cantos de amor y libertad. El empoderamiento femenino protagonizó ayer uno de los grandes clásicos de Verdi, dirigido por Paco Azorín y con Riccardo Frizza a la batuta de la Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu. La Traviata, que ofrecerá una última función mañana, reunió a un elenco encabezado por la soprano rusa Ekaterina Bakanova, el tenor René Barbera y el barítono estadounidense Quinn Kelsey. Si algo tiene claro Azorín con su versión es que pretende huir de los tópicos para contar una historia de amor bajo una nueva perspectiva, la de una mujer liberada.