La vida ha cambiado. Ya no se puede entonar un cumpleaños feliz entre familiares y amigos codo con codo, alrededor de una mesa nutrida con las sillas pegadas, sin sentir temor ante un posible contagio.

Que se lo digan a los coralistas navarros, que han tenido que cambiar sus hábitos y maneras de ejercitar el canto, su profesión en muchos casos, su pasión en todos, desde la pandemia del coronavirus. Una crisis que les ha obligado a parar, a analizar presente y futuro y a reinventarse de la mano de las nuevas tecnologías. Sin perder de vista que cantar sigue siendo un arte que tiene sentido en la cercanía entre intérpretes y público, y que el reto es recuperar ese tesoro.

Los coralistas que siguen en activo ya no pueden socializar como antes en las entradas y salidas de los ensayos. Ya no cantan como una piña, cerquita físicamente unos de otros, y tampoco su voz suena igual a través de la mascarilla. Ni tienen tantos conciertos como antes. Son consecuencias del impacto de una pandemia que en Navarra se agrava cada día más -acabamos de llegar al toque de queda del nuevo estado de alarma- y que supone un nuevo mazazo para un sector, el cultural, que puede decirse que siempre ha estado en crisis. "No ha habido una apuesta real, estratégica y firme que creyera en un sector que, por sí solo, ya era capaz de generar riqueza espiritual -formando al ser- e impacto económico", lamenta Iñigo Osés Maestro, gerente de la Coral de Cámara de Navarra (CCN). "Pero lo que nunca podíamos haber imaginado -apunta- es que la actividad de cantar en sí misma fuera a suponer un riesgo para los demás".

Al hilo de esto, Carlos Gorricho, presidente de la Federación de Coros de Navarra/Nafarroako Abesbatza Elkartea, que aglutina a 70 grupos vocales, resalta de su asoaciación sin ánimo de lucro: "Nosotros cantamos para los demás. Pretendemos ser una entidad cultural global, canto a la vida y la esperanza, y también un mensaje vitalista de la importancia de cantar en grupo y hacer de los coros un instrumento para fortalecer las relaciones sociales y el encuentro con los demás". Aspiraciones que se antojan más que nunca una utopía, por el retroceso de la socialización a raíz de la covid-19. "Tenemos claro que hoy la salud es lo primero para todos, y por ello hay que ser rigurosos con las directrices sanitarias", apunta Gorricho.

La Agrupación Coral de Cámara de Pamplona (ACCP) y el Orfeón Pamplonés también llevan este complicado momento "con la mayor entereza posible", y convencidos de que "adoptando las medidas necesarias, cantar no es una actividad tan peligrosa, o no lo es más que otras acciones", dice el director de la ACCP, David Gálvez Pintado. De hecho, "a día de hoy no se conoce ningún caso de contagio en ningún coro, siempre y cuando se hayan seguido las normas. Hasta ahora las medidas de uso de mascarilla, distancia, hidrogel y ventilación de sede han funcionado", apunta el director del Orfeón Pamplonés, Igor Ijurra.

Trabajar a ritmo de cancelaciones

Es difícil trabajar cuando se cancelan conciertos continuamente y con horas de antelación en algunos casos. "Además, los gastos que conllevan estos inconvenientes continuos -billetes, alojamientos, seguridad social, etc- y la falta de ingresos por tales cancelaciones, hace que literalmente nos estemos quedando sin gasolina a todos los niveles", asegura David Gálvez. "El sector, como tantos otros, está abocado a la quiebra", dice con preocupación.

El Orfeón está sufriendo la cancelación de todos los conciertos sinfónico corales fuera de Navarra. "Viajar con un grupo de 90 personas hoy en día, en estas circunstancias, es muy complicado", dice Igor Ijurra. "Las agencias, orquestas y programadores están organizando las futuras temporadas con muchos interrogantes, y algunos evitan contratar coros porque en los escenarios hace falta más espacio", apunta, "agradecido" en este sentido a la Fundación Baluarte y la Orquesta Sinfónica de Navarra (OSN) "por el esfuerzo que están haciendo para mantener la programación en Pamplona, adecuando el espacio de Baluarte que nos permite mantener la distancia y poder actuar". Lo que sí han podido mantener son los conciertos sin acompañamiento orquestal, en especial en exteriores.

La Coral de Cámara de Navarra (CCN) ha podido ofrecer desde agosto dos conciertos con público al aire libre "con muy buenas sensaciones en la respuesta de la gente". "Hemos comprobado que hay necesidad de la experiencia de vivir el hecho cultural en vivo", sostiene Iñigo Osés. Además, la CCN ofreció un concierto "muy especial", un "homenaje a los sanitarios que tuvo que cerrarse al público a cuatro días de celebrarse por el recrudecimiento de la situación de la pandemia". Un homenaje que en breve esperan que "todos los navarros puedan disfrutarlo, pues fue grabado sentando las bases de lo que querríamos ir haciendo en un futuro", apunta el gerente de la coral.

