san sebastián - El director de cine Woody Allen inicia hoy, 10 de julio, en San Sebastián el rodaje de su última película convencido de que, por encima de su edad y de campañas en su contra, seguirá trabajando hasta el final de sus días. “Probablemente me muera en medio del montaje de una película o en un plató, rodando”, afirmó el realizador ayer en Donostia.

Allen se sometió a una rueda de prensa de presentación de su nuevo proyecto acompañado por el fundador de Mediapro Studio, Jaume Roures, principal productor de este trabajo, y de parte del elenco con el que filmará su nueva película, caso de las actrices Elena Anaya y Gina Gershon y de los actores Sergi López y Wally Shawn.

Fiel a su leyenda, Allen llegó a la convocatoria ante los medios con pasos cortos e indecisos, un jersey de lana gris y su característico gorro de lluvia, que no se quitó ante los reporteros gráficos, esforzándose por levantar la vista del suelo, mientras le flanqueaban, con la más amplia de sus sonrisas, las principales autoridades de la ciudad: el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, y el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano.

siete días a la semana Ya sin el gorro, Allen se mostró distendido en una rueda de prensa en la que no se mostró por ninguna de las cuestiones que le persiguen en los últimos años, desde que las denuncias por abuso sexual hechas públicas por su hija adoptiva, Dylan Farrow, le hayan acarreado un vacío en su país, Estados Unidos, donde no ha podido estrenar su anterior trabajo A Rainy Day New York, que, sin embargo, sí llegará a las salas en Europa. Todo este ambiente y su edad, 83 años, no le han hecho plantearse la retirada. “Nunca pienso en jubilarme, nunca, no es algo que se me haya ocurrido”, explicó el realizador neoyorquino, que añadió que trabaja “siete días a la semana”. “No pienso en detenerme, no pienso en movimientos políticos, sociales, no estoy equipado mentalmente para tener una visión profunda de esos conflictos, yo trato de relaciones humanas, de la gente, de la comedia”, sostuvo. En ese sentido, destacó que en su carrera no ha importado lo que haya sucedido con su “mujer, hijos o la política”. Por este motivo, auguró que “probablemente” morirá “en medio del montaje de una película” o “en un plató, rodando”.

Woody Allen ha encontrado en San Sebastián un lugar en el que poder trabajar con comodidad, ya que, como ha confesado en múltiples ocasiones, no lleva bien ausentarse de Nueva York. “Tuve que pensar en algún lugar en el que podía estar bien y cómodo durante el verano, recordé haber estado aquí un par de veces o tres en el festival y recuerdo la hermosísima ciudad y ese encanto especial”, afirmó, y se refirió también al bienestar de su familia durante este tiempo. “Vivir aquí durante unos meses es toda una experiencia, un placer absoluto”, aseguró.

A partir de esas impresiones, el realizador escribió una historia ambientada en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián -el que le agasajó con el Premio Donostia en 2004-, que Allen convertirá en el escenario de una comedia romántica de la que se ha resistido a avanzar detalles. “Es una comedia romántica sobre personas de Estados Unidos que llegan a San Sebastián al festival y los acontecimientos tienen resonancias cómicas en sus vidas, en su matrimonio y con las personas que se encuentran aquí”, dijo. La película no tiene título, aunque al proyecto lo denominó de manera provisional El festival de Rifkin, en alusión a uno de los personajes.

San Sebastián y su entorno, “los lugares del festival, pero también zonas verdes y el mar”, tendrán un protagonismo destacado. “Quiero presentar al mundo mi visión de San Sebastián, que es una visión del paraíso, igual que hice en su momento con Nueva York”, avanzó el director estadounidense. Allen aprovechó la comparecencia de ayer para tirar de la oreja a los responsables de los festivales de cine -con José Luis Rebordinos, el director del Zinemaldia, atento en la sala- para conminarles a que se vuelva a la esencia de certámenes que apuesten por “representar la forma más elevada del cine como arte” en lugar de primar aspectos comerciales.

Allen pasó de puntillas por todas las cuestiones políticas, aunque consideró que “el clima político tan tenso” que se vive en su país no perjudica al humor, sino más bien al contrario, “crea humor satírico de primerísima calidad”. “Los malos tiempos van bien para la comedia”, apostilló.

“decisiones propias” En cuanto al reparto que ha escogido para su nuevo largometraje, de la actriz palentina Elena Anaya señaló que la había visto en La piel que habito, de Pedro Almodóvar, y, aconsejado por su equipo, le ofreció un papel en un guión que la actriz española definió ayer como “una de las historias más bonitas” que ha leído “jamás”. Anaya aceptó de inmediato, por encima de vetos y boicots: “Creo en la vida, creo en la justicia y como actriz soy responsable de los trabajos que elijo, que los elijo por el guión”, aseveró con rotundidad, al tiempo que confesó que conoció el lunes al director y lo considera “una persona absolutamente entrañable, un genio, una leyenda”.

Gina Gershon, que se dio a conocer al gran público por su papel en Showgirls y trabajado en filmes como Jungle Fever y Lulu on the bridge, entre otros, también admitió cumplir un “sueño” con la llamada de Allen, a pesar del ambiente político de su país, con la llegada de Trump; una época que calificó de “locura” y de “tiempos salvajes”. “Soy muy consciente del tema de la mujer y estoy encantada de estar aquí y de ser parte de este equipo. Hay muchas cosas buenas que están saliendo de esos movimientos -en alusión al Me too-, pero es importante que haya discernimiento y que la gente tome decisiones propias”, zanjó.

También acudieron a la concurrida cita con la prensa otros componentes del elenco como el catalán Sergi López y el estadounidense Wally Shawn, habitual en la cinematografía de Woody Allen. Faltaron el austríaco Christophe Waltz y el francés Louis Garrel. El rodaje de la película de Allen arrancará hoy en San Sebastián y se extenderá hasta el 23 de agosto en varias localizaciones de la provincia de Gipuzkoa, como Pasaia y Zumaia. La película, la cuarta que Allen realiza junto a Mediapro, estará lista para su estreno en “aproximadamente 10 meses” y será distribuida internacionalmente por el grupo que administra Jaume Roures y FilmNation. El cineasta indicó que no sabe lo que ocurrirá con el filme en EEUU porque “no tengo ningún control al respecto”.