ucho se está hablando últimamente de Chill Mafia, colectivo musical de Pamplona que ha accedido al cielo de la viralidad gracias a las canciones que difunde por las distintas plataformas digitales. Al margen de su innegable repercusión mediática, el primer fin de semana de junio llenó tres días seguidos Zentral (que sí, que ahora los aforos son otros, pero hay que vender las entradas). Fui al concierto del sábado y, al parecer, tuve suerte: me dijeron al llegar que el del viernes por la noche tuvo que ser suspendido en el momento en el que una parte del público no respetó las actuales medidas sanitarias. En la actuación del sábado (que, como la del domingo, era a mediodía), hubo euforia y mucha participación por parte de la audiencia, aunque dentro de los límites de la actual normativa sanitaria. Por cierto, hablando de salud, a la entrada del concierto, como sucede en muchos otros, había una mesa de los colectivos Disfruta tu fest y Hegoak, que desinteresadamente promocionan la salud sexual desde el punto de vista del disfrute y los cuidados, así como desde la reducción de riesgos derivados del consumo de sustancias. Centrándonos en el concierto, actuó primero Hofe & 4:40, un rapero cuyos textos hablan de la Rocha, de viciarse a la consola, de comida china y de sus amigos. Desencanto de barrio y nihilismo juvenil, nuevos sonidos para viejos mensajes. Las rimas eran conocidas por gran parte del público, que las recitaba mientras seguían el ritmo con cabezas y manos. La primera parte de su actuación resultó más tranquila, terminando con los cortes más acelerados y despidiéndose de la sala bien arriba con un tema dedicado al cineasta japonés Akira Kurosawa. No decayó el ambiente festivo después: música electrónica, canciones de los propios Chill Mafia disparadas desde un ordenador hasta que los cantantes salieron al escenario, desatando la locura entre sus seguidores. Mantuvieron la misma línea de su amigo Hofe, bases electrónicas y rimas escupidas con insolencia y chulería, aunque, en su caso, el abanico estilístico fue más amplio, incluyendo elementos de la música tradicional vasca y mezclándolos con la urbana, amén de otros ritmos como el reggae, el hip hop o el punk. Se atrevieron con piezas más lentas ("Vamos a hacer una balada para que lloréis", bromearon), para después acelerar hasta el puro hardcore. La mezcla musical está, dentro de su estilo, muy lograda. También manejan bien los textos, herederos estos del punk: letras desafiantes repletas de rebeldía, sarcasmo, humor negro e incorrección política, transgresiones que pueden sobrepasar los límites de lo admisible para muchos. Es lo propio de este tipo de música (más bien, es lo propio de este espíritu). Hay que anotar otro punto a su favor: el carisma que tienen encima del escenario, su capacidad de conexión con el público. Ahora solo queda comprobar si el fogonazo que han prendido en su tierra es duradero y extrapolable a otras regiones.

Fecha: 05/06/2021. Lugar: Zentral. Incidencias: Segundo de los tres conciertos que el colectivo musical Chill Mafia (colectivo porque engloba cantantes, graffiteros, productores...). Las entradas de los tres conciertos se agotaron con varias semanas de antelación. Actuó primero Hofe & 4:40 y Chill Mafia compartió escenario con Ben Yart.