o que en cualquier otra persona solo hubiera provocado un resoplido o un comentario de descontento, en el ilustrador navarro Carlos Cenoz Bermejo plantó la semilla de la determinación para escribir una historia que sale a la luz este año: El poder de Agartha. Una mala experiencia en el cine fue el catalizador del último proyecto artístico de Cenoz, un cómic de aventuras protagonizado por cuatro personajes que luchan por encontrar un tesoro.

"Salí de ver la película y me pareció que, actualmente, en las tramas aventureras se priman más los efectos especiales que las historias. Lo único que se hace son escenas que molen y que tengan mucha acción. O sea, que pase hora y media y hasta luego", se lamenta Cenoz, que opina que las tramas de este género "ya no tienen tanta miga como las películas de los 80". Lo cual le da pena porque "solo hay que seguir un esquema sencillo de buenos, malos y la búsqueda a un objetivo" para hacer una historia entretenida, pues este tipo de narraciones "no pretende nada más", sentencia el escritor.

La obra, editada por él mismo -se puede encontrar en Amazon en formato digital o en papel-, está enfocada al público juvenil. Sin embargo, como explica Cenoz, "yo diría que a partir de los 12 años hasta€ el cielo es el límite de edad. Yo tengo 42 y disfruto las historias de aventuras y conozco gente de 60 años que también".

El ilustrador navarro, formado en la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona, ha tenido un recorrido laboral bastante amplio. Ha trabajado en el ámbito del diseño gráfico, la publicidad y en el mundo editorial. Hoy por hoy se dedica al mundo de los juegos de rol, los videojuegos y es ilustrador freelance.

Tanto la faceta artística como la más técnica le han ayudado a publicar él solo El poder de Agartha, un cómic de 176 páginas, de lectura rápida y entretenida. Un proyecto imaginado para que calidad visual y personajes ayuden a crear una trama entretenida.

Cenoz ha optado por la autoedición porque considera que es la mejor forma de tener un total control sobre su trabajo. Así controlo todo el proceso: yo escribí el guión e ilustré las viñetas. Así que pensé: "También puedo controlar yo la producción" explica.

El protagonista es un cazatesoros llamado Dan Nash. Helen Caplan es una agente del Gobierno que entra en contacto con él para usar sus conocimientos y tratar de encontrar un valioso objeto, el yelmo de Alejandro Magno, que, al parecer, otorga invulnerabilidad a su portador. A cambio de sus servicios, el gobierno promete olvidar todo el historial delictivo de Nash.

Él acepta y comienza la búsqueda junto a Helen. Pero no son los únicos que quieren hacerse con el yelmo. Un clan japonés con delirios de dominación mundial, bajo el nombre de una empresa tapadera llamada Daimyo, también ansía hacerse con él. Nash y Caplan viajan en busca de pistas que les ayuden a encontrar el lugar donde un general macedonio escondió la pieza.

Siguiendo una serie de pistas consiguen encontrar el punto real de procedencia del yelmo; un lugar perteneciente a una civilización primigenia, pero muy avanzada tecnológicamente: Agartha. Una vez allí, se enfrentan a diversos problemas.

"He intentado que los personajes buenos no sean tan buenos. Que tengan un punto de canallería. Que sean pícaros", dice Cenoz, que también ha procurado "que Helen Caplan no quedara relegada -como suele suceder en el género de aventuras- a mujer florero. Helen no es solo un apoyo del héroe, la chica de la que se enamora. Hay veces que los obstáculos los resuelve Dan y en otras ocasiones es Helen la que soluciona el problema".

Carlos Cenoz ocupó la octava posición dentro de los 40 mejores diseñadores de personajes en la web creativepool.com en 2017. Ha recibido el primer premio de Creatividad Audiovisual en los Encuentros Navarra en 2002 y 2006. También en el año 2002 ganó el accésit del concurso de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, del que ha sido finalista en otras 6 ediciones. Y fue el artista seleccionado entre todos los que participaron en el certamen para pintar el mural de los Corralillos del Gas convocado por el Ayuntamiento de Pamplona.

En 2018 participó en una exposición colectiva de la Agora Gallery en Chelsea (Nueva York). Asimismo, participó en el mural colectivo de la casa de cultura de Zizur Mayor y pintó otro para la exposición colectiva Reflexiones sobre la memoria histórica en el edificio de los Caídos en Pamplona. En 2016, realizó una ilustración mural sobre el soporte de un contenedor de vidrio para la campaña Sal de dudas de la Mancomunidad de Pamplona. En 2013 participó en la exposición conjunta de arte urbano en el Museo de Arte Contemporáneo de Huarte.

En 2013, 2014, 2016 y 2017 ha sido invitado en la exhibición internacional de grafiti Cantamañanas. En 2008 realizó una ilustración mural sobre el soporte de una escultura en forma de violín por el centenario del nacimiento de Pablo Sarasate.