Durante más de 25 años, el Gobierno de Navarra, a través del Guarderío de Medio Ambiente, ha realizado un seguimiento de las poblaciones de la tórtola común en la Comunidad foral, con el objetivo de medir su evolución y disponer de datos científicos que avalen su gestión cinegética. En este período de tiempo, el Índice Kilómetrico de Abundancia (IKA) se ha mantenido en el entorno de 2, desde el 2,13 y el 1,85 registrados en 1995 y 1996, respectivamente, hasta el 1,99 registrado en el 2019, último año con datos completos. El último censo realizado el año 2020 arrojó un valor de 1,95, pero la pandemia impidió completar todos los censos, quedando sin realizar 5 de los 17 recorridos.

Con estas cifras encima de la mesa, se invalida completamente la reclamación de prohibir la caza de esta ave que la Comisión Europea trasladó a España y que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico se encargó de amplificar. Los datos desmienten que la población de tórtolas en Navarra haya sufrido un descenso que obligue a vedar su caza, dado que durante décadas se ha venido realizando una gestión cinegética sostenible.

Los conteos efectuados por el Gobierno de Navarra cuentan con una metodología estándar, objetivable y mantenida en el tiempo, por lo que sus resultados son comparables de un año a otro. Se basa en el método científico y los recorridos son realizados por funcionarios de la propia Administración foral. Es, de hecho, uno de los pocos datos históricos contrastados que son objetivables tanto a nivel español como europeo, ya que posee una serie histórica envidiable.

Los resultados del seguimiento de la tórtola europea facilitados por el Gobierno de Navarra ponen en entredicho los datos manejados por agrupaciones ecologistas como SEO/BirdLife, que arremeten contra la caza de la tórtola aportando cifras de descenso de su población de entre un 30% y un 70%, obtenidas sin ningún aval científico y que, al menos en Navarra, resultan completamente falsas.

Para estimar la abundancia reproductora de la tórtola común en Navarra, desde 1995 se ha empleado una metodología específica para la tórtola, que consiste en la realización de avistamientos y escuchas continuadas a lo largo de un itinerario o transecto lineal. Está basado en la intensa actividad canora de esta ave durante la época de reproducción. Su canto suele producirse en un punto despejado, es intenso y de alta cadencia, por lo que, durante la primavera y el verano, este se puede asociar con la presencia de una pareja reproductora en el entorno del punto de emisión.

En Navarra, ha explicado el Ejecutivo foral, están diseñados 17 itinerarios, abarcando diferentes tipos de hábitat, según su idoneidad para la tórtola. De este modo, se dispone de una muestra representativa de su distribución en el territorio foral durante la época de nidificación. Estos censos se llevan a cabo durante los meses de junio y julio, para tener en cuenta tanto los nidificantes tempranos como los tardíos. Cada uno de ellos se recorre a pie en cuatro ocasiones (una en cada quincena), y se apuntan todos los individuos detectados visualmente o mediante escucha del canto.

En la evolución de estos más de 25 años se constata que su abundancia oscilaba en el entorno del valor 2, tanto al inicio de la serie histórica como en el último registro completo. Como en toda especie silvestre, se dan años con picos de abundancia, como los valores registrados en los años 2005 y 2006, pero el interés del método radica en analizar la tendencia global.

Estos resultados científicos respaldan que la gestión desarrollada con la tórtola en la Comunidad foral ha sido responsable desde el comienzo, a través de su monitorización, seguimiento y aprovechamiento sostenible. Sobre todo, si se compara con la calidad de los ecosistemas navarros del año 1995, en principio más favorables para la tórtola, que los de hoy en día.

Como se recuerda, en Navarra se han establecido cupos de captura para esta especie desde los años noventa. Aunque en un primer momento se estableció un cupo de tres tórtolas por cazador y día, después se bajó a dos. Además, solo se permite su caza los jueves, sábados, domingos y festivos durante la media veda (normalmente, entre el 15 de agosto y el 15 de septiembre). Por último, las zonas donde se puede practicar su caza solo suponen una pequeña parte de la distribución total de la tórtola en Navarra, por lo que un alto porcentaje de los ejemplares de esta ave no está sujeto a aprovechamiento cinegético.

Gracias al modelo implantado en la Comunidad foral en los años 90, se dispone de datos estadísticos fiables en cuanto a la evolución de la tórtola, que demuestran que la gestión cinegética realizada todos estos años ha sido y continúa siendo sostenible. Con los datos en la mano, no tiene justificación alguna la reclamación para que se prohíba su caza.