Ya ha hecho lo más difícil y con lo que, reconoce, más disfruta: componer el programa de una nueva edición de Pamplona Negra. La que arranca mañana con Baluarte como sede principal, una importante presencia en bibliotecas y, como novedad, también en la Feria del Libro de Navarra. Una semana con grandes nombres y, asegura su directora, "los mejores crímenes a escena que hemos tenido nunca".

Después de un año duro y de tanta incertidumbre, por fin vuelve Pamplona Negra.

-Sí, lo peor ha sido la incertidumbre, el no saber. Cuando aplazamos en enero era la única opción que teníamos. Hacerlo exclusivamente en streaming nunca estuvo en nuestra cabeza porque entendemos que Pamplona Negra debe ser presencial. Y aunque este año vamos a hacer las dos cosas, el grueso del público lo vamos a tener presencial, todo el que nos quepa, todo lo que nos permita el aforo vigente, que a día de hoy es del 50%. Esta edición va a ser un kit-kat de relax y divertimento en medio de todo esto, y teníamos que hacerlo.

Todos los invitados han aceptado a participar en esta edición de manera presencial, que no es poco...

-Sí, todos. No ha habido ninguno que me haya puesto una pega o me haya dicho: oye, ya veremos€ Todos aceptaron incluso cuando no sabíamos si iban a estar los límites perimetrales abiertos. Si hubiera hecho falta habrían utilizado salvoconductos para venir. El deseo por hacerlo es mutuo: ellos por recuperar la normalidad y acercarse a sus lectores, y nosotros por tenerlos en persona y escucharles fuera de la pantalla, que es donde los hemos tenido en esta pandemia.

Es un género muy pasional.

-Sí, sí. Es verdad. De hecho, cuando los autores se sientan en el punto de firmas, no es solo ponerles el libro y echar la rúbrica, sino los comentarios que reciben, el cariño, los agradecimientos que les da la gente, porque para ellos leer un libro de cualquiera de estos autores es un momento de evasión tan necesario€ Ahora más que nunca. Y ese feedback es, como dices, algo muy pasional.

¿Qué destaca de esta edición?

-¡Madre mía! Lo primero, que se hace. Tarde, pero aquí estamos. Y ya solo eso es un punto importante a destacar. También la calidad de todos los autores que vienen. Desde los que son más conocidos, como Elia Barceló, Mikel Santiago, Manel Loureiro o Mónica Rouanet, a los que lo son menos pero que tienen unos libros de una calidad brutal€ Y vamos a tener unos crímenes a escena, que, de verdad, me cuesta pensar en otros que hayan sido mejores. Desde el primer día, que tenemos una performance fantástica sobre Jack el Destripador, hasta el último, todos son tremendos. Va a venir la Guardia Civil a recrear en directo sobre el escenario de Baluarte la escena de un crimen real y a explicarnos qué buscaron, qué vieron, qué indicios encontraron que les llevaron a poner nombre y apellidos al asesino. Vamos a tener a inspectores de la Policía Nacional expertos en grafología que nos van a demostrar que es una ciencia con una base científica tremenda, y van a analizar la única carta que se supone que escribió Jack el Destripador. Luego tenemos a Félix Linares, él en sí mismo ya es un motivo para venir... Estoy muy contenta.

Hay dos sesiones dedicadas al 'true crime', ¿en qué consiste?

-Es un tipo de novela negra que inventó Truman Capote cuando escribió A sangre fría y, como periodista, se entrevistó con los asesinos confesos de una familia. Es una novela brutal. No hay película que le haga honor. Ese fue el primer true crime que se considera que se escribió. Y ahora tenemos grandes escritores, tanto periodistas como no, sobre todo mucho criminólogo, que siguen muy de cerca y se documentan a tope sobre un caso concreto, un caso normalmente muy mediático, y después escriben un libro. Es un libro de no ficción. Es la novelación de un caso real. Por ejemplo, Manu Marlasca acaba de sacar el segundo libro, y son autores que no solo intentan entrevistar al culpable o al asesino, sino que entrevistan a abogados, policías, asisten a los juicios, analizan las pruebas, buscan sus propios expertos para complementar la documentación€ es un género muy interesante que está muy en boga ahora mismo. Y tenía que estar presente.

