Ana Oliveira Lizarribar

pamplona - Oskar Alegria estrenará su nueva película, Zumiriki, en el Festival Internacional de Cine de Venecia, donde competirá en la sección Horizontes. En este trabajo, el navarro regresa al paraje de Gorriza-Iriberri, en Artazu, donde pasó su infancia, solo que ese lugar ha cambiado y la pequeña isla en medio del río -a la que se refiere el título- ha desaparecido y no existe más que en su memoria.

El director de Emak Bakia, ópera prima con la que obtuvo 17 premios en todo el mundo, pasó cuatro meses -entre mayo y agosto de 2018- en el bosque. Habitó en una cabaña construida previamente con ayuda de “un maravilloso auzolan de amigos y cómplices” y transportada a través del río, sobre el que se suspendió con vistas a los cuatro árboles que, como mástiles de un barco sumergido, sobreviven como testigos de otro tiempo. En la orilla más inaccesible de este “pequeño paraíso todavía milagrosamente intacto” vivía Francisco Albistur Albistur, un hombre aferrado a la tierra, en comunión con ella, que para el niño que fue Oskar Alegria y que sigue siendo en esos recuerdos, era la encarnación de un héroe misterioso. Un tipo que no sabía nadar, pero volaba sobre el río atado a una sirga, conservaba la carne bajo tierra, cazaba conejos a lazo y siempre iba acompañado de un zorro. Un personaje en extinción, igual que los cuatro pastores del Pirineo que protagonizan un capítulo del filme y del que el director captura sus últimas noches al abrigo de su borda, haciéndoles una última pregunta.

En esa margen del Arga se instaló el realizador. Sin dinero, sin hablar, sin carné de identidad, sin luz, sin llaves y con un pequeño huerto, dos gallinas, un reloj parado, comida en lata, 70 libros, baterías y paneles solares para recargarlas, una cámara principal y cuatro de fototrampeo para espiar a los animales y convertirse en uno más en el bosque. Así vivió y así plasma este regreso a lo salvaje en el que descubrió que hay un elemento crucial: una silla. Porque esta es “una película sobre la espera”. Y sobre los milagros. “Mi primera película está hecha por un cazador que se lanza en busca de una casa, donde Man Ray rodó una misteriosa película. Esta segunda es más la obra de un pescador, alguien que se queda inmóvil y practica el nombre arte de la espera; más que caminar hacia el tesoro, se trata de convocarlo”. Azar frente a paciencia.

filmar dos veces Alegria toma el testigo de su padre, que recogió el término de zumiriki -isla en el centro del río- en un diccionario de palabras de la zona. Jesús Alegria Armendariz filmó películas en súper 8 en las que recogió la vida familiar y los nombres que daban a plantas, flores, lugares... El hijo toma el relevo y completa la historia desde la otra orilla. “Filmar para vivir dos veces”.