a construcción de un programa en la tele es un ejercicio laborioso que implica múltiples facetas y funciones con profesionales especializados en materias diversas que encajan como en un rompecabezas audiovisual. Desde el programa más sencillo hasta un complejo magazine de varias horas, los diversos departamentos deben remar en la misma dirección aportando cada uno lo necesario para que el conjunto funcione.

Todo programa de tele se asienta en el guion que presenta el desarrollo de la historia, la batería de preguntas para el entrevistado o el texto mínimo para presentarlo. La cocina interna del guion es imprescindible para que las imágenes calen en el espectador con cadencia, ritmo y pulso narrativo. Los guionistas cobran cada día mayor importancia en las producciones televisivas.Por el contrario, un mal guion, una seca historia, unas transiciones mal escritas y peor dichas, manchan la calidad del programa afectado y castigan en la respuesta de la audiencia.

Ejemplo notorio de esta escasa calidad la tenemos en el programa de Cuatro, First dates, que conducido por Sobera naufraga en el decir de textos sin sentido, aparentemente lapidarios y de escasa gracia, filosofando sobre el amor, desamor, celos, técnicas de ligar y otras bagatelas.

Los textos parecen escritos por el enemigo y muestran día a día la estupidez humana del improvisar y decir mal guion sin gracia y patoso estilo. Y el conductor se queda tan campante después de despachar en un plis plas, las sinsorgadas mal escritas en un penoso guion. En un programa de tele todo suma y cuando falla una pata, el producto se queda cojo y no funciona a pesar de los malabarismos improvisados de un burlesco presentador.

La cocina interna del guion es imprescindible para que las imágenes calen en el espectador con cadencia, ritmo y pulso narrativo