pamplona - El sector cinegético de la Comunidad Foral mira con recelo la próxima convocatoria de ayudas a entidades sin ánimo de lucro de carácter ambiental, prevista para enero. Estos fondos, de 90.000 euros, se reparten entre la prevención de los daños del conejo y los proyectos de mejora del hábitat propuestos por las sociedades de cazadores. Sin embargo, una decena de cotos se quedaron este año sin poder acceder a ellos dado que las solicitudes para prevenir los daños agrícolas acumulan buena parte de esa partida.

Hasta ahora, la demanda se colocaba siempre por detrás de la oferta, pero los cazadores están dando nuevos pasos en su impulso por avanzar en la protección y en una mejor conservación del medio ambiente, que repercuta no solo en beneficios para las especies cinegéticas, sino también en un equilibrio medioambiental que favorezca la correcta evolución de la naturaleza en Navarra.

No se trata de palabras huecas. Durante las últimas décadas, los cambios socioeconómicos en el medio rural han conformado un nuevo paisaje en diversas zonas de la geografía foral. El éxodo de los pueblos, el abandono de la ganadería extensiva (sobre todo la caprina), la disminución del aprovechamiento de leñas y el cultivo únicamente de los lugares más productivos o rentables ha contribuido a que la mayoría de los montes presenten en Navarra una densa vegetación enmarañada, de la que se han aprovechado jabalíes y corzos.

Ahondando en este contexto, la falta de interés económico ha propiciado que la gestión de los montes bajos haya ido desapareciendo, con consecuencias a tener en cuenta como la espesura excesiva o el embastecimiento de las masas forestales. Así, en Tierra Estella o en la Zona Media, los espacios naturales están dominados por formaciones de vegetación leñosa muy densa, con encinares sin aclarar y zonas de matorral engrosado. Aunque hay cotos, como el de Tafalla, Olite o Ujué, que están intentando revertir esta situación con medidas de mejora de hábitat.

Precisamente, frente a este panorama, los cazadores realizan periódicamente desbroces selectivos, que repercuten positivamente en el hábitat de los animales asociados a esos ecosistemas, al mismo tiempo que se evita la propagación de incendios forestales. Con estos cometidos, pretenden recuperar una estructura de vegetación más favorable para el conejo o la perdiz y otras especies no cinegéticas, intentando reducir la densidad de los matorrales y creando mosaicos pasto-arbustivos.

De estas labores sabe bastante el presidente de la Sociedad de Cazadores de Tafalla, Javier Baztán Esquíroz, que explica cómo sus 210 socios emprendieron este año un trabajo de limpieza de chaparros en 15 hectáreas del monte Plano, pese a no recibir ningún respaldo económico del Ejecutivo foral. “Hemos invertido unos 7.000 euros porque creemos que debemos actuar en este pulmón de la Zona Media, estableciendo cortafuegos y clareando la zona. Al final, es algo con lo que ganamos todos, los cazadores y la población, sobre todo en el tema de incendios”, subraya.

Su iniciativa no entró en las subvenciones del Gobierno al haberse agotado el presupuesto, ya que, debido al sistema de puntuación de la convocatoria, los proyectos de mallas metálicas o tubos de plástico con los que proteger los cultivos de los conejos siempre se sitúan por delante. Por esta razón, los cazadores reclaman al departamento de Medio Ambiente que separe estas dos ayudas, formando dos partidas diferenciadas para que los planes de mejora de hábitat no acaben sin apoyos.

“Nos estamos moviendo mucho. Si se puede, el año que viene vamos a seguir haciendo más cosas, como siembras de cereal, y trataremos de negociar con el Ayuntamiento de Tafalla y con Aguacanal. Estamos por la labor, nosotros y otros cotos de Navarra, de sacar adelante proyectos que benefician a la naturaleza, y no nos parece correcto que nos quedemos a dos velas”, critica Baztán.

Desde la Federación Navarra de Caza (FNC) apuntan que están trabajando para que se amplíe la partida presupuestaria destina a mejoras del hábitat, al considerarla muy escasa, y lamentan que haya habido proyectos viables de varias sociedades de cazadores que se hayan quedado sin subvención. Asimismo, apuntan que la conservación del hábitat supone el primer paso para un mantenimiento adecuado de las poblaciones de las especies cinegéticas, y remarcan que es muy importante para el éxito de estas actuaciones que se sigan realizando trabajos similares para conservar los logros obtenidos.

En este sentido, aplauden la apuesta de los responsables de la gestión de los cotos por llevar a cabo una caza planificada y ordenada, además de ética y deportiva. “Desbroces selectivos, parcelas de siembra, zonas de reserva y refugio, aporte de agua mediante balsas? Todas estas iniciativas son trabajos cada vez más generalizados entre los cazadores y contestan a los mensajes populistas y vacíos de contenido de los colectivos animalistas”, expone Aitor Merino, asesor de la FNC.

En su opinión, “es necesario que la sociedad conozca la importancia del sector cinegético y el papel de los cazadores para la conservación de la biodiversidad”. “Todos tenemos derecho a disfrutar de un medio ambiente en buen estado, así como el deber de conservarlo. Los cazadores estamos demostrando una vez más nuestro compromiso con la naturaleza, protegiendo y mejorando los ecosistemas”, concluye. - F.N.C