L rock, que tiene su raíz en el blues de los esclavos, es una música que nació como un grito de libertad del pueblo negro. Y en ello sigue más de medio siglo después, ya que más de 1.300 grupos, organizaciones y músicos estatales, latinos y vascos, entre ellos Soziedad Alkoholika, Fermin Muguruza o Aurora Beltrán, han firmado un manifiesto ante el avance imparable de "las ideas y políticas neofascistas" en Europa y el Estado, en lo que se considera "una unión histórica". Su primera acción pública ya ha tenido consecuencias al provocar la suspensión del concierto del excantante de Barón Rojo, Sherpa, ahora al frente de Los Barones, en Madrid. El bajista y cantante se ha manifestado a favor de Vox en múltiples ocasiones. "Utilicemos nuestras guitarras y nuestras voces para gritar no al fascismo alto y claro", explican a DEIA desde el grupo vasco La Topadora.

"El rock es una forma de vida, no solo música; una cosa es escuchar rock y otra ser rockero". La proclama es de Óscar Sancho, el cantante del grupo de metal Lujuria, artífice del Manifiesto contra el Fascismo, en comandita con Fernando Madina, vocalista de los sevillanos Reincidentes. Ellos han logrado implicar a más de 1.300 bandas y músicos de rock y punk, agencias de management y promotoras de conciertos. "La respuesta ha sido brutal hasta la fecha", aseguran, ya que se han superado los 1.300 firmantes. "Traducidos a personas habría que multiplicarlo por cinco o incluso más", apostillan.

La acción surge porque "las amenazas de las políticas neofascistas siguen activas y no podemos darnos por satisfechos". Unas ideas que "se están manifestando en Europa, España incluida", y ante la que han puesto pie contra la pared y ofrecido su firma músicos estatales como Rozalén, Celtas Cortos, Reincidentes, A Palo Seko, Hamlet, La Banda Trapera del Río, Ska-P, Hora Zulú, Ñaco Goñi o Porretas, además de grupos de países latinos, Italia o Rusia.

En el caso vasco, los firmantes, con Aurora Beltrán, la legendaria cantante de Tahures Zurdos al frente, incluyen nombres muy representativos del circuito rock y punk como Fermín Muguruza, La Polla Records, Leize, Guda Dantza, Anestesia, Ardi Beltza, Josetxu Piperrak, Kartzarot, La Excavadora, Manolo Kabezabolo, Putakaska, Rat-Zinger, Revolta Permanent, Soziedad Alkoholika o Txarly Usher, además de la promotora Baga Biga o Wilma Producciones. Es un movimiento espontáneo, según Aurora, ya que "todos somos de nuestro padre y de nuestra madre". La navarra defiende que "la derecha nos ha hecho desunirnos, y tenemos muchas cosas en común".

El manifiesto se revela como un grito para que "el mundo de la música se posicione y despierte", según Madina, ante la situación de "abandono" del sector, "criticado, repudiado y marginado desde que nació porque vinimos a decir verdades", lo que obliga a los músicos a unirse y a comprometerse, ya que "somos una voz única que representa al pueblo", por lo que "no gustamos a los dueños de las marionetas", a esos Masters of puppets a los que aludía Metallica.

Aurora, que reivindica el papel activo de la mujer en el mundo "siempre machista" del rock, defiende que, tal y como recoge el manifiesto, los músicos "somos todas las tribus diferentes, pero unidos en la misma lucha", lo que hace que "seamos solo una voz contra el fascismo en todas sus formas", incluido el que se disfraza "con piel de cordero y asoma la pezuña por debajo de la puerta de nuestros hogares". El manifiesto concluye con un llamamiento urgente a la movilización. "Demuestra que una canción no es solo una canción", ya que, "si algo ha sido el rock, desde su semilla en el blues de los esclavos, es antifascista", concluye.

Desde Euskadi la implicación parece clara, tal y como asegura Iñaki Ortiz de Villalba, cantante de Modus Operandi, banda que cuenta con exmiembros de Betagarri y Vendetta. "Hay que combatir siempre el fascismo", asegura a DEIA. "La música puede servir para la reflexión y profundizar en las convicciones progresistas. Por ejemplo, John Lennon compuso Imagine porque creía en otro mundo. Así que imaginemos un mundo sin fascismo, aunque sea en un pueblo que no hizo la transición política", explica el músico gasteiztarra.

