- El director británico Steve McQueen lanza en su serie de cinco películas Small Axe, que estrena hoy Movistar+, una mirada hacia sus propios orígenes como antillano en el Reino Unido y hacia el racismo que su comunidad ha soportado. Están basadas en hechos reales ocurridos en Londres entre 1962 y 1989. Varios de esos filmes figuran entre los más reconocidos por la crítica en la cosecha cinematográfica de 2020 y se encuentran en buena disposición para la próxima temporada de galardones. El Mangrove, Lovers Rock, Red, White and Blue, Alex Wheatle y Education cuentan tanto historias reales como de ficción sobre la comunidad antillana en Londres, con el nexo de unión de las situaciones de persecución o discriminación que sufren en algún momento sus protagonistas.

Mucho antes de que Hugh Grant y Julia Roberts enamorasen a la Humanidad en un Notting Hill plácido e idílico, ese barrio del Oeste de Londres fue escenario de viles actos racistas que el Reino Unido ha escondido bajo la alfombra durante décadas. Numerosas historias en la gran pantalla han relatado las vicisitudes de la comunidad negra en Estados Unidos, pero apenas unas cuantas han recogido la dolorosa realidad del racismo británico, que el director Steve McQueen rescata a través de esta serie de cinco películas.

El multipremiado McQueen, uno de los autores más reverenciados por la crítica, ya hizo una incursión en el drama del esclavismo en EEUU con 12 años de esclavitud (12 years a slave, 2013), pero la colección Small Axe (Hacha pequeña) es un proyecto mucho más personal, habla de su propia vida y recuerdos como joven de origen antillano en Londres. Y la primera de esas películas recupera un episodio casi olvidado: la batalla judicial en torno a un restaurante en Notting Hill llamado Mangrove -mismo nombre del film-, que fue hostigado por un Cuerpo de Policía racista hasta el tuétano.

El Mangrove recrea la llamada Marcha de los Manglares de 1970 y el posterior juicio al que fueron sometidos nueve activistas, arrestados injustamente tras protestar junto a cientos de manifestantes contra la violencia ejercida por la policía metropolitana sobre la comunidad negra en Notting Hill. John Boyega (Star Wars) y Letitia Wright (Black Panther) son los protagonistas de esta primera entrega, coescrita por McQueen y Alastair Siddons. El Mangrove era más que un lugar donde comer y beber. En los años 60 operaba más bien de centro social para la comunidad antillana en Londres, donde tan pronto servía para encontrar trabajo como para organizar un desfile callejero improvisado al ritmo de los tambores del Caribe. McQueen creció escuchando historias sobre los Mangrove Nine, los nueve inculpados por enfrentarse a la Policía para protestar contra sus desmanes, uno de los cuales, además, era amigo de su padre.

"El momento en que se estrena la película es interesante, va en honor de George Floyd (asfixiado por un policía en Estados Unidos al ser detenido)", explicó el director. Antes del proceso del Mangrove, Notting Hill ya había vivido los graves disturbios de 1958, cuando cientos de blancos asaltaron las casas donde vivían los negros en esta colina y desataron unos disturbios que se prolongaron dos semanas, con casi 150 detenidos. Precisamente en respuesta a aquellos altercados, la activista negra Claudia Jones ideó un Carnaval Caribeño, semilla del actual Carnaval de Notting Hill... que aparece retratado precisamente en la celebérrima comedia romántica de 1999.

El barrio de la película de McQueen está muy alejado del ambiente burgués que lo caracteriza en la actualidad. Por el Mangrove pasaron artistas como Nina Simone, Diana Ross o Jimi Hendrix, sin olvidar a un joven Bob Marley, que acudía a comer en el restaurante después de jugar al fútbol en los alrededores. Más allá de la cuestión racial, la película es un recorrido sensorial por los olores, sabores, colores y, ante todo, los sonidos del entorno en el que McQueen se crió.

Pese al evidente tono de denuncia, Small Axe va más allá y, con la ayuda de una fotografía prodigiosa, trata de llevar al espectador con los cinco sentidos a los ambientes en los que el propio McQueen se crió. "Crecí en el paraíso, en el Oeste de Londres. En mi colegio había gente de todas las nacionalidades del mundo. La comunidad antillana era brillante, acogedora, todos éramos uno. Y esa comunidad es la razón por la que yo ahora estoy aquí, por todos los sacrificios que hicieron", dijo McQueen.

"Hemos perdido muchas cosas en los últimos ocho meses de nuestras vidas. Llega un momento en el que debemos pararnos y pensar. Ojalá George Floyd estuviera aquí hoy. Preferiría que él estuviera aquí hoy. Pero lo único que puedo decir es que no murió en vano y que estas películas, Small Axe, son parte de la narrativa de ser una persona negra en este mundo", señaló el realizador.

La música atraviesa como un protagonista más las cinco películas. Y en ninguna de ellas su presencia es tan relevante como en Lovers Rock, la segunda de la pentalogía, donde el director se atreve a reventar todos los códigos establecidos y repite dos, tres, y hasta cuatro veces la misma canción en una escena, sin que la reiteración lastre la película. Escenas como las de los asistentes a una fiesta clandestina cantando a capella el bombazo de los 80 Silly games, de Janet Kay, o la explosión de baile al son de Kunta Kinte dub, de los Revolutionaries, prometen dejar huella en la historia del cine británico. "La música es el combustible de las cinco películas de la serie, el lugar donde la gente encuentra refugio para sentirse segura", señaló el director.

El director propuso hace once años a la BBC realizar esta serie para ser emitida por la televisión pública, pero hasta ahora no ha podido llevarse a cabo. "Lo hice para la BBC porque quería que mi madre lo viese, que fuese accesible, y la BBC es la única organización que puede hacer eso. Es parte de lo que somos, como el NHS" (sistema de sanidad pública), reconoció. El autor de 12 años de esclavitud o Hunger reconoció quiso hacer las películas para que su madre pudiese verlas en la BBC, que forma parte, a su juicio, "de lo que somos los británicos". La intención, explicó la productora Tracey Schofield, era "contar las historias de una generación que se está muriendo".

Para el protagonista de El Mangrove -que retrata la lucha judicial de nueve personas acusadas por los disturbios raciales en el barrio de Notting Hill en 1970-, Shaun Parks, estos filmes rescatan "partes de nuestra historia que no se han visto aún", por lo que considera que era "una gran oportunidad para hacerlo".