Fecha: 27/08/2021 Lugar: Baluarte Incidencias: Lleno, entradas agotadas. Niña Pastori regresaba al Flamenco On Fire, en esta ocasión con la gira que conmemora sus veinticinco primeros años en la música. Vino con una gran banda formada por ocho músicos (piano, batería, guitarras, percusión, bajo y dos coristas).

omo cada año, ya esta aquí la nueva edición del Flamenco On Fire, que sigue extendiéndose por la geografía navarra (en esta ocasión ha habido actos en Pamplona, Tudela, Estella y Viana), y acercando el duende a quienes quieran ser hechizados por él. El jueves, en Baluarte, actuó Niña Pastori con todas las entradas agotadas. La de San Fernando celebra sus primeros veinticinco años en la música, que, huelga decirlo, han estado jalonados de éxitos artísticos y comerciales. El concierto comenzó con una cariñosa presentación a cargo de Manuel Martín Martín, histórico crítico flamenco, y un vídeo que glosaba algunos de los hitos más importantes de la artista, repasando la multitud de discos, giras, números uno en distintos países y reconocimientos nacionales e internacionales que ha ido obteniendo.

La gaditana traía un espectáculo musicalmente muy potente, con una banda que tejía una excelsa capa instrumental sobre la que ella cantaba. Esa fue la fórmula que utilizaron al comienzo, en cortes como Amor de San Juan, La habitación o Válgame Dios. Con todo, se agradecieron los momentos de mayor desnudez, como el arranque de Acaríciame la cara, en el que pudo apreciarse mejor la belleza de su cante. Al final de esta canción, la artista se retiró del escenario, momento que aprovecharon sus músicos para lucirse con varios solos (guitarra, bajo, piano, percusión...).

Al volver sobre las tablas, comenzó una parte más íntima: Bajo tus alas, a piano y voz, fundida con Cuando nadie me ve, de Alejandro Sanz. No se alejó de su amigo, pues la siguiente fue Cai, canción que Sanz le compuso para su disco Canaílla. Después, una nueva versión, en este caso Contigo de Joaquín Sabina, con todos los músicos de nuevo sobre el escenario tocando de manera más suave y sutil. El tiempo era limitado y eran muchos éxitos a cantar, por lo que recurrieron a un popurrí en el que agruparon partes de piezas célebres como Ese gitano, Tengo que contarte algo, Quién te va a querer o Dentro de mi corazón, que quedaron perfectamente ensambladas en esa fusión de flamenco, pop y música latina. En la recta final, ya solo quedaba acelerar con Cuando te beso, La orilla de mi pelo, con guitarra eléctrica y órgano desbocado, y la postrera Y para qué, en la que se desató una auténtica bacanal de percusiones.

Con todo el auditorio puesto en pie y varios minutos de ovación, no les quedó más remedio que volver a salir para los bises. Ahí llegó otro de los mejores momentos de la velada, cuando la artista cantó con tres guitarras flamencas Ya no quiero ser, en la que exhibió todo el potencial de su voz, y unas bulerías maravillosas que el público había reclamado con insistencia. Todavía hubo tiempo para una más, pues se despidieron definitivamente con la animada Yo tengo una cosa. En definitiva: una actuación de notable alto con repertorio muy conocido y exitoso y una banda de auténtico lujo, que alcanzó el sobresaliente en los momentos más desnudos a piano y voz o a guitarra y voz.