los restos de la antigua iglesia de San Pedro de Viana, localidad que este año celebra el 800º aniversario de su fundación, sirvieron ayer de escenario para la celebración del acto de entrega del Premio Príncipe de Viana, que, tal y como destacó la presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, también cumple años, nada menos que tres décadas reconociendo a personalidades relevantes en cualquiera de los ámbitos de la actividad cultural. Esta vez, a Tomás Yerro Villanueva (Lerín, 1950), profesor, escritor y divulgador de las letras que, a juicio de los discursos pronunciados, destaca por su “vocación social” de acercar la cultura a todas las personas, en especial a aquellas que más dificultades han tenido para acceder a ella, y por ser “referente de la cultura de base”. Rasgos que denotan su perfil humanista y su tendencia a la concordia.

El acto institucional estuvo presidido por Uxue Barkos, acompañada en el estrado por la presidenta del Parlamento foral, Ainhoa Aznárez; la consejera de Cultura, Deporte y Juventud, Ana Herrera; la alcaldesa de Viana, Yolanda González; Fátima Frutos, presidenta de la Asociación Navarra de Escritores/Nafar Idazleen Elkartea (ANE/NIE), entidad impulsora del premio a Yerro, también sentado en la cabecera de. Este estuvo arropado en todo momento por familia -su mujer, sus hijas, sus cuatro nietos y sus tres hermanos-, así como por su cuadrilla de Lerín, y por amigos como Emilio Echavarren, cofundador del Ateneo junto a él y también compañero del Instituto Plaza de la Cruz durante años, y por las escritoras Marina Aoiz y Julia Montejo.

el último de la legislatura Casi todos los/as consejeros/as del Gobierno foral, así como los miembros del Consejo Navarro de Cultura estuvieron presentes en el último Premio Príncipe de Viana de esta legislatura. Cuatro años en los que se ha reconocido con este galardón al profesor y especialista en teatro escolar Ignacio Aranguren (2016), al matrimonio de bailarines y coreógrafos José Lainez y Concha Martínez (2017), a la Agrupación Coral de Cámara de Pamplona (2018) y a Tomás Yerro (2019). El primero y el último, a propuesta de colectivos de la sociedad civil y los segundos y la tercera como sugerencia del órgano asesor.

En una mañana que amaneció fría y se fue atemperando hasta lucir un agradable sol a mediodía, Tomás Yerro recibió el galardón agradecido a todos los presentes, pero también a los ausentes, en particular a su padre, Francisco Yerro Ona, a quien dedicó una emotiva alocución. También estuvieron cargadas de sentimiento las palabras que dedicó al profesor Fátima Frutos, que subrayó su “ejemplaridad” y “excelencia” y su gran “generosidad” al respaldar la carrera literaria de autoras y autores afincados en el territorio foral. Del mismo modo, la presidenta Barkos ensalzó su labor como creador, así como estudioso, investigador y “divulgador incansable de la literatura en lengua castellana en general y muy particularmente de la literatura navarra.

rodeado de gigantes El acto contó con el acompañamiento musical de parte del Orfeón Pamplonés y de una sección de la Orquesta Sinfónica de Navarra, que interpretaron a Lorenzo Ondarra, Raimundo Lanas y Aurelio Sagaseta, presente entre el público. Y con la actuación de los Gaiteros y la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Viana. Rodeado de tan altas figuras, Yerro a buen seguro se acordó de don Quijote, cuyas peripecias conoce bien.