- Lluc Fruitós fundó Brodas Bros en 2006 junto a su hermano Pol. Poco después se incorporaron las hermanas Clara y Berta Pons. Hoy en día, y junto con el quinto elemento, Marc Carrizo, conforman una de las compañías de danza urbana más relevantes del Estado, con giras por todo el mundo y mucho baile en el cuerpo, tal y como demostrarán esta tarde en el Festival de las Murallas.

¿Qué es Dance is Life?

-Es una mezcla de distintos estilos de la costa oeste de Estados Unidos, como el popping o el locking. También haremos breaking, que es más de Nueva York. Mostraremos estos tipos de bailes, pero a nuestra manera y pasados por nuestro estilo de vida y nuestras vivencias, para mostrar que el hip hop se puede vivir de muchas maneras.

¿Y cómo definiría el hip hop de Brodas Bros?

-Hay quien ha dicho que hacemos hip hop mediterráneo porque tenemos ese toque cálido y de compartir con la gente, aunque el hip hop ya de por sí es una cultura de comunidad. Nosotros siempre lo hemos vivido desde un punto de vista muy positivo porque el baile nos ha dado cosas muy buenas y muy grandes, y es lo que queremos transmitir: esa pasión y disfrute, pero con mucha técnica y sincronización. Hay mucho trabajo detrás de nuestros espectáculos y conseguir que se vean sencillos y directos quizá es lo más difícil.

Claro, ante el público todo tiene que fluir.

-El flow es una de las cosas más importantes en el hip hop y cuando el baile fluye, eso se ve. Claro que, al ser dos hermanos y dos hermanas, ya contamos con una conexión especial.

¿Qué papel suele jugar el público?

-Normalmente intentamos interactuar mucho, pero, ahora, en estos tiempos de covid está resultando más complicado. Nosotros siempre buscamos la mirada. Por ejemplo, cuando estás bailando y un niño se ríe o te hace un gesto es una alegría. En este espectáculo estaremos cerca de la gente, todo lo cerca que podamos, guardando las distancias de seguridad, y aunque es verdad que con las mascarillas cuesta más ver las expresiones, ya hemos hecho algunas actuaciones y notamos si lo que hacemos está funcionando o no. Y claro que buscaremos la complicidad del público y que participe y baile. Además, en Dance is Life hay mucho espacio para la improvisación y si los espectadores responden bien, los bailarines nos motivamos y hacemos cosas diferentes.

Brodas Bros tiene propuestas para recintos cerrados y para la calle. Seguramente el aire libre tiene algo especial.

-Sin duda. El hip hop nació en la calle y es donde funciona estupendamente. También le van bien en escenarios, pero ahí ya se convierte en otro tipo de espectáculo. Cuando estás en la calle buscas esa cosa más pura. Bailar tan cerca del público es mágico, espontáneo y especial.

¿La calle sigue siendo su inspiración?

-Siempre. Tenemos muchos tipos de inspiración, porque no estábamos en el Bronx cuando todo este movimiento empezó y venimos de diferentes orígenes. Además, somos una compañía muy escénica, con espectáculos creados para teatros, porque siempre nos ha interesado mucho ese formato y todos los aspectos que implica. Pero en todos los viajes que hemos realizado a China, Japón, Corea o Guinea Ecuatorial hemos buscado compartir ratos con gente de allí para conocer sus bailes y sus culturas. Y esa es una inspiración constante.

¿Notan que todos estos años de giras les ha contaminado desde el punto de vista artístico?

-Totalmente. Mucha gente te dice 'vais a ir allí a aportarles', y es verdad, pero lo que nos aportan a nosotros es mucho. De cada viaje que hemos hecho hemos vuelto con la mochila llena. Por suerte, ya al principio de la compañía decidimos que teníamos que viajar a Nueva York y a Los Ángeles y también estuvimos en París y pudimos aprender de los creadores de los estilos que bailamos.

Hace poco estrenaron Around the World, un montaje marcado por la tecnología, pero sobre todo una vuelta a los escenarios. Habrá sido emocionante.

-Y tanto; acabamos casi llorando. Es un espectáculo técnicamente muy complicado con el que teníamos una gira de cuarenta bolos que se fueron anulando y aplazando, y poder volver a actuar en Barcelona tres días seguidos con muchísimo público fue muy, muy emocionante.

¿Qué han hecho durante los meses de parón?

-Hemos estado cuatro meses de parón y cada uno ha hecho cosas diferente. A mí me dio por producir música, que es algo que quería hacer desde hace tiempo; Clara se centró mucho en el yoga, y cada uno ha ido buscando sus cosas. Pero antes de volver a los escenarios estuvimos un mes trabajando la preparación física y cogiendo las coreografías de nuevo. Y aun así, al tercer día notamos que no llevábamos nuestro ritmo habitual. Vaya que sí lo notamos (ríe).

¿Qué queda de los Brodas de 2006?

-Quedan las mismas ganas que cuando empezamos. Y seguimos estando los mismos, los dos hermanos y las dos hermanas. Aparte tenemos un equipo y nos vamos rodeando de músicos y de otros bailarines, pero el núcleo y la filosofía son los mismos: nos encanta el hip hop y para nosotros este es un modo de vida y a la vez es nuestro hobby. Seguimos bailando por placer y por trabajo y el mayor cambio que hemos experimentado es que algunos empiezan a ser padres, pero lo demás permanece igual.

Entonces no les costará conseguir esa frescura que a veces algunas compañías pierden con los años.

-Por suerte seguimos con muchas ganas y con mucha frescura. El día que notemos que las perdemos, tendremos que plantearnos algunas cosas. Colaboramos con diferentes artistas y buscamos hacer proyectos que sean nuevos retos cada vez. Hemos actuado con una orquesta sinfónica y música clásica, con banda de funk, con otra de batucada y guitarra eléctrica, el último espectáculo tiene tecnología a tope... Nos encanta probar diferentes puntos de partida.

¿Qué peso tiene la estética?

-Es importante. La cultura hip hop se fija mucho en lo estético, con el grafiti, la moda... Nos gustan mucho la fotografía y el vídeo y en estos meses de encierro nos han permitido seguir en contacto con la gente a través de las redes sociales.

"Hay mucho trabajo detrás de los espectáculos y conseguir que parezcan sencillos es, quizá, lo más difícil?