GALA LÍRICA: ESTRELLAS EN NAVIDAD

Fecha: 22 de diciembre de 2020. Lugar: Teatro Gayarre de Pamplona. Intérpretes: Xabier Anduaga, tenor. Andrzej Filonzyk, barítono. Sofía Esparza, soprano. Itsaso Loinaz, soprano. Patxi Aizpiri Múgica, piano. Programa: arias y romanzas de Rossini, Donizetti, Mozart, Verdi, Bellini, Bizet, Moiuszko. G. Giménez. N. Penella y Sorozábal. Programación: Asociación Gayarre de Amigos de la Opera. Público: el permitido (26 euros).

La irrupción en escena de Xabier Anduaga y Andrzej Filonczyk con el dúo del Barbero de Sevilla, fue, ya, un éxito fulgurante. Nada de empezar suavemente, con algo cómodo para ir calentando la voz; ambos se presentan, teatralmente, metidos en el papel, como si llevaran ya una hora de ópera, con el impacto de una voz tenoril limpia, bien proyectada, homogénea en todo su registro, impactante en su timbre, abarcadora del espacio, en el caso de Anduaga; y una voz de barítono (bari-tenor por su brillantez) de acogedora plenitud, de amplio registro, también de colorido homogéneo en agudo y grave, con especial flexibilidad, aún en su grosor, para deletrear con una claridad admirable el Rossini que exige más agilidades. Ambos, a dúo, además, se complementan; crean un corpus sonoro magnífico, sin vacíos, metiendo absolutamente al público en el acontecimiento operístico. Porque, eso fue el recital, un acontecimiento vocal. La otra gran baza del concierto fue el pianista Patxi Aizpiri: pocas veces hemos escuchado a un acompañante con tanta sensibilidad en las introducciones y preparación de las arias; muy atento a la respiración de los solistas, acertó con los tempi, y por su preparación y conocimiento, mostraba el camino a seguir en los fraseos. Y, por último, Sofía Esparza (mejor) e Itsaso Loinaz, se superaron ante las dos grandes figuras.

Anduaga, además de ofrecer esa placentera -para el oyente- seguridad de la facilidad en el agudo, tiene detalles de buen gusto y de no dejarse llevar en exceso por el artificio del que presume de do sobreagudo, por ejemplo en la famosa Ah mes amis de Donizetti liga el agudo con lo siguiente, dándole la misma importancia. Brillante en la Donna é móbile; me gustó, sobre todo, en la Tabernera del Puerto, porque perfiló matices a media voz; también hizo pianos muy bellos en los villancicos de propina. Se agradece que un tenor se baje del piñón fijo del fuerte.

Filonczyk, que se maneja bien, como va dicho, en la ópera rossiniana, sabe aportar, también, un profundo dramatismo cuando hace falta; por ejemplo en I Puritani de Bellini. Y desde luego, estuvo inmenso en la ópera polaca Halka, de Moniuszko. Ojalá se hubiera prodigado algo más en ópera rusa, seguro que le va. Escénicamente se come el escenario; aunque, tampoco hace falta mantener el calderón ad infinitum (L`Elisir).

Sofía Esparza se creció y ofreció una estupenda Eccomi de I Capuleti: asentada de tempo, aportando un dramatismo muy creíble, con un fraseo francamente hermoso, y sin problemas en su desarrollo técnico. Con Arduaga, se avino muy bien en el Gato Montés. Itsaso Loinaz cumplió en Sierras de Granada, con cierta vacilación de voz al principio, que luego se arregló. A dúo con el barítono, algo oscura en el Don Giovanni.

De propina, los cuatro ofrecieron una tanda de villancicos conocidos y muy bien pergeñados en una armonización conjunta. El público, encantado.