Autor: Carlos Bassas del Rey. Editorial: Harper Collins, 2021. Páginas: 302.

l barcelonés Carlos Bassas renueva, con la aparición de Cielos de plomo, su inmersión, convencida inmersión, en las turbulentas aguas de la novela negra, hija de un género al que viene sirviendo en los últimos años de distintas maneras y en diversas funciones. La última historia elaborada por el autor de Justo vuelve a evidenciar la eterna maldad del ser humano pero ahora, dicho personaje cuenta, al menos, con la excusa del entorno más negativo: una ciudad sumida en la pobreza, económica y moral.

La misión resulta, en Cielos de plomo, inevitable: "El cuerpo apareció recostado contra uno de los muros del callejón de Sota Muralla, entre los desperdicios de una de las tabernas que angostaban la calle. Lo descubrió un sereno, el sol recién asomado, el cielo de plomo. Dijo que parecía dormir sobre una frazada escarlata. Que, al acercarse, le vio el rostro pálido y los labios azules pero la cara tranquila". La miseria es, pues, en la historia que nos ocupa, el origen del drama, que cuenta en la novela con su Dramatis Personae, lista de personajes afectados por la muerte de Víctor.

Cielos de plomo, para colmo, nos traslada al pasado, aquel en el que la regencia de Espartero y las guerras con Cuba obligaban a enfrentarse a la supervivencia a toda aquella empobrecida ciudadanía día tras día: "¡Esta ciudad está podrida! -pronunció el hombre, el índice amenazando al cielo-. La gangrena es ya irreversible. Las murallas son la soga con la que el Gobierno Civil y la Capitanía General nos constriñe y nos controla. ¡Nos asfixia! -Se detuvo y tomó un sorbo de licor- ¡Debemos derribarlas o moriremos todos!

Los pocos parroquianos presentes en el café giraron la cabeza y alzaron las cejas mientras alguien trataba de calmarle.

Ya sabe usted cómo acabó la última vez, don Pedro".

La recientísima novela de Bassas nos brinda un paisaje narrativo y a otro documental, propios de un autor sólidamente establecido como narrador veterano pese a su edad: "Los salones y cafés eran un hervidero. La noticia estaba en boca de todos. Según el periódico, los dueños de varios ingenios en Cuba habían denunciado una conspiración de esclavos dispuestos a sublevarse; no solo advertían del peligro inminente del alzamiento, sino que acusaban -veladamente, eso sí- al mismísimo cónsul británico en La Habana de instigar la revuelta".

Sigan, por lo tanto, a Miguel Expósito por los caminos de la Historia más deprimente: Cielos de plomo, más que entristecer, enriquece al lector más o menos sensible, al que ya disfrutara de la apasionante aventura narrada en Aki y el misterio de los cerezos (Toro Mítico, 2012) y al que leyera El honor es una mortaja (Almuzara, 2013) o Siempre pagan los mismos (Alrevés, 2015), textos más cercanos a la nueva novela de Carlos Bassas, relato sobrio en sus formas y rico en sus prestaciones narrativas. En su denuncia del histórico abuso de poder en tierra de nadie, bien presente en el pasado de una ciudad, el pasado de una Barcelona desplegado, en Cielos de plomo, con más habilidad que otros autores piropeados en exceso.

La recientísima novela de Bassas nos brinda un paisaje narrativo y a otro documental, propios de un autor sólidamente establecido.

La última historia elaborada por Carlos Bassas, autor de 'Justo', vuelve a evidenciar la eterna maldad del ser humano.