El arquitecto navarro Rafael Moneo recibirá este sábado el León de Oro a la trayectoria en la XVII Bienal de Venecia. Algunos de sus proyectos más emblemáticos, entre los que se encuentran el Archivo General y Real de Navarra o la Plaza de Toros de Pamplona, A sus 84 años, este es un galardón que a Moneo le hace "revivir" sus años de estudiante, ya que las Bienales "son todavía un lugar de obligado peregrinaje para arquitectos y estudiosos de la arquitectura" y en estos momentos, "darme el regalo de volver otra vez a Venecia, como si volviera a empezar, lo entiendo como una suerte".

La Bienal tendría que haberse celebrado el pasado año, pero se aplazó por la pandemia y finalmente hoy abrirá sus puertas al público, para ofrecer, hasta el 21 de noviembre, las propuestas internacionales de unos 60 países. El título de la Bienal de este año es How will we live together? -¿Cómo viviremos juntos?- y Moneo es directo: "Quien ame las ciudades y la vida en la ciudad tendrá una imagen de cómo vivir conjuntamente, que es construyendo la ciudad. Se podría decir que viviremos juntos construyendo la ciudad".

Un concepto de trabajar y diseñar la ciudad que ha marcado la dilatada trayectoria del premio Pritzker en 1996, quien ha llegado a ser definido como un arquitecto sin estilo, en el sentido de haber adaptado cada proyecto a su entorno, desde el diálogo y convivencia: "Los edificios arquitectónicos no son piezas aisladas y meros objetos, el construir la ciudad no es ya norma, sino casi el axioma sobre el que se apoya la arquitectura". En ese sentido, en su opinión hay pocas ciudades como Venecia, que "son ejemplo máximo de este modo de enseñar las cosas" y desde "ese encuentro entre naturaleza y artificio". "Venecia refleja bien el problema de la supervivencia que llevó a la gente a asentarse en esa tierra emergente, en la que todavía se trazaban canales".

Pandemia y globalización

En cuanto a cómo ha afectado la pandemia a la arquitectura, Moneo es optimista ya que si bien "la pandemia nos ha llevado a modificar nuestros hábitos y nuestras formas de vida", también debería "animar a construir una ciudad mejor, para que en otro confinamiento tengamos más contacto con el exterior y valoremos más nuestras casas, para que sean algo más que dormitorios". Eso sí, reniega de pensar únicamente en ciudades jardín, "una propuesta urbana de finales del siglo XIX y principios del XX, que seguramente ha ofrecido formas de vida suburbanas gratas". Asimismo descarta que la arquitectura vaya a apostar sólo por espacios más grandes porque "sería un despilfarro que los despachos públicos se multiplicarán por dos para mantener las distancias". Ahí está el reto.

En otras cuestiones actuales, el arquitecto, docente y teórico nacido en Tudela en 1937 escapa de un mundo cada vez más globalizado cuando se pone el foco sobre la arquitectura: "La noción de globalización siempre se ha entendido dentro de una cultura occidental, pero verdaderamente los lenguajes arquitectónicos han sido compartidos globalmente". Eso sí, en su opinión, "la globalidad hoy se siente mal porque la comunicación es más intensa y más fácil, pero no son fenómenos que no hayan existido en el pasado". De ahí que si bien no pueda decirse "que la arquitectura se esté rigiendo hoy por lo que han sido las normas tradicionales", sí subyace "un pensamiento con una estructura no completamente ajena al pasado".

Sobre la mesa pone también cuestiones como la sostenibilidad, "de qué modo afectará, porque seguro que afectará y nos hará pensar en ciudades y organizaciones diversas". Y es que, asegura, "nos hemos olvidado de proteger el medio ambiente: a la gente le cuesta vivir sin aire acondicionado. ¡Cuánto cuesta el mundo tan artificioso en el que nos hemos acostumbrado a vivir! Es un mundo que difícilmente recuerda ese respeto por la Naturaleza".

La exposición

El Pabellón del Libro de los Jardines venecianos acogerá una exposición que reúne algunos de los proyectos más reconocidos del navarro, como la Torre Puig de Barcelona, la ampliación del Museo del Prado de Madrid, el Archivo General y Real de Navarra o la Plaza de Toros de Pamplona. La muestra incluye unas cuarenta fotografías en blanco y negro de algunas de sus obras, y cuatro maquetas de madera, entre ellas del Auditorio Kursaal de San Sebastián y del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Los proyectos están ordenados de forma cronológica y empiezan con la factoría aragonesa de Diestre de 1964 para acabar con la bodega para Descendientes de J. Palacios, ubicada en la localidad de Villafranca del Bierzo, que diseñó en 2017 en colaboración con Clara Moneo y Valerio Canals.

Los visitantes podrán ver también otras de sus obras, como la ampliación de la Estación de Atocha de Madrid, el Hospital Gregorio Marañón, o proyectos internacionales como la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles (Estados Unidos) o los souks de Beirut (Líbano). Antes de recibir su galardón, Moneo participó ayer en el acto de inauguración del pabellón de España.