La inquietud sobre la pérdida cultural y de identidad que el pueblo Ma’di ha sufrido en el último siglo llevó a Eymard Uberetagoena, Laura Martínez -estos dos de la productora navarra Tripulante Produce- e Íñigo Oses hasta Uganda el pasado mes. Allí les esperaban el músico Aritz Azparren y John Unzima, periodista local, y todos juntos han logrado llevar a cabo la grabación de Lost roots (Raíces perdidas), un cortometraje que reflejará la realidad social de Uganda y que espera, en el próximo año, comenzar a competir en diferentes festivales cinematográficos y servir, al mismo tiempo, de sensibilización.

Aritz Azparren, que vive en Uganda desde hace ya seis años y trabaja en el proyecto de transformación social a través de la educación musical Vura Music Project, fue el que incitó a los miembros de la productora navarra a viajar hasta allá, donde apreciaba una pérdida cultural “bastante fuerte en los últimos años”. Esto, unido a la financiación que el Gobierno de Navarra y la ONG Solidarios con Arua de Burlada les dio para llevar a cabo el proyecto, fue más que suficiente para comenzar esta aventura por el país africano. “Nos fuimos para allí -de donde volvieron el pasado 5 de mayo- sin mucha información acerca de los Ma’di, ya que lo que sale en internet es muy escaso, pero ha sido gracias al contacto directo con la gente de allí nos pudimos informar bien”, cuenta Uberetagoena, director del documental.

El rodaje ha tenido lugar en diferentes localizaciones, teniendo como base el distrito de Moyo, en la región del Nilo Occidental, situado al noreste del país y a pocos kilómetros de la frontera con Sudán del Sur, actualmente en guerra. De ahí, se han desplazado a Kampala -capital del país-, Moyo, Adjumani, los campos de refugiados de Palorinya, Metu o Marchison Falls. “Nos ha ayudado mucho tener a una persona que ha vivido tantos años allí y a un periodista local, que nos ha puesto en contacto con mucha gente”, destaca, para añadir que “aunque al principio algunos se mostraran reticentes a salir en el documental”, cuando les decían la idea del proyecto, que lo que pretendían era “hablar sobre las tradiciones de la zona y la pérdida de la cultura, se animaban más fácilmente”.

En la cinta, que todavía no se ha montado, se podrán ver a personas de todas las edades, de las cuales cuatro son las protagonistas del cortometraje. “Se verán las diferentes generaciones de la cultura Ma’di, desde los mayores que vivieron la independencia de Uganda, los que vivieron varios conflictos y guerras hasta una chica joven de hoy en día”, explica Uberetagoena, y subraya: “Tratar con personas con vivencias tan diferentes nos permitirá mostrar en el documental la ruptura tan grande que hay en la transmisión cultura de una generación a otra”.

Según destaca el director, durante los días de grabación el equipo ha podido darse cuenta de “la gran pérdida cultural que había”. No obstante, aunque partieron al país africano con la idea de realizar un documental sobre este aspecto, “cuando estás en el sitio ves cosas que pueden cambiar la idea que tenías en un inicio del cortometraje”, dice.

Ahora, la productora se encargará de finalizar la cinta para octubre de este año y siempre con la mirada puesta “en diferentes festivales de cortometrajes y de cine documental”. Por esta razón, el estreno dependerá de los plazos que exijan algunos de estos certámenes para entrar en competición. “Una vez tengamos los plazos marcados, queremos utilizar el corto como material de sensibilización, tanto en la parte musical o cultural como en otros aspectos que abordamos”, concluye.