- Al frente de esa actuación, viralizada en redes sociales, estaban el guitarrista Pablo Novoa, ex Golpes Bajos, y Luis M.ª Moreno Urretavizcaya, conocido como Pirata, un todoterreno musical que también canta, es miembro de Los del Gas y ha colaborado con Barricada, Marea, Despistaos y Pirritx eta Porrotx, entre otros", asegura en esta entrevista.

¡La que han liado con su versión!

-Nosotros somos los primeros sorprendidos, Andreu incluido. Fue una gracia de él y nos la propuso hacer en euskera porque tiene muchos amigos en Gipuzkoa, está muy ligado a esta tierra. Y ahí se quedó.

La verdad es que no es muy habitual escuchar cantar en euskera, catalán o gallego en un programa hecho en Madrid.

-Andreu es un tipo normal y abierto, y los idiomas son cultura, algo que nos hace más ricos. Sí que parece que fuera del castellano, el resto de idiomas estuvieran como castigados. Recuerdo que empezamos con el galego, ya que Pablo es de Vigo, y yo planteé que me gustaría hacer algo en euskera. Por el programa pasó en 2020 Olatz Salvador, ya que yo tengo mucha amistad con su tío, el gran pianista y muy buen amigo Iñaki Salvador, que ha acompañado a grandes como Mikel Laboa o Imanol. Tocaron ambos y quedó precioso.

Lo de AC/DC también sonó muy bien.

-Va por ahí el rollo, no había más intención que hacer otra broma. Lo del euskera surgió después y, como ya habíamos tocado Highway to hell, nos tiramos por Back in black. Fue algo macarra y la letra se tuvo que traducir. Se lo pasé a un amigo cuya pareja es profesora en ikastola y tuvo mucho curro porque la letra incluye muchos juegos de palabras, dobles sentidos y metáforas. Y no quedó ahí la cosa porque había que adaptar la métrica al euskera y nos hemos permitido algunas licencias, como quitar alguna sílaba para que encajara bien.

Se le ve muy contento en el programa.

-¡Como para no estarlo! Estoy contento, sí, incluso al margen del último periodo, la peor época de este siglo. Es un programa estable y tengo un buen jefe como Andreu, que es lo más potente que he conocido, incluso en lo personal. La creación de la banda de música es cosa de él. Venía de La Sexta, de un programa sin música, y decía que no era lo mismo, ni de coña. Andreu es un gran melómano.

Tal y como está el concierto hoy en día, con la pandemia, ¿se siente un músico privilegiado?

-La cultura y el arte siempre son la última preocupación de los políticos. Y en los ayuntamientos, el último elegido es el concejal del ramo (risas). Yo siempre he conocido la crisis en este negocio, la de los 80, la del 92, la de 2007, la actual€ Me tengo que sentir un privilegiado, sí, porque me da pena ver cómo está el sector. Es que aquí no estamos solo los que cantamos y tocamos, sino los que montan todo horas antes de que subamos al escenario, los que conducen los camiones, quienes descargan, los técnicos, camareros, periodistas€ Los de la cultura somos trabajadores, no titiriteros en el peor sentido, como dijo el Abascal ese.

Es toda una industria, claro.

-Y supone un tanto por ciento importante del Producto Interior Bruto del Estado, creo que el 3%, ya que da empleo a más de 700.000 personas.

En el programa tienen que estar siempre a la última, sus canciones y ráfagas se suelen renovar con asiduidad.

-Tenemos algunas canciones atadas, pero nos vamos renovando. Y nos han pasado cosas curiosas estando en directo (falso directo, se graba el programa a las 19.00 horas y se emite cuatro después). Un día, tras la publicidad, llega el regidor y nos dice que acaba de morir Prince.

¿Y?

-Pues que Andreu nos dice que hay que tocar algo de él, así, de repente. Y Pablo por el micrófono interno de la banda nos dijo que adelante con Purple rain. Marcó la batería y fuimos a cuchillo. Eso solo se consigue cuando se está muy, muy conjuntado. Este jueves grabamos el programa 840, nada menos. El otro día, estando en el coche con el bajista, hablamos de cuándo habíamos tocado tantas veces con algún músico€

Casi ni los Rolling Stones.

-Es Andreu el que suele plantear canciones nuevas. Nosotros nos miramos y no nos hace falta ni hablar porque cada uno sabe lo que tiene que hacer.

