Barcelona - Su extraordinaria voz se apagó para siempre el 6 de octubre de 2018, hace un año. Sin embargo, el recuerdo de la soprano Montserrat Caballé perdura y sus interpretaciones de los grandes roles femeninos de la lírica siguen en la memoria de los aficionados a la ópera.

En este período, la cantante ha recibido diversos homenajes póstumos, desde el celebrado en la catedral de Barcelona en noviembre pasado a otro en el Gran Teatro del Liceu, su casa, donde las principales figuras del universo operístico resaltaron en abril que su huella nunca se borrará.

Pero no han sido los únicos, puesto que los principales teatros operísticos del mundo también le han dedicado algunas de sus obras.

Además, Barcelona le entregó a título póstumo la Medalla de Oro de la ciudad, una distinción que recogió su viudo Bernabé Martí, acompañado por sus hijos, y el PSC ha pedido que le dediquen una calle, que se cruce en la intersección del Parque de Glòries con otra bautizada con el de Freddie Mercury, con quien interpretó el ya clásico himno Barcelona.

Humana y eterna, en estos 365 días desde su desaparición ha habido otros momentos en los que su nombre ha sido pronunciado con veneración, como cuando la soprano norteamericana Sondra Radvanovsky, antes de estrenar en julio en el Liceu Luisa Miller, de Giuseppe Verdi, no escondió que la catalana fue una maestra para ella, alguien de la que no ha dejado de aprender.

De hecho, su amiga Teresa Berganza es de las que cree que “ha dejado un silencio que duele, pero su voz seguirá emocionando a las generaciones venideras”, según precisó en el homenaje del coliseo barcelonés en abril.

Otros, como el director Zubin Mehta tienen claro que no podrán nunca olvidar “ninguna” de las actuaciones que compartieron, desde una Salomé en Roma a una Novena sinfonía en Nueva York, todas ellas grabadas y a disposición de los melómanos.

El nuevo director artístico del Gran Teatro del Liceu, Víctor García de Gomar, destacó que, cuando hace veinte años “un terrible incendio arrasó el edificio, todos recordamos el abrazo que se dieron quien fue nuestro director general Josep Caminal y nuestra querida Montserrat Caballé”.

Ese “fatídico día de 1994 acabó con un edificio, pero quedarán para siempre en la memoria colectiva todas esas noches doradas que nos regaló la Caballé”, agregó García de Gomar.

En el primer aniversario de su fallecimiento, Víctor García de Gomar quiso tener un “recuerdo especial” para “nuestra soprano más internacional, alguien que nunca faltó a la cita y a los llamamientos del Liceu y de su público”.

“Nos regaló noches y noches irrepetibles -prosiguió- y por esto en la nueva producción de Turandot del artista Franc Aleu, que inaugura mañana la próxima temporada del Liceu, la tendremos en nuestra cabeza y en nuestro cuerpo. Su voz y su sonrisa nos acompañarán en el futuro y para siempre”.

Nacida en el barcelonés barrio de Gràcia el 12 de abril de 1933, Caballé fue una de las grandes voces líricas del siglo XX, una diva que habló de tú a tú con otros mitos como Maria Callas, Joan Sutherland o Renata Tebaldi, tanto por su calidad vocal como por su dominio de la técnica.

En sus más de cincuenta años de carrera, interpretó cientos de óperas y conciertos en los principales teatros del mundo junto a las mejores orquestas, gracias a un repertorio que abarcaba cerca de 90 papeles correspondientes a más de 40 óperas. - Efe