Dice Iván Ferreiro (Vigo, 1970) que no hay que tratar al público como borregos: "La gente no es idiota y sabe disfrutar de la música", reflexiona antes de recalar este jueves en Baluarte con Cuentos y canciones, gira donde deja de lado éxitos como Turnedo o El equilibrio imposible para ofrecer otras "sorpresas agradables" en un repertorio que recorre su trayectoria en solitario. De hecho, el propio Ferreiro se encarga de desgranar el making of de las canciones, con el apoyo de su hermano Amaro, clave en este viaje musical al que han marcado más "los fracasos que las victorias".

Cuentos y canciones se presenta como una gira muy especial, ¿cuál es su punto de partida?Cuentos y canciones

-El verano pasado hubo conciertos y claro, la gente iba de abajo arriba, llegábamos a unas canciones que todo el mundo tenía ganas de levantarse, aplaudir y bailar. Y nos daba la sensación de que nos frustraba más de lo que nos alegrábamos, porque era como cortar la energía (risas). Entonces pensamos en montar este show, de ir hablando y contando cosas mientras cantamos, nos volvemos a reencontrar con canciones que nos hemos alejado de ellas y no porque no sean buenas, sino porque llegan otras nuevas... Y decidimos tirar de ahí y e ir contando una historia, que al fin y al cabo es nuestra historia.

Es un repertorio en el que se quedan fuera éxitos como Turnedo, Años 80, TurnedoAños 80El equilibrio es imposible

-Sí, siempre he pensado así. Creo que los que nos subimos a tocar y tenemos repertorio para ir cambiando y tocando de mil maneras, tenemos la responsabilidad de poner cosas nuevas. Lo lógico es que la gente pida las canciones que oye siempre en su casa y tiene ganas de oírlas, pero nosotros tenemos que saber proponer cosas que sepamos que van a gustar. No se trata de molestarles, sino todo lo contrario: hacerles un regalo y darles una visión nueva. La gente disfruta cuando pasan cosas así, porque en el fondo, a todos nos gustan las sorpresas agradables. Y también a veces está la idea de que el público es idiota y no lo es. La gente sabe disfrutar de la música y no hay que tratarlos como si fueran borregos porque que eso es contraproducente incluso a la hora de realizar discos. Si tratas a la gente como si fuera simple, les das mensajes simples, haces abc todo el rato... Y gracias a dios, vivimos en un planeta lleno de gente inteligente y sutil.

Hemos hablado de las canciones, pero, ¿cómo es esta historia que cuentan en el show

-Tenemos un hilo conductor que es que los años han ido pasando. Hemos separado nuestra historia en etapas y hemos elegido una canción por cada etapa. El plan primigenio era hacernos unos interesantes, hablar mucho de las canciones, de está en mi mayor por esto... Pero nos dimos cuenta que era un coñazo y que nos hacía más ilusión hablar de nuestros amigos y de la gente que había ido entrando y saliendo de nuestras vidas. Por otro lado, nos dábamos cuenta que en nuestras vidas lo que nos ha marcado han sido los fracasos más que las victorias y creo que ha sido una especie de relato a través de la amistad, el fracaso y el humor. En el fondo todos los seres humanos enfrentamos así la vida: con tus amigos, con tus fracasos y reponiéndonos. Si puedes reírte de los fracasos es que la cosa fue bien.

En el escenario estará acompañado por su hermano Amaro, ¿era parte imprescindible de esta gira?

-Totalmente. Cuando empecé en solitario fue con Amaro y él decidió que el proyecto tuviera mi nombre, no el de los dos. Todo lo hago con él y estamos juntos todo el rato. En este show Amaro es uno de los protagonistas y es un viaje juntos. Es el viaje de dos hermanos en el azaroso mundo de la música.

Y ahora, mirando al presente, ¿es de aquellos a los que la pandemia le ha empujado a componer y a crear y se encuentra en un momento creativo dulce?

