pamplona - Investigadora y creadora escénica, actriz... “No me pongo límites y esta propuesta dinamita etiquetas”. Estitxu Arroyo se refiere así a su trabajo en general, de carácter híbrido, y al proyecto Cuerpo-Documento en el que lleva unos años inmersa y que supone una exploración de la feminidad y la identidad, y con el que se hace y hace al público una pregunta clave: ¿quién soy yo? Una de las piezas de esta propuesta es Cuerpo-Documento/Serie 1 y representará mañana, el viernes y el sábado a las 20.00 horas en la Escuela Navarra de Teatro.

La puesta en escena será especial, ya que tendrá lugar en dos espacios diferentes de la ENT para aforo reducido, con 75 espectadores cada vez. Cuerpo-Documento/Serie 1 se compone de cuatro piezas. Las tres primeras, Pasarela, Anatomía de una colección, Ser muchas y no ser ninguna y Apariciones, de entre 10 y 18 minutos, y, en ellas, Arroyo emplea algo de texto, pero fundamentalmente se basa en el silencio, la proyección y la performance. “No hago un espectáculo, no lo hago por agradar, para mí es una búsqueda escénica y espiritual”.

Para la artista, natural de Cintruénigo y formada inicialmente en la ENT, la primera idea comenzó a latir en 2011, cuando realizaba un máster en Madrid, y la investigación fue creciendo, tocando diferentes temáticas como la identidad, el género, el cuerpo femenino como territorio y espacio de experimentación, de experiencia, de vida, de archivo; el control del cuerpo, cómo los medios afectan a la construcción identitaria y social de las mujeres, igual que la moda y el consumo. Asimismo, la presencia, la corporalidad, la fisicalidad, la energía del cuerpo y cómo se manifiesta en escena juegan un papel importante en el proceso de creación de este trabajo, “que se concibe como un archivo performativo que se abre en dos líneas que se cruzan”. Una es el trabajo escénico, que es el que se verá estos días en la Escuela y que fue coproducido por el Festival DNA 2018, donde se estrenó, y con el que Arroyo realizó una residencia en La Caldera de Barcelona. Además, este año ha recibido una ayuda de creación audiovisual y plástica del Centro Huarte, correspondiente a la convocatoria gestionada por el Gobierno foral. “Este es un proyecto de hibridación multidisciplinar. Voy rompiendo barreras, abriendo lo escénico e incluyendo vídeo, instalación, performance”, señala, e insiste en que, ante todo, “es un proyecto de investigación escénica.

La segunda línea de trabajo tiene que ver con el concepto de archivo y ya ha desarrollado una pieza, Archivo. Intimidad del presente, que se ha podido ver hasta el 5 de mayo en el Centro Huarte y que aglutina vídeo, fotografía y una activación performativa. Todo este proyecto está dirigido por Esther Freixa i Ràfols, con el asesoramiento de Toni Cots, que, además, será su tutor en una residencia que le acaban de conceder para seguir investigando en el Teatro Laboratorio Nórdico que gestiona Odin Teatro.

un trabajo de vida Y es que Cuerpo-Documento es para Estitxu Arroyo un “trabajo de vida” que no acaba. De hecho, “estoy empezando a dar talleres con el material que he generado durante estos años” y que permitirá que otras mujeres “puedan experimentarlo y vivenciarlo”. “Esto para mí es una necesidad vital”, continúa, y remarca que no es bailarina en absoluto. “Trabajo desde el cuerpo, soy profesora de yoga y lo integro en lo que hago hasta el punto de que estoy entrando en una fase en la que siento que hago meditación escénica. El cuerpo es la herramienta con la que el actor o performer transmite lo que quiere contar”, indica. Desde que comenzó con este proyecto, la creadora ha llegado a varias conclusiones, “pero también me han surgido nuevas preguntas”. “El arte es una herramienta de conocimiento personal, y, en esta sociedad en la que únicamente se usa del cuello para arriba, solo trabajar desde el cuerpo hace que todo se mueva, es un vehículo de experiencia y conocimiento infinitos”, dice.