Jesús Carmona se enteró del Premio Nacional de Danza- Creación 2020 mientras compraba macarrones en Mercadona con su mujer e hijos; "Aún se me pone la carne de gallina". Del Premio Beonis, se percató porque su compañero de asiento le golpeó en el codo. Él, mientras, aplaudía sin enterarse durante una gala en ruso. "Soy un poco desastrico para algunas cosas", decía entre risas. Este martes ha presentado en el Museo Universidad de Navarra el estreno absoluto de Baile de bestias, que tendrá lugar este jueves, 11 de noviembre, a las 19.30 horas en el teatro del MUN. En él, Carmona se abre en canal y habla de sus bestias interiores, esas sensaciones que se quedan enquistadas dentro de uno mismo, que no se han podido superar y, tal como detalla su propio creador, empujamos hacia abajo para que no nos moleste en nuestro día a día. "Decidí darles voz y aprender a bailar con ellas, que ha sido algo difícil y arduo a la vez. Pero muy gratificante", aseguraba.

Este espectáculo nace de una idea, de una emoción, de una chispa que surge de espectáculos anteriores. La masculinidad es una de esas bestias a las que les dedica parte del espectáculo: "No me veo representado en un 99,9% en los prototipos de masculinidad... Tengo dos hijos y voy a ser sus ojos, su guía. Ahí está qué tipo de hombre quiero ser para que ellos sean unos hombres evolucionados en esta sociedad".

Para llegar a todas esas bestias, el trabajo con el dramaturgo Ferrán Carvajal les ha llevado al estudio de la quietud, a conocer su propio cuerpo, a descubrirse desde lo más pequeño. Carmona comenzó a estudiar las huellas de sus dedos, a tener la percepción de uno mismo desde lo más primario, sentir cosas muy pequeñas. Son esas cosas las que les han llevado a trabajar la quietud desde el "saber qué quiero hacer", con voluntad y conciencia. "He llorado mucho en el estudio. Ha habido muchos momentos de impotencia, de rabia. He tenido que salir y pegar un chillido. Todo eso se ha ido transformando y ahora el resultado lo veo como una perla en mitad del mar. Chiquitito y muy bonito".

Sobre el trabajo que tiene detrás este discurso, Carmona detallaba que ha habido que buscar el cómo llegar a ese sentimiento, a la bestia, pues la cuestión es descubrir cuáles han sido o son esas bestias, cosa que se consigue "metiendo el dedo en la llaga". El trabajo con Ferrán Carvajal ha consistido en llegar hasta estas emociones de una forma honesta. "No queremos que el público entienda a pies juntillas lo que sucede, pero sí queremos que entienda el arco emocional o conceptual de espectáculo. Todo tiene un por qué, hacemos ese trabajo previo en cada escena, en cada movimiento y situación".

La vanguardia

Carmona aseguraba que Baile de bestias no es un espectáculo de flamenco "al uso". El bailaor defendía que el tradicionalismo y la vanguardia deben de coexistir, pues el primero es el encargado de conservar la tradición, y la vanguardia, el camino de la investigación o la evolución de este género son también importantes para el arte, para mantenerlo vivo y que no se muera. "Me he comido todos los tablaos habidos y por haber. Sé muy bien qué es el flamenco", zanjaba.

Sobre representar por primera vez las 'bestias' en Pamplona, decía que era una suerte poder estrenar esta pieza en Pamplona, que cuenta con un público asiduo al flamenco y con criterio en este género. La programación de estas propuesta también aporta, opinaba, una mirada mucho más amplia dentro una oferta vanguardista.

Las próximas paradas de este espectáculo pasarán el sábado 13 de noviembre por el Museo Guggenheim de Bilbao, en diciembre por Madrid y en febrero-marzo estará en Barcelona. Mientras tanto, Carmona no para. El 16 parte hacia la Exposición Universal de Dubai como parte de la representación española, continúa la gira de su espectáculo El salto, y, además, se estrena como coreógrafo con el "mastodonte" musical de Nacho Cano, Malinche. Ha sacado tiempo también para preparar una pieza para el Ballet Nacional de España.

El vestuario

Jesús Ventura ha sido el encargado de diseñar el vestuario que porta Jesús Carmona durante la función. La idea central, según explicaba el bailaor, es desconceptualizar el vestuario de la escena. Es una estética muy moderna, muy actual, intoxicado con las tendencias actuales, aunque dice que "podría haber llegado vestido como cualquier persona del público", porque abre su imaginario en el escenario, con un espacio en blanco en el que muestra lo que tiene dentro. La estética va por un lado, y lo que expresa Carmona va por otro, "son dos fiestas diferentes", comentaba.

La escenografía, iluminación, vestuariocontribuyen a que esa "perlita en medio del mar" de la que hablaba siga creciendo y sea cada vez más brillante. El escenario comienza de la nada, con dos amigos que s eencuentran y observan su propia quietud, desde la nada más absoluta. Reconoce al otro como si se tratase de un espejo, a raiz de lo cual comienza a crearse este mundo onírico del que tanto habla Carmona. Ayer llegó toda la escenografía. "Va a aportar al discurso pero no lo va a ahogar", dice respecto al trabajo del escenógrafo Emilio Valenzuela.

Baile de bestias protagonizará también la última sesión de Pensamiento en Danza, este viernes, a las 19 horas, en el aula 2 del Museo. En el encuentro, Luis Galván, profesor de Teoría de la literatura de la Universidad de Navarra, conversará con la filósofa Ibis Albizu sobre el tema del bestiario y las emociones en la literatura. y la danza para arrojar luz sobre las claves estéticas de la última obra del coreógrafo. l