El Polvorín de la Ciudadela acoge, desde ayer y hasta el 30 de junio, la muestra Es posible que la tierra quiera Ser, como antes de que existiera, de la creativa lodosana Amaia Molinet. La propuesta es una exposición foto y videográfica que explora la tensión de la frontera, y es que la territorialidad como signo de identidad es uno de sus ejes de trabajo en los últimos años, relacionándola nociones tales como memoria o arquitectura; es decir, el paisaje como construcción no solo natural, sino también cultural, política o incluso social.

El proyecto que alberga el Polvorín se desarrolla en latitudes lejanas con paisajes contrapuestos: de la horizontalidad del Sáhara Occidental a la verticalidad de Islandia, dos vectores espaciales que se plasman no solo en las imágenes, sino también en su disposición dentro de la sala. La autora confronta las líneas divisorias naturales, como la que documenta el espacio de encuentro entre la placa continental atlántica y la norteamericana en Islandia; pero también referencia las fronteras como algo artificial y procedente del conflicto. En las instantáneas sobre Sahara se plasma el conflicto geopolítico de origen colonial aún no resuelto y que ha llevado a un muro de más de 2.750 kilómetros de longitud.

Ayer la directora del Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Pamplona, Maitena Muruzabal, acompañada por la autora, presentó la exposición, que se enmarca dentro del proyecto de Centro de Cultura Contemporánea Hiriartea en la Ciudadela.

Amaia Molinet (Lodosa, 1988) es licenciada en Bellas Artes (2012) y máster en Arte Contemporáneo Tecnológico y Performativo por la UPV/EHU. Ha impartido, además, numerosos talleres sobre fotografía, escultura y performance. Molinet ha participado en exposiciones individuales y colectivas en ciudades como Pamplona, Bilbao, Vitoria, San Sebastián, Madrid, Palermo, Granada, Logroño o Londres. En 2018 fue una de las creadoras invitadas en el proyecto Mapamundistas. La autora explica que cree “en la importancia de las acciones performativas capturadas a través de la fotografía y la filmación como una forma de crear vínculos estrechos entre el yo y el medio ambiente, y encontrar un equilibrio dentro de la polémica naturaleza de trabajar en un territorio determinado y demarcado”.

El horario de las salas expositivas de la Ciudadela es ya el de verano desde el 1 de mayo. La exposición estará abierta de martes a viernes de 18.30 a 21.00 horas; sábados de 12.00 a 14.00 horas y de 18.30 a 21.00 horas y domingos y festivos de 12.00 a 14.00 horas.