¿Por qué Gran Bretaña como país invitado? ¿Qué destaca del 'noir británico?

-Todo. Son los padres de la novela de espionaje, a ellos debemos figuras tan emblemáticas como James Bond. Tienen esa forma de escribir mezclando la acción con la intriga€ Y actualmente tenemos autores espectaculares de novela negra, como Charles Cumming, Mick Herron... Son autores de novela de espionaje moderna que además es muy negra. Por ejemplo, los espías que presenta Mick Herron son los que no quieren tener en el MI5 o en el MI6, y los destierran a una casa en las afueras y les mandan los asuntos que nadie más quiere hacer. Son los parias de los espías. Y a partir de esos parias construye unas novelas increíbles. Les pasa de todo, son el hazmerreír del servicio de espionaje, y son novelas con mucha enjundia, con mucha carga de profundidad. Fantásticas.

Desde luego, la novela negra goza de muy buena salud. Recientemente decía que el género se está pegando cada vez más a la realidad social. Así que además de disfrute y evasión, es denuncia y crítica social.

-Sí, así lo veo yo. El otro día defendía mi posición en una charla informal diciendo, por ejemplo, que Rosa Montero, a quien tuvimos el placer de tener el año pasado, ha escrito la trilogía de Bruna Husky de Lágrimas en la lluvia, que es una trilogía futurista, con androides y tal, y sin embargo tiene una carga de denuncia tremenda. Denuncia el calentamiento global, el deterioro del medio ambiente, las diferencias sociales y su implicación en la calidad de vida€ Y esa carga de profundidad que tienen estas novelas es aplicable a cualquier otra. Puedes hacer ficción, puedes contar una historia absolutamente inventada, porque al final esto es literatura. Pero la novela negra se caracteriza por tener esas cargas de profundidad, esa crítica social, y esto se está retomando, y es un signo de cómo está la sociedad.

¿Es pesimista respecto a las consecuencias de esta pandemia?

-Desde el principio vi claro que de esta pandemia saldremos igual o peor. Y ahora estamos peor. Las colas del hambre son larguísimas, las colas del paro son larguísimas, la precariedad laboral es una realidad que alcanza a gente que jamás pensó que se vería en esta situación. Y la novela negra lo está reflejando. Es un género mucho más cercano al lector que cualquier otro.

¿Sobre qué realidad social cree que se debería hablar ahora a través del thriller literario?

-La lista es demasiado larga... Podemos hablar de corrupción política, de violencia de género, de violencia contra los menores, mira ahora el caso de las niñas de Tenerife€ sobre todo, de inmigración legal e ilegal, como hace Jon Arretxe en sus novelas; podríamos hablar de las guerras€ No tienes más que coger un periódico y elegir, y te sale una novela negra. La realidad está llena de sucesos y vivencias que, si los pones en un contexto de novela negra, te dan para historias potentes, y estás contando la verdad. El lector tiene que esforzarse poco por creerse la historia; su incredulidad no sufre demasiado, y eso es muy importante.

Y en un momento en que nos bombardean con información rápida, efímera, superficial, la novela cobra más valor, nos permite profundizar.

-Sí, y muchas veces ver claves que a ti no se te habían ocurrido, y meditar. Porque lo que te permite un libro es meditar. Detenerte, volver a leer€ mientras que si lo estás leyendo en twitter, viendo en la tele u oyendo en la radio, lo que dices, es un bombardeo y ya está, y de repente de toda la información te has quedado con una frase. Y sin embargo, con un libro puedes volver, releer, y si encima te lo están contando de una manera tan bonita, tan bien escrita€ Es un disfrute. Yo lo que sí espero es que no escriban mucho sobre el covid, la verdad, porque eso sí que no apetece nada.

Apetece pasar página ya.

-Sí.

¿Y cómo ve la novela negra navarra? ¿Qué diría que le caracteriza? ¿O hay tanta diversidad como autores?