En el caso de los 70 grupos vocales que suman cerca de 4.500 personas en la Federación de Coros de Navarra, "cada coro está buscando donde poder ensayar", comenta Carlos Gorricho. Y en estos días, viendo que la situación sanitaria se agrava, el parón es una decisión generalizada de estos coros amateurs. "Tenemos que tener una coherencia con el resto de la sociedad, y aquí diferencio por supuesto el mundo amateur del profesional. Si a nuestros hijos les están pidiendo responsabilidad y que no se junten, nosotras también tenemos que dar ejemplo", dice Itziar Bueno, directora del coro de mujeres de Tiebas, que aglutina a 15 coralistas -más la directora- y forma parte de la Federación. "En nuestro caso, parar ha sido una decisión compartida de todas", cuenta esta coralista que trabaja como responsable del área de Enfermería en el Complejo Hospitalario de Navarra. Ella, por su profesión, vive de frente con el virus y no entiende que, en ocasiones, parte de la sociedad "frivolice con los límites que nos están poniendo y no sea consciente de la gravedad del asunto. Esto es serio, muy serio. Y tenemos que tomar todas las medidas necesarias para poder atender y cuidar con cierta holgura", dice Itziar Bueno, para quien cantar es "una afición y un pilar importante que nos ayuda en la vida". "En un coro hacemos música, socializamos, nos relacionamos, aunque ahora ya no podamos hacerlo tanto... Cantar aporta muchos beneficios, para quien canta y para quien lo recibe escuchando", asegura, añadiendo que "el mundo de la cultura en general, y cualquier tipo de arte en particular, es en este momento un soporte imprescindible para el bienestar de la población".

La Federación de Coros de Navarra fue la primera en volver a cantar tras el pasado confinamiento, el 22 de junio en homenaje y apoyo a los centros de salud, y tiene previsto terminar este año, si la situación lo permite, con una actuación el 18 de diciembre de los mismos coros que cantaron aquel día de junio, que entonarán esta vez a la una del mediodía tres villancicos dedicados de nuevo a los centros de salud.

La tecnología, una ayuda si se emplea bien

Los coros no solo cantan. También llevan a cabo una importante labor de formación, de generación de cantera, que también ha tenido que adaptarse al momento, con enseñanza semipresencial en algunos casos, como el de la Escuela Coral del Orfeón Pamplonés; y en cualquier caso, con división de alumnos por grupos más reducidos para poder cumplir con las distancias de aforo, entre otras medidas. "De esta manera, mientras un grupo ensaya de manera presencial, el otro recibe clases on line", cuenta Igor Ijurra, quien destaca que el Orfeón también ha apostado por "formar de manera on line a profesores y trabajar en una plataforma a través de la cual se reciben estas clases". Uno de sus grupos, además, ha iniciado el proyecto piloto Edu-Canto, "que enriquece la formación que se recibía hasta ahora".

Aunque ya estaba claro antes del confinamiento que la tecnología puede ser una aliada para el arte y la cultura, desde la experiencia de encierro forzoso todavía más. "Esta crisis nos ha hecho pensar en el futuro y ponernos en marcha. Hemos acudido mucho a lo audiovisual, lo virtual, a las retransmisiones por streaming o televisadas, entre otros recursos que se irán viendo", cita el director de la Agrupación Coral de Cámara de Pamplona, David Gálvez Pintado. En su opinión, "la tecnología ayuda, pero lo importante es que dialogue bien con el hecho artístico y nos sirva como recurso potenciador de nuestro mensaje y nuestra acción musical".

Por su parte, la Coral de Cámara de Navarra ya estaba inmersa en una "reestructuración de muchas de sus líneas de trabajo y funcionamiento" cuando sobrevino esta crisis. "Este momento no ha hecho más que colocarnos en un nuevo terreno de juego, un nuevo contexto en el que abordar nuestro papel y ese doble servicio que hacemos a la sociedad y hacia quienes conforman la asociación", explica Iñigo Osés. "Está claro que la hibridación entre lo presencial y lo on line está encima de la mesa, pero, para ser sinceros, estamos salvando el año, con la mayor dignidad y calidad posibles en nuestras actuaciones y poniendo las bases para poder ofrecer un buen proyecto en esta nueva realidad desde el rigor y la calidad. Para todo ello, se antojan fundamentales el análisis, el tiempo y conseguir los recursos necesarios para poder afrontar los objetivos y acciones que se consensuen", añade el gerente de la CCN.

En el caso del Orfeón Pamplonés, al haber bajado las actuaciones sinfónicas, se está supliendo esa falta "incrementando los conciertos a capella y aprovechando el tiempo que tenemos de más para desarrollar más proyectos de grabaciones", cuenta el director de la entidad, Igor Ijurra. El Orfeón, además, mientras ha estado ensayando o trabajando virtualmente ha apostado por generar nuevas actividades como charlas de invitados especiales on line o directos en Instagram.

Carlos Gorricho, sin embargo, cree que "poco se puede reinventar". "¿Nuevas vías? ¿Conciertos por Internet? La vida va a cambiar. Nadie sabe cómo se cantaba la música del siglo XVI, pero se canta en el siglo XXI. Creo que lo más importante no es crear algo nuevo, sino acordarnos de lo que cantamos hace años y recuperar muchas cosas".

