pamplona - La productora navarra ha impulsado la primera edición de Rincones y recovecos a partir de la idea de la compañía asturiana y con la intención de hacer disfrutar de las artes escénicas de manera diferente y en un espacio singular, en este caso el parque histórico ubicado en el centro de Pamplona. El público está invitado a vivir el festival entre esta tarde y el domingo.

¿Cómo nació Rincones y recovecos en Gijón?

-Nosotros -Teatro del Cuervo- hicimos Tienda 47, que también estará aquí estos días, como un espectáculo de inmersión en un espacio no convencional. Y vimos que hay un público que quiere ver formatos diferentes que no consistan en sentarse en una butaca a ver qué le cuentan. Dándole vueltas a esa idea, pensé en que podríamos hacer un festival con esta clase de propuestas para intentar buscar otro tipo de públicos. En Gijón hay un espacio que se llama La Laboral, que es singular en sí mismo, y les planteamos que queríamos hacer algo peculiar, llevando alguna caravana, una carpa, modificar algún rincón para que se viera algún espectáculo... Les pareció bien, pedimos ayudas y en septiembre del año pasado celebramos la primera edición.

Con mucho éxito.

-Sí. Funcionó muy bien, especialmente con público familiar, vendimos casi 3.000 entradas en dos días. Este año, en la segunda edición, queremos acercarlo un poco más a público adolescente para no solo vengan las familias, que ya están muy acostumbradas a ir a ver espectáculos porque en Gijón se celebra Fetén (Feria Europea de Artes Escénicas para niñas y para niños).

¿El objetivo también es llevar a ver artes escénicas a personas que quizá de otro modo no entrarían en un teatro?

-Sí, y también queríamos generar la sensación de festival. Tú entrabas en La Laboral y podías asistir a varios de los once espectáculos que se estaban celebrando allí. Había una cafetería, unas obras duraban cinco minutos, otros veinte... Se generó un ambiente de plaza muy bonito, en el que la gente se encontraba, hablaban, comentaba lo que había visto... Fíjate que el año pasado nosotros cobramos las entradas por espectáculo, como se va a hacer este primer año en Pamplona, pero en la segunda edición hemos decidido hacer un abono.

¿Y qué les pareció cuando Tdiferencia les comentó que querían traer su idea a Pamplona?

-(Sonríe) Nos conocimos en Mercartes, donde nosotros presentamos el proyecto, y nos comentaron que ellas estaban pensando en hacer un festival en Pamplona y les había gustado mucho nuestra idea. Y nos encantó sobre todo cómo nos lo dijeron. Porque una persona puede ver una idea, copiarla, no decir nada y hacerla. Pero ellas querían contar con nosotros desde el principio, que estuviéramos en la producción y que hermanásemos los festivales. Y nos hemos compenetrado muy bien, ambas compañías tenemos filosofías muy parecidas.

¿Qué pensaron cuando visitaron la Ciudadela por primera vez?

-Nos gustó mucho porque está lleno de rincones y recovecos y es un espacio histórico que se puede convertir en escenario de un festival. Desde Tdiferencia nos comentaron que de momento solo tenían seis propuestas, pero les dijimos que lo importante es arrancar. Nosotros tuvimos once porque muchas compañías manifestaron interés por venir, aunque no se les pagara el caché. Arriesgaron y aquí se trata también de eso, de apostar. En Pamplona vamos a empezar con ola de calor, pero tendremos elementos de agua y la gente estará fresquita.

Que la gente se anime a venir a ver algún espectáculo, pero también a estar, a reunirse, a generar ambiente de festival, en definitiva.

-Eso es. Las personas que vengan a las funciones de la mañana o directamente a mediodía se pueden quedar a comer si les apetece, porque habrá foodtrucks. Y si tienen ganas, podrán ver seis espectáculos en un día o en dos, depende.

¿Son espectáculos para distintos tipos de públicos?

-Sí, hay mucha diversidad. El público a partir de los 8 años sale ganando porque hay una variedad muy grande, pero también hay espectáculos pensados para niños muy pequeños, como El secreto de Nanna, que dura diez minutos y no puedo contar más porque es un secreto... Estas funciones en general tienen un poder especial, los espectadores está muy cerca de los actores. En nuestro caso, les llevamos al campo de batalla, están con nosotros en las trincheras y sienten la historia de una manera distinta que si se sientan en una butaca sin más.

¿La filosofía de Teatro del Cuervo es, precisamente, llegar a todo tipo de públicos?

-Sí, pero nos estamos especializando en la franja de adolescentes entre 12 y 45 años (ríe), porque es el público que habitualmente no va al teatro. Y las bases de nuestro trabajo son la honestidad, contar historias que nos apetece compartir y usar todos los recursos que hay para contarlas. Y siempre jugando con el valor máximo del teatro, que es la imaginación. No hacemos grandes escenografías, sino que sugerimos y el público tiene que ir completando la historia. El teatro tiene que hacer preguntas, no contestarlas. Y tenemos una forma de trabajar muy colectiva en la que cada miembro de la compañía realiza una tarea propia, pero a la vez entre todos hacemos equipo. Esto también nos recuerda mucho a Tdiferencia, por eso nos hemos entendido muy bien.

En el curso que ha impartido en la Sala de Armas, ha insistido en la importancia de tener unos cimientos sólidos para luego ir creciendo poco a poco. Y lo valiosa que es ser capaz de llevar la experiencia íntima al escenario. ¿Cómo se hace esto?

-Lo importante es saber caminar, hablar, expresarse, conocer tus emociones y controlar tu cuerpo. A partir de ahí, de esos cimientos, puedes hacer Hamlet, Yerma o Ricardo III. Sobre la intimidad, estos días les contaba que cuando uno susurra al oído de alguien, es muy fácil mantener lo primerizo; el problema es que ese susurro lo tengo que levantar, abrir y me tienen que escuchar 700 personas sin perder esa conexión con lo que estoy diciendo. Lo importante para conseguirlo es tener confianza en lo que digo y honestidad, es decir, esto es lo que tengo y esto es lo que os doy, no querer ser lo que uno no es. Si no partes de lo que eres, es muy difícil conectar con el espectador.