madrid - En una vitrina a 21 grados de temperatura y un 45% de humedad controlada en todo momento por el jefe de conservación de la Biblioteca Nacional (BNE), así estará durante quince días el Códice del Mio Cid en una muestra que permitirá al público poder contemplarlo por primera vez en la historia.

La primera gran obra literaria escrita en castellano (siglo XIV) ha salido de la cámara acorazada de la BNE, donde está desde 1960. El visitante se encontrará en la antesala del Salón General la única copia conocida de este manuscrito de 74 hojas de pergamino grueso con el poema épico que relata las hazañas heroicas inspiradas en los últimos años de la vida del caballero castellano Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, que vivió en el siglo XI.

La trayectoria del códice comienza en 1596, cuando fue encontrado en el archivo de la localidad burgalesa de Vivar del Cid, en Burgos y de allí fue trasladado al convento de monjas clarisas del pueblo donde permaneció hasta 1776, cuando Emilio Llaguno y Amírola, secretario del Consejo de Estado, sacó el manuscrito y se lo llevó a un bibliotecario real para su estudio y edición.

El rastro del códice se pierde hasta poco antes de mediados del siglo XIX, para ser posteriormente adquirido por el marqués de Pidal, en cuya familia permaneció y fue objeto de estudio por expertos, especialmente por el intelectual medievalista Ramón Menéndez Pidal. Fue éste quien transcribió el poema, que adquirió la Fundación Juan March a los herederos de Alejandro Pidal a finales de 1960 para donarlo al Ministerio español de Cultura. El 20 de diciembre de 1960 se firmó en la Fundación Juan March la escritura por la que se donaba la obra a la Biblioteca Nacional de España por un valor que en la actualidad equivaldría a los 2 millones de euros.

La muestra también quiere reconocer a la figura de Menéndez Pidal ya que en una segunda sección, ubicada en la Sala de Musas hasta el 20 de septiembre, muestran libros y objetos que pertenecieron o fueron objeto de estudio de este intelectual.

En este espacio, la BNE ha puesto a disposición de los ojos del público otras obras únicas como el Debate de Elena y María y el Cantar de Roncesvalles, dos referentes literarios de su tiempo también estudiadas por el medievalista.