Imaginario. Si uno acude a la RAE y busca el término, encontrará la definición de “repertorio de elementos simbólicos y conceptuales de un autor, una escuela o una tradición”. Ahora bien, si uno se acerca al Pabellón de Mixtos de La Ciudadela, se topará con otro tipo de Imaginarios: los de una exposición que viaja por cuatro décadas de la ilustración en Navarra, que no ilustración navarra. La muestra, que puede visitarse hasta el 22 de septiembre, reúne a 44 autores y autoras locales de diversas generaciones. Y esta convivencia de sus obras por primera vez en un mismo espacio, reivindica precisamente el universo gráfico y creativo propio de cada uno de sus ilustradores. De hecho, muchos de ellos no se conocían entre sí. Hasta ayer, que se inauguró la exposición.

No están todos los que son, pero sí son todos los que están, se excusó Javier Pérez de Zabalza, comisario de la exposición Imaginarios. Panorama de la ilustración en Navarra. Suya ha sido la ardua tarea de investigar y seleccionar a los protagonistas de la muestra, en una propuesta que cuando la recibió le pareció “descabellada e inabarcable”, ya que nunca antes se había realizado un evento similar en cuanto a ilustración en la Comunidad Foral.

Sí se marcó dos pautas: la primera, “dejar fuera todo talento circunscrito al humor gráfico, al cómic, al muralismo, infografía o diseño gráfico, ya que son disciplinas con una identidad que quizá merezcan su propia exposición”. Y el segundo criterio, que fuesen creadores en activo. Finalmente, la exposición reúne a 44 artistas, tanto veteranos referentes como Pedro Osés y Joaquín Resano, o nuevas voces como Cristina Jiménez, Natalia Zaratiegui o Myriam Cameros, galardonada con el Premio Bruguera.

“La intención no es elaborar un canon, sino ofrecer un panorama lo más amplio posible de la ilustración en Navarra”, explicó Pérez de Zabalza, para añadir que la inauguración que tuvo lugar ayer, serviría también como un punto de encuentro y de presentación para muchos de los ilustradores, ya que “trabajan en su propio mundo y a pesar de conocer los trabajos de otros, no se conocían personalmente”. Muchos de los autores desarrollan su labor medios gráficos y digitales, en cartelismo, en el álbum ilustrado o incluso diseñando fondos para obras de teatro. Eso sí, lo hacen “cada uno con su propia voz y con un estilo reconocible y eso es precisamente lo que tienen en común: su singularidad”. De ahí el título de la exposición.

recorrido por la muestra La muestra está ubicada en la planta baja y primera del Pabellón de Mixtos y plantea un recorrido en el que las primeras salas son un acercamiento a las obras más circunscritas al álbum ilustrado en su aspecto de libros infantiles, mientras que en la planta de arriba se exponen los autores más heterodoxos, que exploran la ilustración de manera más libre. Además, en esta planta se ha colocado también una pequeña biblioteca como punto de lectura en la que, con la colaboración de Civican, hay varias obras editadas de varios autores de la muestra. Por último, ilustradores como Miren Asiáin, Jon Juárez, Liébana Goñi y Nicolás Aznárez han diseñado cuatro vinilos para la muestra, que lucen en las paredes de las diferentes salas del pabellón.

Originalmente se pidieron tres obras a cada artista, aunque algunos finalmente han expuesto alguna más. Algunos han optado por mostrar sus trabajos más representativos e icónicos, mientras que otros se han lanzado a exponer sus últimas creaciones, o incluso trabajos originales que todavía no se han publicado. De hecho, autores como Carlos Puig y Sergio Gontz también muestran material inédito, como cuadernos que reflejan el proceso de su trabajo, y que hasta ahora no habían salido de los cajones de sus estudios.

Como un viaje gráfico, en la primera planta se puede encontrar desde las ilustraciones de Caperucita que Joaquín Resano realizó para la edición ¿Me grabas con la cámara que quiero contar un cuento?, a los trabajos de artistas como Mikel Santos Beltaz o José Ángel Labari Jali, quizá más conocidos por su trayectoria artística relacionada con el cómic, al papercut y recortes de papel de Mila García... o el trabajo de Maite Mutuberria, quien habitualmente se dedica a la ilustración de proyectos educativos y de literatura, pero que en Imaginarios muestra una serie de ilustraciones más adultas, inspiradas en la ansiedad y realizadas en blanco y negro.

Por su parte, en la planta de arriba, además de la mencionada biblioteca, se encuentran las obras de autores como Javier Muñoz, que juega con el óleo y collage; Mikel Murillo, que muestra sus trabajos tanto en un boceto a bolígrafo como en su resultado final digitalizado y a color; o de Adam Kozinski, en cuya obra se dan cita el dibujo, el cartelismo y la ilustración.

Muchos de estos trabajos, entre los que hay tanto láminas originales como reproducciones de máxima calidad, aterrizan en la muestra tras haber sido publicados en TMEO, The Boston Globe, El País, Berria, Makoki, The Guardian o tener protagonismo en novelas gráficas, pancartas sanfermineras y carteles de toda índole.

homenaje a editoriales La muestra, además de reunir cuatro décadas de ilustración en Navarra, es también un homenaje a todas esas editoriales que han apostado tanto por la ilustración como por la producción propia. Es el caso, recordó Pérez de Zabalza, de Pamiela, Txalaparta, Elkar, Ibaizábal, Cénlit/Denonartean, Jalabali y Ken. Recordó también el importante papel del reconocimiento anual que supone el Premio Etxepare, así como la labor divulgativa de bibliotecas públicas, librerías especializadas y docentes.