madrid - Recorrer la vida de Miguel Delibes pedaleando junto a él es lo que nos propone el periodista y escritor Jesús Marchamalo y el ilustrador Antonio Santos en Delibes en bicicleta, una semblanza literaria en la que muestran la manera “muy demorada” que tuvo de enfrentarse a la vida y al mundo.

Y en 45 páginas ambos han logrado condensar la vida de unos de los escritores más importantes de la literatura mundial gracias a una manera diferente de mirar el género biográfico: desde la pasión de Delibes por la bicicleta, una metáfora de cómo vio a lo largo de sus 89 años el mundo.

Tras siete años publicando estas pequeñas, pero grandes, biografías en la editorial Nórdica, este año tenían “claro” que era el escritor vallisoletano el gran protagonista de esta cita anual, así que Diego Moreno (editor), Antonio (ilustrador) y él se conjuraron para sacar adelante esta obra que llega en pleno año del aniversario de su nacimiento. “Es una semblanza literaria muy personal, no una biografía”, relata a Efe. Así, Marchamalo se puso manos a la obra contando no sólo con todo el material existente sobre el escritor, tanto sus libros como todo lo publicado sobre él, sino también echando mano de su propia experiencia con el autor de Los santos inocentes. “Lo conocí hace 20 años porque tuve el honor de que me dieran el Premio Nacional Delibes, así que tomé café con él porque no acudió a la entrega de los premios, pero sí que invitaba a los galardonados a su casa. Fue una delicia conocer su mundo”, cuenta Marchamalo. Tras ese café vinieron una serie de cartas a las que respondía Delibes “con una letra singularísima muy difícil de entender”. Aunque lo de abordar su biografía a través de la pasión de Delibes por la bicicleta le surgió de una “manera muy intuitiva” ya que este medio de locomoción “formaba una parte importante de su vida, muy de acuerdo con su manera de ver la vida, demorada”. Pero, destaca, hay un libro muy especial, Mi querida bicicleta, en el que Delibes cuenta cómo aprendió a montar una mañana en que su padre le enseño con un solo consejo: que no mirara a la rueda nunca.

Así, con la bicicleta como hilo conductor, el lector irá recorriendo kilómetros de carreteras junto él y conocerá pasajes de su vida como cuando en el verano de 1941 recorrió algo más de 100 kilómetros para visitar a la que entonces era su novia. También conoceremos a su abuelo, su pasión por la caza, por la ecología o la tradición de su familia de celebrar todos los años una carrera en la que recorren esos celebres 100 kilómetros que separan Sedano de Molledo-Portolín y gritan al unísono en la primera pedalada “Aúpa Delibes”. En cuanto a las ilustraciones de Santos, aportan una narrativa añadida ya que “nunca las hace a partir del texto, sino a partir de su lectura del personaje”.