sido invisibilizadas en favor de sus colegas masculinos. Dicho montaje surgió de la cabeza de Virginia Senosiain, que no lo tenía previsto en absoluto. Es más, se le ocurrió cuando trabajaba en otro proyecto, un documental sobre mujeres clown, género al que se había dedicado durante años y del que por un tiempo se había apartado. “Me planteé recuperar el contacto con Virginia Imaz, a la que considero mi maestra, y con Bea Gurutzarri, que era mi pareja artística, y a partir de ahí se nos ocurrió lo de la película”, cuenta. Y habla en plural porque se refiere a Juan Luis Napal, su compañero en SegunSurja, productora de teatro y de proyectos audiovisuales con la que hace un par de años estrenaron Nidos desnudos, filme acerca de la violencia de género y la posibilidad de salir de ella. “Queremos seguir trabajando en torno a este tema porque queda mucho por decir y por hacer, por eso Valentina también tiene esa perspectiva”, indica Juan Luis Napal, a quien esta segunda película le ha descubierto “un mundo que desconocía por completo. Es impresionante y sorprendente”, añade. Primero, por la gran riqueza y diversidad de una disciplina en la que hay payasas que trabajan desde el feminismo, casos de Virginia Imaz o Isabel Aísa; otras desde el circo, como Ainhoa Juaniz Ezpeleta y Maribel Martínez; algunas, como Pepa Plana, desde la mujer, pero también desde la solidaridad que fomenta Payasos sin fronteras, y también están las que se dedican al público infantil, como Marimotots, y las que desarrollan su labor en el contexto sanitario, como Algaraklown. Y segundo porque las entrevistas están grabadas durante el proceso de maquillaje, “y la transformación que experimentan de actriz a clown es espectacular; parecen personas distintas”, continúa Napal.

improvisando Virginia hacía mucho que no veía a algunas de ellas, “pero el reencuentro fue muy bonito, parecía que nos hubiéramos visto ayer”. Tanto es así, que “no hemos tenido que repetir ninguna toma, todas han improvisado enseguida con mi personaje, que es muy tierno y muy dulce; la han aceptado con mucho cariño”, añade Senosiain, que da vida a Valentina-Ausartatxo, una payasa que busca incansablemente a la dueña de un zapato que ha encontrado en su maleta. “La película -y también el espectáculo- cuenta su viaje y las experiencias que va teniendo durante él, y aunque se va encontrando con payasas, en el fondo está hablando de todos nosotros, de la identidad, de atrevernos a ser quienes somos en realidad”. Y es que, “el clown es un camino por un montón de emociones y de formas de expresión”, comenta. Para ella, retomar su carrera de payasa ha sido “precioso. Me he encontrado con un clown totalmente diferente”, y se refiere a su Valentina, que ahora, quizá por el paso del tiempo, es “más serena, más dulce, aunque mantiene sus ramalazos maracarras”, sigue.

Sofía Facal, una de las Algaraklown, es argentina y en el documental también habla de las maestras que tuvo en su país y “dice una frase muy significativa”, señala Napal, y es que cuando vino a vivir aquí, “lo primero que hizo fue buscar a su familia clown”. Sin duda, toda una declaración de intenciones sobre cómo afrontar la vida. Porque Valentina. Ausartatxo Klown es “mucho más que una película sobre mujeres payasas”. También “habla del empoderamiento en general, con mensajes tiernos, reivindicativos y muy necesarios, porque, como dice en un momento Bea Gurutzarri, nos hace falta reírnos más”, termina Virginia.