BILBAO. Giorgio Morandi (Bolonia, 1890-1964) inició su carrera en 1920 pintando jarrones con flores y naturalezas muertas compuestas por objetos cotidianos, como botellas, cajas y latas, producción que se repetiría de forma constante e invariable a lo largo de su carrera.

La exposición "Una mirada atrás: Giorgio Morandi y los Maestros Antiguos", presentada este jueves a los medios, ha sido ideada por la comisaria del Guggenheim Bilbao, Petra Joos, con el asesoramiento de Vivien Greene, especialista el arte de finales del siglo XIX y principios del XX del Guggenheim de Nueva York.

Joos ha explicado que habitualmente las exposiciones sobre Morandi se han enfocado siempre de forma monográfica, dedicadas en exclusiva a su obra, por lo que el Guggenheim Bilbao decidió darle otro enfoque en el que se presentan sus pinturas en relación con los maestros clásicos de las escuelas española, francesa y de Bolonia que le sirvieron de referencia.

Entre estos artistas que influyeron en su práctica pictórica, entre 1920 y mediados de los 60, figuran los de la escuela española del Siglo de Oro como El Greco, Zurbarán y Meléndez, de quienes Morandi admiraba la teatralidad de sus composiciones, la personalísima forma de retratar las flores de El Greco y la luz de las obras de Zurbarán.

Esta influencia se puede ver en la primera sala a través del óleo de Zurbarán "La Virgen con el Niño Jesús y San Juan Bautista", cedido por el Bellas Artes de Bilbao, una obra del Greco y un bodegón de Meléndez, junto a una serie de jarrones con flores realizados a lo largo de su carrera.

Joss ha llamado la atención sobre el hecho de que los cuadros de sus inicios, en los años 20, tienden hacia un cierto "tenebrismo" en sus colores que la comisaria ha atribuido al ambiente político-social que se respiraba en aquella época en Italia con el ascenso al poder de Mussolini y el fascismo.

La comisaria ha precisado que ese "tenebrismo" no es tanto una crítica al régimen sino un reflejo del ambiente que el artista italiano percibía.

Este estilo de sus primeras décadas cambia a mediados de los años 40, cuando se produce la derrota del fascismo en Italia en la II Guerra Mundial y sus formas se vuelven mas precisas y sus colores, más luminosos, ha señalado.

De su relación con la escuela boloñesa, del siglo XVI, que se muestra en la segunda sala dedicada al pintor, Petra Joos ha explicado que le interesó sobre todo el artista Giuseppe Maria Crespi y su forma de reflejar escenas y objetos de la vida cotidiana.

La última sala está dedicada a la influencia que tuvo en Morandi la escuela francesa del siglo XVIII y, especialmente, uno de sus referentes, el artista Jean Baptiste Siméon Chardin, a quien consideraba inventor de la naturaleza muerta moderna.

Bajo su influencia, Morandi comienza a cambiar a finales de los años 40 y principios de los 50 la disposición de sus bodegones, al empezar a apiñar los objetos y a crear composiciones en bloque.

También comienza a introducir en esta época las cajas y latas rectangulares tan características de los últimos años de su carrera, y a introducir la luz en sus composiciones.

Todo ello contribuye a darle un aire de modernidad a su obra, aunque Morandi siempre huyó en su trayectoria de todos los movimientos de vanguardia que surgieron en su época como el surrealismo, el expresionismo, la abstracción, etc, lo que contribuyó a que dejase un legado "muy personal" y atemporal.

La exposición, una de las dos que habitualmente son patrocinadas por la energética de raíz vasca Iberdrola, permanecerá abierta hasta el próximo 6 de octubre y durante el verano coincidirá con la que el Guggenheim dedicará a las "marinas" del pintor alemán Gerhard Richter, "el pintor del silencio", consideración que algunos especialistas han extendido a Morandi.