-Es muy diversa. Tanto como la nacional y como la internacional. Estos días me he llevado una sorpresa, en la biblioteca de Civican han hecho una guía de lectura de escritores navarros. Y es fantástica porque es larguísima.

¿Como cuántos hay?

-Como muchos. Yo el año pasado traje a 16 y he visto que me he dejado a la mitad. En esta guía viene cada autor con todas sus obras, es un acierto. Agradezco el esfuerzo de todas las bibliotecas que se han sumado a esta edición, con mesas de lectura, guías, pero sobre todo que se centren en los autores navarros€ Y ya no es broma, ya no es un chascarrillo, yo soy partidaria de que el Gobierno de Navarra, la consejería de Cultura, empiece a pensar en un sello de literatura navarra. Tenemos tanta variedad y tanta calidad como los nórdicos. Y cuando lo tuyo es bueno, no hay que dejar pasar la oportunidad de potenciarlo. Aquí hay muchos autores de edades diversas, unos más conocidos, otros menos, unos publican con grandes sellos, otros se autopublican... Y esa diversidad es la maravilla. Apuesto por un label en literatura negra navarra; igual que podría hacerse en novela histórica, en poesía, porque tenemos autores maravillosos y está pendiente ponerlos en valor.

No estaría mal potenciar al exterior algo más que los Sanfermines, y más ahora que la ocasión lo requiere.

-Sí, sinceramente creo que las instituciones culturales deberían planteárselo. Tanto ponemos en valor el turismo, que me parece genial, y las fiestas patronales, el patrimonio artístico, el folclore... Pues vamos a ver qué puedes hacer desde tu despacho para potenciar a esta gente que está llevando el nombre de Navarra a las librerías, de momento de toda España. Les animo a que lo piensen.

Su última novela, 'Bajo la piel', protagonizada por Marcela Pieldelobo, está teniendo muy buen recorrido.

-Sí, va muy bien. Estar nominada a dos grandes premios como el de Salamanca y el de Valencia Negra; estar en boca de tanta gente y que te escriban de Córdoba, Cáceres, Galicia, y estén leyendo tu obra y te inviten a festivales€ Y estoy especialmente ilusionada porque me han llamado del pueblo natal de Marcela Pieldelobo, de Biescas, y voy a ir en junio a tener un encuentro con la gente de allí.

¿Para cuándo la próxima novela de Marcela Pieldelobo?

-Está en marcha, hasta 2022 no cuento con terminarla. Lleva su tiempo. La gente se lo lee en tres días, pero esto lleva un año escribirlo, ¿eh?

Volviendo al festival, ¿cómo diría que disfruta más Pamplona Negra: desde su faceta de directora, de escritora o de lectora del género?

-Sobre todo lo disfruto como lectora. Disfruto mucho preparándolo, pensándolo, maquinando las mesas temáticas... es maravilloso, me pego semanas ahí dándole vueltas, y pienso y hago una terna de autores y luego de repente descubro otro libro y cambio uno, pongo otro€ Luego, una vez empieza, la semana es muy intensa. Bromeo muchas veces cuando me dicen: iré a verte a Pamplona Negra. Yo les digo: seré la señora que corre de un lado a otro, me vas a ver poco. Porque estoy pendiente de muchas cosas, controlando, marcando tiempos€ El disfrute es más previo, pero luego, el escuchar a la gente en el hall de Baluarte, tan contenta, buscando el libro de la persona a la que acaban de escuchar en el escenario, poniéndose en la fila para conocerlo€ Es otro momento de satisfacción. Lo que me estoy llevando de aquí son muchísimos amigos. Tanto lectores como autores, y el disfrute para mí es ese. Es anterior y posterior. En la semana es muy complicado.

Este año no habrá comida temática ni cena de clausura...

-No, qué va. Porque los aforos son muy limitados, queremos evitar los espacios cerrados pequeños, queremos garantizar que aquí no haya ni un solo contagio. Hemos tenido que renunciar con mucha pena a la comida temática en el Hotel Tres Reyes y a la cena del sábado. Nos iremos a tomar una caña y a picar algo, aunque no va a ser lo mismo. Pero bueno, en enero lo cogeremos con muchas más ganas. l