madrid - El presidente del Instituto Cervantes, Luis García Montero, se comprometió ayer a convertir todas las sedes de la institución en “ámbitos de libertad”, incluso en aquellos países en los que está presente el instituto pero no se respetan los derechos de las personas LGTBI.

Así lo aseguró en un acto en el que el Instituto Cervantes se sumó a la celebración del Día Internacional del Orgullo de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (LGTBI), y que fue presidido por el ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska.

García Montero explicó que la labor de la institución no es sólo extender el vocabulario y la cultura española, sino también expandir “una determinada forma de entender el idioma” y la democracia española. “Nuestro trabajo es mostrar la mejor cara de España en todo el mundo”, declaró.

Como ejemplo de esa “buena cara”, recordó el logro conseguido en 2005, cuando se legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo, que convirtió al país en un “pionero” entre los de su entorno en materia de derechos del colectivo. “Pero las conquistas se hacen cada día”, señaló, para apuntar que “no hay cosas irreversibles”. Por eso, lamenta que haya ahora que enfrentarse a personas que “confunden la tradición con el tradicionalismo”.

En muestra del apoyo del Instituto Cervantes al colectivo LGTBI, la institución anunció que acudirá el próximo sábado 6 de julio a la manifestación del Orgullo con su propia pancarta, bajo el lema “Por la igualdad de los trabajadores del Servicio Exterior y sus familias”.

A este tema, se refirió el subdirector de Relaciones Internacionales del organismo, Philippe Robertet, que destacó las dificultades que tienen algunos empleados de la administración en ciertos países, concretamente a la hora de inscribir a sus parejas o hijos. De hecho, se creó el programa Exteriores LGTBI para atender a estos funcionarios que trabajan fuera del país.

Durante todo el acto se recordó la obra de poetas como Gloria Fuertes, Gil de Biedma y García Lorca. Además, participó la poetisa de la nueva ola de escritores españoles, Elvira Sastre, que recitó una de sus obras, Yo amo a una mujer.

libros para no perderse Sobre escritores también habló Grande-Marlaska, que aseguró que los libros fueron los responsables de “que no se sintiera desgraciado” y que “no se perdiera”. El ministro habló de los “miedos” que siente la gente del colectivo recordando su visita en 1994 al club Stonewall, en donde se produjeron las revueltas que se conmemoran en el día del Orgullo. En este sentido, insistió en que los derechos conquistados no son “para siempre” y ha alertado de aquellos que quieren “revertirlos”. “Tenemos que seguir luchando”, concluyó. - Efe