Al Columpio Asesino le toca jugar este jueves en casa, en Zentral, local que prácticamente inauguraron con un directo, siete años atrás. Y será, además, su primer concierto en sala con público de pie y sin restricciones de sillas y distancia de seguridad: " Tenemos muchas ganas de dar un concierto como Dios manda", apunta Albaro Arizaleta, vocalista y batería de la banda navarra.

Ha pasado ya casi dos años desde que su último disco, 'Ataque Celeste', viese la luz en febrero de 2020. ¿Qué balance hacen de su salida, conscientes de que estuvo afectado por la pandemia?

No se puede hacer un balance como hicimos de Ballenas muertas en San Sebastián (2014) porque todo ha cambiado y ha sido un cambio histórico, de los que se estudiará lo que ha pasado y sus efectos y consecuencias en libertades y en todo. Y aún estamos experimentando las consecuencias de lo que ha sido una pandemia mundial. Entonces, ¿que puedo decir? Que salimos con mucha ilusión e hicimos un trabajo donde lo dejamos todo y al público le gustó. Cuando sacamos el disco teníamos esa percepción y un montón de contratos e iba todo de puta madre, pero de repente la tierra se paró y se tragó nuestra manera de vivir y se quedó ahí, en el congelador. Lo que pensábamos que iban a ser dos meses fue más y aún seguimos, y aunque la gente pensara que ya podíamos tocar... Hemos hecho cuatro cosas sentados, con mascarillas, y propuestas como la nuestra, que son propicias al contacto y movimiento, se han quedado más fuera porque claro, no encaja con sillas alineadas. Ha sido un desastre la verdad, pero nos iba de puta madre.

El título de ese disco, 'Ataque Celeste', aludía a esa obsesión por la perfección y el crecimiento constante que llevan a la enfermedad social y reivindicaba la parada, el silencio, los tiempos de contemplación. Y al mes de publicarse, llega la pandemia y nos encierran a todos en casa. ¿Les llamamos visionarios?

(Risas). No, no, tampoco. No es lo mismo una contemplación y esa parada. De hecho, de repente cuando nos vimos en esos espacios cerrados, estábamos como monos locos buscando ese ruido en las calles... Y esa contemplación realmente va por otro lado, pero no deja de ser irónico que de repente surgiera algo así.

¿Y son de aquellos optimistas que defendían que sí, que de esta salíamos mejores?

Pues mira, me acuerdo de cuando estábamos encerrados que había un montón de pensadores: unos venían a decir que parecía que se iba a reforzar lo comunitario, que se estaba poniendo en cuestión el capitalismo, el individualismo, el mercado libre, y que parecía que se estaba volviendo igual al colectivo. Y por otro lado, estaban los que decían que no, que íbamos a volver a un mundo con más restricciones, con un capitalismo más salvaje. Las dos estaban ahí sobre la mesa y ahora pues no lo sé, en muchos aspectos no soy optimista. Veo sobre todo con la gestión de las vacunas, que aquí estamos ya que se quiere poner esa tercera dosis y cómo de nuevo la solidaridad no ha surgido con el tercer mundo. Y no nos damos cuenta que si queremos salir de esta, o salimos todos, o no salimos. Al virus no se le puede poner una tapia para que no pase. Entonces viendo las farmacéuticas y todo lo que está pasando, no puedo ser optimista.

De hecho, ahí tenemos la variante Ómicron.

Sí y luego también esa solidaridad y ese arrimar el hombro en los balcones que al final quedó en nada: de nuevo todos los sanitarios volvían con sus recortes... Somos una especie capaz de lo mejor y de lo peor y de una naturaleza compleja, pero no soy optimista de hacia dónde vamos.

Y mirando a la banda, ¿en qué momento está ahora El Columpio Asesino?

Ha sido duro porque nos habíamos pegado tres años grabando este disco, cosechando como quien dice, para que perder la cosecha de esta maneras... Desde que nos encerraron hasta que salimos, estábamos en un estado de shock y nos costó reaccionar y asumir la situación. Una vez vimos que no merecía la pena estar quejándonos y que había que tirar para delante, intentamos hacer nuevas cosas y ahí estamos. Ahora sobre todo preparando la gira que está aún por desarrollarse. El año que viene tenemos ya unos diez festivales y de cara a otoño haremos una gira por salas.

Este jueves toca además Zentral, una sala especial para el Columpio ya que fuisteis de los primeros grupos en actuar ahí.

Sí, es que además no hemos tocado este concierto en una sala aún, todos los conciertos que hemos hecho ha sido sentados. El que hicimos en el Navarra Arena fue duro, porque el ambiente era muy frío, no había alcohol... Entonces tenemos muchas ganas de dar en casa un concierto como Dios manda, con la energía que tiene nuestra banda y nuestro directo y con lo que invita, que es al baile, a moverse...