Tudela - Con el convencimiento de que su película se ubica en un lugar de cruce entre el cine comercial y el “demasiado artesanal sin vocación de público y situado en la zona de confort” y lejos del “cine español polarizado entre ambas tendencias”, Oliver Laxe presentó ayer en la 26ª Muestra de Cine Español Lo que arde, acompañado de la ganadora del Goya a la actriz revelación Benedicta Sánchez (84 años, “yo digo 48, porque soy disléxica”). En su tercera película decidió buscar en sus ancestros y en sus raíces con una historia de fuego, de personas, de silencios y de naturaleza donde Benedicta, brilla con luz propia, junto a la fotografía y a la calma. Aunque no se ha destacado subyace en Lo que arde, un importante espíritu ecologista. “Hay muchos tipos de incendios, políticos, de negligencias, de accidentes, pero también los generados por el cambio climático que llaman de sexta generación y que tienen su propia climatología dentro y que son imparables. Habrá cada vez más de estos. Si, es cierto, tiene la película cierto sabor apocalíptico”.

cine industrial Para este actor-director nacido en París pero de familia y alma de Ancares (Galicia) en la actualidad hay mucho cine que se consume como la bollería industrial cuando él defiende un pan más artesano trabajado con la masa madre. “Hay gente que le gusta la baguette blanca de supermercado y no voy a ir en contra de que exista, aunque todos estamos de acuerdo que es mala para la salud. Cada creador, productor o realizador ha de plantearse si quiere hace cosas buenas para la salud y servir u otra cosa”, señaló. Desde este parámetro de comparaciones, Laxe apuntó que los premios en Cannes les han dado cierta legitimidad de cara a la industria, “hemos confiado en el espectador, en la gente. No paran de decirnos que lo que más se vende es la baguette, pero eso no quiere decir que todos la tengamos que comer. Muchos productores que hacen vino Don Simón, luego en su mesa ponen un buen vino. Sé que la gente tiene un buen paladar, que tienen ser y alma. No han parado de decirnos ‘el espectador quiere esto’, pero estamos viendo que el espectador es más complejo”. En este sentido destacó que la presencia de Benedicta ha sido una unión de lo industrial con lo artesanal, “ha sido muy bonito ver a Benedicta en medio de los Prada y los Gucci”.

Benedicta, que lo primero que dijo al llegar es “qué lejos esta Tudela”, respecto a su Lugo natal, señaló que protagonizar Lo que arde “me ha dado la vida. Todo se lo debo a él. No podía imaginarme nada parecido, ni semejante. Son las sorpresas de la vida”, señalaba mientras miraba a Oliver, “ha sido un sueño maravilloso”. Mirándola Oliver Laxe añadió “son las películas las que mandan pero a mi me encantaría volver a trabajar con ella. Me gustaría ir a Ancares y creo que nos conocemos bien, creo que podríamos hacer cosas muy especiales”, recalcó ante la sorpresa de la propia Benedicta.

El realizador gallego destacó la implicación en el proyecto que tuvieron ambos actores, pese a la elevada edad de la protagonista, “fue un verdadero lujo el nivel de implicación de profesionalidad, de sacrificio. En mi corta experiencia nunca había tenido eso. Tuvimos ensayos durante horas bajo la lluvia y todo ha sido muy fácil. Ella hizo que creciera mucho el guión”.

Laxe destacó que son las películas las que piden qué tipo de actores han de tener, aunque señaló que los actores profesionales hubieran significado quizás menos realismo para la historia. “Conozco muy bien el valle, la manera de cocinar, de acariciar, de llevar el paraguas, de cortar el pan de sus gentes... y por eso era absurdo hacerlo con actores profesionales. Los actores tiene mucha esencia pero por eso acostumbran a cultivar la máscara y no necesitaba eso. Yo trabajaré con actores pero son las películas las que deciden”.