l Museo de la Universidad de Navarra finaliza hoy los castings para la obra La vida vivida y por vivir, una iniciativa que busca plasmarlas emociones, sentimientos y vivencias de las personas mayores durante la pandemia, para llevarlas a un escenario. Se trata de un proyecto teatral participativo que invita a este colectivo a reflexionar sobre su papel en la sociedad actual poniendo en escena una dramaturgia colectiva. El proyecto y los castings están dirigidos por Tomás Muñoz sobre una idea de José Manuel Garrido, y el estreno absoluto tendrá lugar el 24 de abril, a las 19.30 horas, en el Teatro del Museo (las entradas ya están a la venta).

“Esta idea surgió en el confinamiento un día que me llamo José Manuel Garrido porque veía que no se podía seguir programando teatro como si no pasase nada, teníamos que ser sensibles con lo que estaba ocurriendo en la sociedad y uno de los temas que resaltaban era la revelación de los mayores y los momentos duros del confinamiento. Esto nos llevó a pensar cuál era el papel de nuestros mayores en la sociedad y creímos que la mejor manera de plasmarlo era contar con ellos y sus testimonios para que nos expresasen sus experiencias, sabiduría, lo que les ha traído esta situación y saber lo que quieren hacer en un futuro”, comenta Tomás Muñoz.

“El espectáculo en un principio se iba a llamar La vida vivida, pero decidimos que era mejor titularlo La vida vivida y por vivir porque no queremos que sea algo melancólico o pesimistas sino al contrario, ver el futuro con más ganas que nunca. Tenemos que estar atentos a lo que nos cuentan estas personas y, a partir de ahí, reflexionar sobre ello y llevarnos un aprendizaje de vida”, agrega el director del proyecto.

El único requisito que los aspirantes al casting tenían que cumplir es que pudiesen acudir a los ensayos, presencialmente tanto en el museo como en otros espacios, y que quisiesen compartir sus vivencias en escena. Además, los aspirantes podían presentarse sin tener experiencia teatral previa. “No sabemos aún con cuantas personas vamos a contar, iremos viendo durante estos días las experiencias de todos ellos y qué puede aporta cada una a la obra. Es muy importante estar abiertos y aprender de los demás”, afirma Muñoz.

La vida vivida y por vivir no cuenta con un texto previo, el guion del espectáculo se irá componiendo con el relato de las personas participantes y su interacción con el equipo artístico y científico del proyecto, para producir de manera conjunta un texto dramatúrgico a través de los ensayos, que se realizarán en marzo y abril durante varias semanas, cuatro veces por semana por las tardes. “La idea es que sea un espectáculo dividido en varias partes donde habrá música, banda sonora y también una parte de baile. Queremos que la parte final sea una especie de gran baile de salón que celebre la vida”, comenta el director de la obra.

los aspirantes Desde el pasado sábado hasta hoy Tomás Muñoz, junto con su equipo, han estado conociendo a las personas que se han presentado al casting. “De joven hice teatro y siempre me ha gustado actuar. Cuando me enteré de esta iniciativa me pareció muy buena idea apuntarme. Para mí esto sería volver a practicar mi gran pasión que es la actuación y, a la vez, conocer gente que está en una situación parecida a la mía. Cuando me casé y tuve a mis hijas dejé todo lo que me gustaba hacer en mi tiempo libre, y por cosas de la vida no volví a actuar. Esta pandemia nos ha limitado mucho la vida y no hemos podido estar con la gente que queremos ni hacer lo que nos gusta, por eso, me apunté porque me gustaría retomar mi pasión y poder compartirla con otra gente que me ayude a sentirme más acogida en estos tiempos”, comenta Ivone Baptista, de 60 años, una de las aspirantes a La vida vivida y por vivir.

Para María Remedios Marín (de 73 años) y Juana Mari Marín (de 69 años) formar parte de este proyecto sería “una oportunidad para empezar de cero y perder el miedo a muchas cosas”. “Nos apuntamos juntas porque mi hermana me lo comentó. Me han operado recientemente de un cáncer y me han quedado secuelas y miedos, por eso, creo que esta experiencia me haría salir de este fondo negro en el que estoy. Mi cabeza no asimila lo que me ha pasado y más cuando yo he sido una persona que se ha movido mucho, me gustaba quedar con mis amigas y hacer cosas diferentes. Esto supondría un nuevo comienzo, aire fresco que me ayudaría mucho”, afirma María Remedios Marín. “Yo quiero que mi hermana pruebe cosas nuevas y comience a ser ella. Creo que escuchando las experiencias de más gente que conforma el grupo le vendrá muy bien. Quiero que hagamos esto juntas, codo con codo”, comenta su hermana Juana Mari Marín.

Nati Martínez, de 71 años y nacida en Cuba, es otra de las aspirantes que le gustaría retomar el teatro y la actuación para estar en contacto con otras personas. “He trabajado toda mi vida en la radio y el mundo de la comunicación. Esta iniciativa es muy bonita porque en España se le da mucha importancia a las personas mayores, tienen un valor que no damos en mi país. Cuando uno se jubila ya se queda en casa cuidando de los nietos y no hace nada más. En España hay muchas actividades y muchos programas que dan valor a las personas mayores. Se puede aprender mucho de ellos porque disponen de la sabiduría que les ha dado el tiempo”.

“He venido aquí porque una amiga se quería apuntar y me pidió que viniese con ella. Yo vengo del mundo de la construcción y el diseño por lo que no tengo experiencia en la actuación. Me parece una buena iniciativa porque escuchar las vivencias de los demás puede aportarnos mucho. La vida de los mayores no está acabada ya que queda mucho por vivir y seguir construyendo un nuevo camino. Yo creo que esta iniciativa nos va a abrir la mente con nuevas perspectivas e ideas de personas diferentes. Cuando llegas a cierta edad tienes que seguir haciendo las cosas que a uno le apasionando e innovar y estar en constante aprendizaje”, comenta Andrés L.Cambra, de 72 años.