Tras unos meses alejado de los escenarios debido a una operación, Jabi Izurieta (Pamplona, 1976) presentará en Berriozar su cuarto trabajo Las luces del barro (El Dromedario Records). Un disco que, con el rock americano por bandera, ha sido "la mejor terapia", según avanza.

En 2017 vio la luz su anterior LP, Claudia & Costello

-Sí, el cambio no fue porque hubiese ningún problema, pero veía que se había quemado una etapa en mi vida y que necesitaba tocar con otros músicos para aprender de ellos y ver las canciones desde otro punto de vista.

Las luces del barro ha sido un disco viajero y se grabó en los estudios Country 0 Studios and Phase 2, en Nashville. ¿Qué motivó este viaje?Las luces del barro

-Con Iñaki Llarena -productor- siempre fantaseaba con grabar en Nashville y como él conoce a bastante gente allá, me lo propuso. Me ilusionó, pero a la vez puse una pequeña exigencia: si grabábamos con gente de Nashville, que fuese porque les gustaba. Que no que fuese un acto mercantil de grabas y te pago. Y la sorpresa fue que no sólo les gustó, sino que se involucraron de lleno. Yo no estuve, con todos los métodos que hay ahora para enviar las canciones, y ellos grabaron bases, baterías y algunas guitarras adicionales. El resto de instrumentos y voces grabamos en Aberin.

¿Esta conexión con Nashville es la razón de que el disco, desde el rock americano, se acerque al country?

-Sí, no queríamos perder el punto del disco anterior, con el que nos metimos en un sonido más americano, pero enfocado a guitarristas más rock, tipo Neil Young. Y cuando acabé la gira, tenía maquetado lo que quería que fuese el siguiente y era un rollo más tirando a Bruce Springsteen, pero yo estaba en un momento chungo de mi vida y le dije a Iñaki que no me sentía con fuerzas de grabar. Él me dijo que escribiese sobre lo que me pasaba y este disco tiene ese punto tristón y salieron canciones más enfocadas al country rock y ese tipo de sonidos. Además, al grabar las bases allá, nos dejaban un camino llano para ver por dónde teníamos que tirar.

Son unas canciones donde encontramos cicatrices, despedidas, lágrimas, derrotas€ ¿Ha sido un disco catártico de alguna manera?

-Sí, ha sido terapéutico. Había dos opciones: seguir con un psicólogo, que es donde estaba, o echar a través de la escritura todo lo que me estaba pasando. Fue un desahogo muy grande a la vez que fue algo duro, porque todas las canciones están escritas desde un tema personal al 100%. Fue duro pero necesario, este disco fue como la mejor terapia que pude tener.

El lanzamiento se retrasó con la pandemia, pero ahora que ya se ha publicado y comienzan las presentaciones, ¿ya no soplan vientos tan raros, como dice el estribillo de la canción Mírame

-El camino esta claro: cuando sacas un disco, lo que quieres es tocarlo. En mi caso, donde me hallo a gusto más allá de un estudio, es tocando en directo. Así que por un lado sí que parece que no soplan los vientos tan duros, pero es verdad que la pandemia aún sigue ahí y que los conciertos no son lo que eran antes. A los artistas de mi rango, vamos a decirlo así, nos va a tocar pelear mucho más que antes si cabe, porque antes tocábamos en bares y ahora ahí no se puede tocar, tenemos que ir a salas... Yo afortunadamente tengo un circuito que me he generado durante un montón de años, pero lo estamos pasando mal. Entonces es duro, pero por lo menos vemos la posibilidad de pelearlo, que hace unos meses no existía siquiera.

En tiempos en los que la música se consume casi como si de comida rápida se tratase, Jabi Izurieta presenta su cuarto trabajo siguiendo la dinámica de los vinilos, con su cara A y cara B. ¿Este proyecto entiende los discos en su conjunto?

-Hay pequeños guiños tanto en el CD, como en las canciones, con el ruido de la aguja€ Los vinilos son lo que había antes y lo que a día de hoy mejor suena. Ahora la música se escucha en el coche, en mp3 y aunque a los que nos gusta grabar queremos que suene de maravilla y estás en el estudio y retocas sonidos, luego está colgado todo en plataformas digitales, que se oye verdaderamente mal. Presupuestariamente no me podía permitirlo editarlo en vinilo, pero esto era una especie de guiño y reivindicación.

Mañana toca presentación en casa, ¿con ganas?

-Sí, además nos presentamos con toda la banda y nos van abrir los dos bolos un grupo que está empezando, se llaman Mangatta. Y las ganas son tremendas, también por tocar con mi banda, que han trabajado mucho por este disco.