Hacia una sociedad que valore la cultura

En el confinamiento se ha demostrado que la cultura es una aliada vital para cualquier persona. El arte de la música y el canto, en particular, es terapéutico. Pero, ¿se valora lo suficiente desde las instituciones y desde el público? "Está claro que no. No hay cultura de Cultura en nuestra sociedad y ya se ha demostrado que no se considera ni un bien de necesidad ni de relevancia, ni prioritaria ni fundamental para nada", lamenta David Gálvez, quien a continuación matiza sus palabras porque percibe que "al levantamiento de voces masivo que el sector, aunque atomizado, ha realizado, las administraciones han reaccionado, tibia y levemente, pero han reaccionado. Ojalá se refleje en un cambio de opinión hacia el verdadero valor y el papel de la cultura", desea.

Para Iñigo Osés, "tener que estar demostrando, justificando, la importancia que tiene la cultura en sí mísma día tras día ya es síntoma de que algo no se estaba haciendo del todo bien. Sin además viene una pandemia que pone de relevancia el aspecto más lúdico, más tangible de esa necesidad y presencia de la cultura en nuestra vida cotidiana ,y una vez pasado el confinamiento, desde las administraciones se arremete con medidas absolutamente desproporcionadas contra el sector, pues no hace más que poner de manifiesto que tenemos un problema muy grande con los gestores y responsables de la res pública", afirma. El gerente de la CCN, que dice ser "optimista por naturaleza", detecta que "se han dado pasos desde el sector y desde las administraciones nunca vistos anteriormente", pero reivindica que "ahora es el momento de pasar a la acción y de ir todos a una a levantar la tremenda crisis que va a dejar el paso de esta pandemia".

El terreno a cultivar para una vida más humana

Coincidiendo con sus colegas de gremio, Igor Ijurra opina que "está muy bien hablar de la necesidad de las artes y la cultura en general, pero luego hay que predicar con el ejemplo". "Es necesario que la artes estén presentes en la educación. Es necesario que los ciudadanos quieran pagar por ver un espectáculo de música, danza o teatro, que suele ser muchas veces más barato que ciertas ofertas de ocio. Es necesario que no haya piratería en la cultura... Hay que cambiar muchas cosas. Sabemos lo que está mal y lo que hay que hacer, pero en este país no hay luego quien presente un programa claro, eficaz y ambicioso", lamenta el director del Orfeón Pamplonés, quien invita a la lectura de "un magnífico libro", La utilidad de lo inútil, del autor italiano Nuccio Ordine, para redescubrir lo que es importante en la vida.

Lo importante: "La memoria, la cultura, la vida social, la gratitud", dice Carlos Gorricho. Todo eso que los 70 coros de la Federación navarra regalan cada vez que entonan un repertorio en la calle, en un pequeño pueblo, en una iglesia o auditorio.

Gorricho ya planea la manera de celebrar en Baluarte el próximo 22 de noviembre Santa Cecilia, la patrona de los músicos, "porque sea como sea hay que celebrarla". "Volveremos a cantar para los demás. Daremos nuestra música coral. Son regalos. Un canto a la esperanza", concluye.

"Es eso o no cantar". Como dice Iñigo Osés, gerente de la Coral de Cámara de Navarra, cantar con la mascarilla "supone un sobreesfuerzo. Pero es eso o no cantar".

Un reto con inconvenientes. La mascarilla supone "una pequeña molestia, complica un poco la respiración, reseca la garganta, no permite abrir la boca con total libertad, limita el volumen y hace el sonido más opaco", dice el director del Orfeón Pamplonés, Igor Ijurra.

"Una sordina". "La mascarilla es una sordina", apunta el director de la Coral de Cámara de Pamplona, David Gálvez Pintado, para quien este condicionante, y los que conlleva la distancia de seguridad, "colisionan de lleno con el hecho coral que necesita de escucha, contacto visual y cierta cercanía para armonizar". "Pero bueno, vamos descubriendo un mundo nuevo: qué mascarillas funcionan mejor, a quiénes... Lo que está claro es que no debemos acostumbrarnos a cantar así. Un día esto acabará.... ¡aunque igual se quedan como recurso estético para futuras performances musicales!", augura.

"Cantamos para los demás, y ahora tenemos claro que la salud es lo primero para todos"

Presid. Federación de Coros de Navarra

"Distancia y mascarilla colisionan con la escucha, el contacto visual y la cercanía del hecho coral"

Director de la ACCP

"Al haber bajado las actuaciones sinfónicas, haremos más conciertos a capella y grabaciones"

Director del Orfeón Pamplonés

"Cantar en un coro también es socializarse, relacionarse, y eso ahora tenemos que evitarlo"

Directora del coro de mujeres de Tiebas

"Es momento de ir todos a una a levantar la tremenda crisis que va a dejar esta pandemia"

Gerente de la Coral de Cámara de Navarra