-Bueno, pasé un poco por todo en esta pandemia... Pero tuve un momento creativo bueno y he empezado a grabar cosas del disco nuevo. Estoy ahí, la cosa es que ahora tengo gira y me falta acabarlo, estoy muy creativo pero con pocos días para trabajar y eso me frustra un poco. Con la de días que hice el vago el año pasado, ahora me veo sin tiempo y digo "vaya palmada con esos días que no hice nada"...

Por lo que se puede ver en redes sociales, últimamente pasa los días entre cables y sintetizadores... ¿La electrónica va a ser protagonista en este nuevo disco?

-Sí, la verdad que hay bastante electrónica pero tampoco es un disco electrónico. También muchas veces estoy obsesionado con lo que he hecho a nivel electrónico y me encanta como suena, pero llega Ricky Falkner con la banda, se ponen a tocar encima y me parece maravilloso también. La electrónica la uso como inspiración. Me gusta que puedo estar todo el día haciendo electrónica sin hacer ninguna canción, mientras que cuando estoy con el piano, me siento más obligado a hacer canciones... Y a veces uno simplemente quiere hacer música. Y la electrónica es guay, le das a un botón, empiezan a sonar las cosas y pareces buenísimo (risas).

Hablaba de cómo se encuentra de gira y ahora parece que el sector cultural se va reactivando poco a poco, pero, ¿la pandemia ha evidenciado lo desprotegida que está la cultura a nivel institucional y de apoyos?

-Sí, la precariedad del sector musical es una cosa que se sabe desde hace mucho rato. Vivimos en unos tiempos donde ya no importa saber lo que pasa ni importa la verdad. La música vive en precario, el público lo sabe, nos apoya... Joder, no sé cómo explicarlo. Son decisiones políticas que tendrá que tomar alguien y no creo que por ahora ningún partido político apoye la cultura realmente. Hay una parte que no la apoya en absoluto, hay otra que quiere hacerla gratuita y en el fondo todos nos quieren dar por el culo sistemáticamente. Suena la hostia la cultura y bien que recurren a nosotros cuando les interesa... Pero en el fondo ninguno ha hecho nada. Unos cuantos problemas de la música son de legislación: no puede ser que un backliner -persona encargada del equipo de los músicos- tenga problemas con Hacienda por poner que es backliner en su declaración y le digan que esa profesión no existe. Esto no me lo invento, estamos en un sector que la mitad de trabajos el inspector de Hacienda te dice que no existe. A partir de ahí, para arriba: la forma en que fiscalizamos, en que pagar a seguridad social... Mi sensación es que nadie va a hacer nada por nosotros, están cuatro o ocho años como mucho y en el fondo no hay más que poner las noticias y darte cuenta de que puede haber una pandemia mundial, que están todo tirándose los trastos a la cabeza. Si van a estar discutiendo sobre mierdas y van a tratar de buscar el conflicto todo el tiempo... No creo que a nadie le dé tiempo a legislar para nosotros ni para cualquier otro sector que tenga un problema.

Y son muchos esos sectores...

-Estamos asistiendo a cómo se desmonta la Seguridad Social y cómo se desmonta la Sanidad Pública en nuestras narices... Como músico me da pudor protestar con lo mío, porque pienso: joder, ¿qué pasa con los enfermos de ELA, que nadie investiga? ¿Qué pasa con el mundo del machismo y patriarcado salvaje, qué pasa con el racismo...? Y pienso que el público está concienciado, pero estamos tan bombardeados de problemas en los que hay que tener empatía, desde gente que está en pateras, a niños que cruzan fronteras... Hay tantas cosas horribles en el mundo y por las que deberíamos pelear, que a la gente le encantaría arreglar... pero tenemos unos políticos que no lo van a hacer. Pero mira, el colectivo de la música siempre hemos sabido sobrevivir, ha habido músicos en el franquismo, en la democracia... La música existe desde siempre y siempre habrá alguien haciendo música. Y ya nos buscaremos la vida.