Por su parte, Luisillo Kalandraka, bajista actual de La Topadora y exVendetta, recuerda que el germen del rock nació en las plantaciones esclavistas, con "melodías que sonaban a sangre y sudor, y que ayudaban a sobrellevar la explotación". Con esas raíces nació el rock, "contestatario, del pueblo y para el pueblo", según Kalandraka. "El rock siempre ha estado del lado del pobre, del ninguneado, denunciando las miles de barbaridades que el enemigo común, el fascismo, aplica sobre la gente humilde", prosigue. El navarro, para quien "el rock es un arma que empodera, hace piña y despierta conciencias", solicita que "usemos nuestras guitarras y voces para gritar alto y claro no al fascismo".

El manifiesto es solo el primer paso del objetivo de la concienciación del sector. El siguiente será la constitución de una asociación sin ánimo de lucro. "Será con calma, para hacerlo bien", según Madina. Además, se pretende que la asociación trabaje para ampliar su acción a "la lucha por nuestros derechos" como músicos. "Y más tras ver, en pandemia, que esa unidad fue necesaria y que, salvo contadas y meritorias excepciones, no se dio", explican. También trabajarán en la lucha contra el machismo, la xenofobia y los negacionismos sanitario y climático. Los firmantes tienen previsto enviar instrumentos a los músicos cubanos dada su difícil situación actual.

El cantante y bajista José Luis Campuzano, conocido como Sherpa desde que se dio a conocer en Barón Rojo, es un activo defensor de Vox. Por ello, Rock contra el Fascismo solicitó el boicot del concierto previsto en Madrid en octubre, junto a Obús. El recital de Sherpa al frente de su grupo actual, Los Barones, en el que milita también el ex Barón Rojo Hermes, no se celebrará, ya que Obús considera que "no somos portavoces de ninguna fuerza política". Además, el guitarrista de Los Barones ha abandonado el grupo.

Sherpa se ha mostrado muy activo en sus redes sociales el último año y medio, para dejar perlas fascistas en contra de la izquierda, los inmigrantes, los menores no acompañados o el gobierno de PSOE y Podemos. Además de participar en caceroladas, aseguró que votaría a la extrema derecha, arremetió contra compañeros del mundo del rock ?"hay muchos borrokas en este mundillo"? y expresó ideas racistas contra los menores inmigrantes.

Por ello, Rock contra el Fascismo decidió de forma unánime y tras una votación telemática movilizarse contra el concierto de Sherpa con Los Barones, en la sala La Riviera y compartido con Obús. "No podemos permitir que haya conciertos que normalicen un discurso rancio, profundamente racista, xenófobo, homófobo y que no debe ser normalizado", explicaron en un comunicado, a la vez que denunciaban "la gravedad" de las declaraciones de Sherpa. "que confrontaban los derechos humanos". Por ello, hacían público al posible público asistente al concierto sus declaraciones y concluían con un "decides tú".

Ante la polvareda levantada, Obús, grupo que compartiría escenario con Los Barones, se ha bajado del carro. Tras recordar que la banda surgió en "el multicultural barrio de Vallecas, donde viven inmigrantes de muchas partes", el cuarteto liderado por Fortu, que defiende que "el rock es libertad", ha explicado que "no estamos dispuestos a que nuestro concierto se convierta en un mitin", ya que "no somos el altavoz de ninguna fuerza política". En "nuestros eventos sobran aquellos que no comparten que el rock es libertad, respeto y tolerancia", aseguran.

Los movimientos tampoco se han hecho esperar en el seno de Los Barones. El resto del cuarteto ya había asegurado que las declaraciones de Sherpa surgían "por iniciativa propia, sin ninguna intervención ni consenso" con el grupo, y ahora su guitarrista, Marcelo Calabria, ha abandonado la formación. Aunque defiende el derecho de Sherpa a "expresarse libremente", considera "un delirio" sus declaraciones. Por ello, opta por dar un paso al lado y no participar en lo que "entre unos y otros han convertido en un circo", en "un acto político, no un concierto". Habrá que comprobar dónde llega este movimiento.