Y dejando de lado la música, en el programa se le ve feliz porque le gustan la coña y la risa. Basta recordar canciones como Si fuera un picolo, que grabó con Los del Gas.

-Soy un payaso, sí. Me encantan el circo, los hermanos Marx y tengo mucho trato con la familia Aragón y con los hijos de Gaby y Emilio. Me tratan como un hermano. Me encanta la broma y hacer el tonto. Me siento tan payaso como músico, como demuestran los grupos que he hecho, como los Blues Thorpes y Los del Gas, que están dormidos por la pandemia, como mi proyecto Rock Kalean. Me gusta el show, no solo la música, intentar dar algo más.

Y se aprecia cada vez más en Late Motiv con su participación en sketcks.

-Sí, igual que Pablo. Es que Andreu, al montar la banda, nos dijo que quería una implicación no solo musical, que colaborásemos más. Y a ambos nos encanta, nos apuntamos a un bombardeo. Pablo trabajó en la televisión gallega, por ejemplo.

¿Trabajar en el programa de lunes a jueves acaba con el mono de hacer conciertos y salir a la carretera?

-No, qué va, para nada. No tiene nada que ver, es diferente y compatible. Y creo que hasta necesario. Mi cabeza no concibe no tocar en directo el fin de semana. De hecho, ahora hemos montado un grupo con Raúl Cimas y me lo paso pipa. El espectáculo se llama El lamentable circo de Raúl Cimas con la Orquestina del Pirata. Te puedes imaginar de qué va con ese nombre.

Con Los del Gas tenía una canción titulada De yogurt a cuajada. Creo que la música le viene desde yogurín, de la familia.

-Y ahora estoy ya cuajada total (risas). Sí, tienes razón, mi aitona tocaba en la Banda de Errenteria y en casa siempre ha sonado la música. Había tocadiscos y sonaban Deep Purple, el Rock & Ríos, la Orquesta Mondragón, Elvis, The Beatles...

Y no ha desdeñado nunca la música clásica.

-Así es. Yo, como el gran Leonard Bernstein, defiendo que solo hay dos tipos de música: la buena y la mala. Yo he tocado mucho clásico, cuando estaba en las orquestas del Conservatorio. Si está bien hecho, me gusta todo.

¿Y la mala cual es para usted?

-No me gusta el reguetón, pero defiendo la libertad total. Cualquier música puede ser mala, pero no soy nada talibán. Lo que debe hacer la música es emocionar y si lo hace, olé tus cojones. Si provoca sentimientos, bien hecha está.

Totalmente de acuerdo.

-¿Has escuchado el nuevo Himno de la alegría, que han grabado decenas de artistas, de Brian May (Queen) a Álex Ubago, Juanes, gente de Maná o Alejandro Sanz? No me gusta nada. La compuso Beethoven hace cinco siglos, dejad de hacer bobadas con la voz y los instrumentos. Demasiado gorgorito para mí, pero si te conmueve, adelante.

Domina todo tipo de instrumentos de viento: saxo, flauta, trombón, bombardino, armónica€

-El primero que toqué fue el bombardino. Quería apuntarme al trombón, pero ya había uno. Pero mucho antes, a los seis años, empecé con el acordeón con clases particulares. Hasta los seis no me dejaron apuntarme a la academia de Errenteria, por edad. En cuanto pude lo hice.

Y empezó a ganar dinero muy pronto.

-Sí, en 1986, con trece años, ya toqué en la calle con una txaranga. Y ya llevé dinero a casa aunque mucho antes había tocado el acordeón a la comunidad de jubilados del barrio (risas). Me dieron tela, unas pelas para la época y tenía solo diez años. Me iba a los autos de choque y era el puto amo de la barraca (risas).

¿Recuerda en cuántos discos ha tocado y con quién?

-Ni idea, lo he hecho con gente tan diversa como El Drogas, Marea y Despistaos o Pirritx eta Porrotx, para que te hagas una idea. Al final, todo es música. No me acuerdo de todos, la verdad. Alguno ya me ha dicho que recordaba cuando había grabado con él€ y yo, ni idea (risas).

"Fue una gracia de Andreu y nos la propuso en euskera porque tiene muchos amigos en Gipuzkoa"

"Como ya habíamos tocado 'Highway to hell', optamos por 'Back in black'. Fue algo macarra y hubo que traducir"

"Fue mucho curro: incluye juegos de palabras, dobles sentidos y metáforas; y adaptar la métrica al euskera"