Guerra de religión, intrigas cortesanas y abordajes sin cuartel se entremezclan en una trama sobre la supervivencia del viejo reino pirenaico. De esto trata la nueva novela de Pello Guerra, Muertea la reina de Navarra, que recrea los últimos años del gobierno de Juana de Albret en el reino que sobrevivía independiente al norte de los Pirineos. De la mano del célebre capitán Juan de Jaso, el autor completa así el ciclo de narraciones dedicadas a la conquista iniciado con Réquiempor Navarra.

El autor compagina su profesión como periodista y su oficio como escritor con una de sus pasiones, la historia de Navarra. Su obra combina una rigurosa investigación historiográfica con la recreación literaria de la época, el contexto y los acontecimientos y personajes reales. Sus títulos se han convertido en referentes de la divulgación histórica a través de la literatura.

La novela se situa en el año 1563, la reina Juana está a punto de morir en la corte de Pau, en un nuevo complot para acabar con su vida. Desde su conversión al protestantismo, la soberana corre un peligro permanente y Juan de Jaso decide regresar a su puesto como capitán de la guardia real para protegerla. La historia da continuidad al relato iniciado en El libro de la Navarra perdida, una época convulsa en la que el Papado y España buscaron de diferentes maneras poner fin al reinado de los Albret, y en la que la Navarra todavía independiente fue invadida por Francia.

En cuanto al Papado, la conversión de la reina Juana III de Navarra suponía perder influencia en otro territorio más en un momento en el que la Reforma estaba en plena expansión, así que para el Vaticano se trataba de frenar una corriente que amenazaba directamente sus intereses. Y para España y Francia, la religión era la excusa perfecta para justificar la invasión de otro reino. Por lo tanto, había varios intereses que lo que buscaban era propagar o incrementar el poder.

intereses de dos tipos El autor afirma que había intereses de dos tipos. “Por un lado, los territoriales, la posibilidad de que España y Francia ampliaran sus dominios conquistando la Navarra que aún era independiente. Y en segundo lugar, en el caso concreto de la monarquía española, acabar con un referente para los navarros que tenía conquistados, ya que en la Navarra de los Albret, los navarros seguían decidiendo su destino; sus leyes, costumbres y lengua eran respetados. Había un gran florecimiento intelectual. Es decir, todo lo contrario de lo que ocurría en la parte del reino ocupada por los españoles”.

Por lo tanto, había dos Navarras diferentes. Por un lado, la ocupada por España, con sus leyes ancestrales, al igual que su cultura y costumbres, que eran perseguidas. En cambio, en la Navarra independiente, al norte de los Pirineos, se protegía y expandía el euskera, se potenciaban las leyes propias y la cultura vivía un desarrollo amplio.

juan de jaso “Personifica a todos aquellos navarros que defendieron la independencia de su reino sin descanso, a pesar de que en ese afán se estaban jugando su posición, sus posesiones e incluso la vida, que muchos acabaron perdiendo. Y ,además, combatiendo contra una de las grandes potencias del continente, como era entonces España. Sabían que lo tenían muy dificil y ,sin embargo, siguieron adelante con su objetivo”, afirmó Pello Guerra.

Con esta novela histórica, el autor finaliza la tetralogía sobre la conquista de Navarra en el siglo XVI. Son cuatro novelas que abarcan el período que va de 1512 hasta prácticamente 1620, cuando la Navarra independiente al norte de los Pirineos terminó desplomándose en manos del poder de la Corona francesa.

Aun así, el autor opinó que escribirá de nuevo sobre la historia de Navarra, ya que “es donde se siente más cómodo”, y “mi objetivo es difundir la historia de Navarra”. Pello Guerra consideró que no se debería dejar de lado los sucesos de nuestra historia, ni olvidarlos.