Euskadiko Orkestra se vio obligada a cancelar los dos conciertos del tercer programa de la Temporada 20/21 que tenía programados para el 7 de diciembre en Pamplona, debido a la restricción de aforo de 100 personas de máximo dictada por el Gobierno de Navarra. Aunque con cambios en el programa y en la alineación, ahora recupera dichos conciertos este 15 y 16 de febrero, a las 19.30 horas, en el Auditorio Baluarte.

La orquesta contará para estos conciertos con la participación de dos excelentes músicos, un director y una solista aún jóvenes pero con carreras muy asentadas. Jaume Santonja, recientemente nombrado director asociado de Euskadiko Orkestra y, desde 2018, director asistente de la City of Birmingham Symphony Orchestra en Reino Unido, se subirá al podio; y junto a él estará la pianista donostiarra Judith Jáuregui, que desde hace más de diez años viene desarrollando una intensa carrera internacional.

Jáuregui conoce a la perfección la obra que abrirá estos conciertos, ya que fue una de sus cartas de presentación en sus inicios como solista. Se trata del Concierto para piano nº1 de Beethoven, una obra temprana del compositor alemán y plenamente clásica, aunque deje ya adivinar rasgos estilísticos que en el futuro le llevarían a las puertas del Romanticismo. Beethoven escribió esta obra para su propio uso como concertista de piano, pues era más conocido como pianista que como compositor cuando compuso en 1796 este concierto. En total llegó a componer cinco conciertos para piano a lo largo de su vida.

Acto seguido, Euskadiko Orkestra abordará una obra que sí interpretó en los conciertos de Enigmatikoa que en diciembre pudo realizar en el resto de ciudades habituales: la Sinfonía nº2 de Robert Schumann. Se trata de una de las raras grandes sinfonías románticas planteadas en do mayor, tonalidad que aquí ejerce de tabula rasa respecto a la producción anterior del compositor alemán. La Sinfonía nº2 fue, de hecho, la primera obra importante que Schumann abordó tras la crisis mental que sufrió en agosto de 1844, que le provocó angustia, depresión, vértigos y alucinaciones sonoras, y que le llevó hasta el extremo de tener que dejar de escuchar música.