hace un mes largo que Arús puso en marcha la segunda edición de su programa en La Sexta con un estilo próximo, sonriente y cercano; programa cargado de humor, situaciones pintorescas y ganas de hacer llevadero el despertar de los días laborables, en un ejercicio de televisión sencillo de realizar, en base a una retahíla de vídeos desde las siete y media y hasta las once, momento en que aparece en pantalla el poderoso García Ferreras y su magazine informativo Al rojo vivo para incendiar los televisores con polémicas, choques dialécticos y entrevistas calentitas al fragor de la actualidad. Alfonso y su amplia corte de colaboradores-tertulianos-comentaristas llevan la mañana a buen puerto, a base de intervenciones más o menos jocosas, impregnadas de buen humor y chistosos comentarios bajo la experta y segura batuta del veterano conductor de la tele, dominador del arte de reciclar vídeos a tutiplén.

Frente a este estilo extrovertido, directo y fresco se mueve en las sombras de la noche, Carlos Sobera al frente de First Dates o primer contacto entre dos seres humanos que buscan amor, sexo y calor humano, que unas veces lo consiguen y otras se estrellan contra la cruda realidad. Y todo ello conducido por Sobera, que lleva más de cinco mil encuentros amorosos en plató y más de mil quinientas parejas formadas al hilo de la cena de cuarenta minutos para atraer la atención del otro, y salir airosos de la cita. Sobera ejerce de anfitrión celestinesco con un deplorable guion que arrastra como puede el insigne vizcaíno, que próximamente cambiará el restaurante por las cubiertas de un transatlántico navegando por el proceloso mar camino de la felicidad. Un producto de Warner Bross que triunfa en numerosos países, de una sencillez apabullante; divertimento televisivo, en el que se mueve como pez en el agua el conductor con estilo bien diferenciado; uno, fijo en su silla de presentador durante cuatro largas horas, otro zascandileando por las meses del comedor de Cupido.