legatos feministas, miradas al pasado con ánimo de evolución, maridajes imposibles de estilos, inclasificables, mucho rock en sus más diversas manifestaciones y discos pequeños pero de larga proyección se han destacado entre los álbumes de artistas españoles publicados a lo largo de 2021. Esta es una lista de diez trabajos que sobresalieron en el último año.

1. El madrileño, de C. Tangana: La primera gran revolución del año vino precedida de varios récords en Spotify, como el de Tú me dejaste de querer, que demostró lo acertado de reinventar lo español, con flamenco y rumba de la mano de Calamaro, Jorge Drexler, Gipsy Kings, Kiko Veneno... Ya lo dijo él: “Podría haber sido un esperpento”, pero fue un hito.

2. Puta, de Zahara: Sorprendió con su primer sencillo, Merichane, latigazos electrónicos en una letra lacerante sobre abusos. A falta de un #MeToo español, el pop nacional necesitaba un disco tan honesto que mostrase las heridas y vergüenzas del mundo y con capacidad para moldear a su antojo una electrónica oscura y balsámica.

3. Cable a la Tierra, de Vetusta Morla: Otra visita al folclore, a géneros olvidados largo tiempo por la modernidad, para hacer canciones del siglo XXI. ¿Quién habría dicho que los gigantes del indie acabarían compartiendo créditos con Quintero, León y Quiroga, padres de la copla?

4. Tiene que haber algo más, de Alizzz: Fue el español más laureado de los Latin Grammy y aún tenía que desmarcarse con este debut como solista en el que sigue mostrando su capacidad como habilísimo productor para hibridar géneros (pop, post-punk, electrónica, funk...) y crear himnos generacionales como El encuentro con Amaia.

5. MKMK, de Maika Mavoski: Llegó con una bala potente llamada Reaching Out To You, rock fulgurante vestido de fucsias eléctricos y ochenteros. No decepcionó el resto de temas, poderosos, que se sacuden la pandemia y que en cortes como Love You Til I Die acercan a la mallorquina a una suerte de Patti Smith nacional.

6. El largo mañana, de Rufus T. Firefly: Con los teclados en primer plano, su séptimo disco de estudio es un ejercicio personal que, partiendo de Marvin Gaye como inspiración, escapa a las catalogaciones con la combinación de sonidos seductores y golpes de efecto como Tempelhof o Selene.

7. Aurora y Enrique, de Soleá Morente: La mediana del clan Morente, la amiga flamenca del indie, apela a una historia de “amor sabio y bueno”, el de sus padres, en un disco que reinventa su sonido por la vera del dreampop pero con palmas y pellizco.

8. La Contraçeña, de Califato 3/4: Orgullo andaluz, discurso social, humor desprovisto de tabúes y sin prejuicios para mezclar folclore, rap y electrónica citan en el segundo LP de esta banda atípica que hackea el flamenco. ¿El resultado? Temas como Te quiero y lo çabê, que conjuga el underground de Psychic TV con el Quiero Verte de Los Sobraos.

9. Chiquita, de Valeria Castro: Apenas seis temas le han bastado a la canaria para convertirse en el otro fenómeno de La Palma en 2021. Cantautora en la línea de Silvia Pérez Cruz o María José Llergo, lo suyo son “canciones salidas del corazón”, sobrias y engañosamente “chiquitas”.

10. Phantasmaville, de Cápsula: Rock and roll de otro tiempo sacude el disco número 13 de esta formación vascoargentina, que les permite sonar como el Marte de David Bowie o el surf rock californiano, con reminiscencias latinoamericanas.

Año de transición, con un puñado de nuevas estrellas, algunas grandes figuras y buenos discos, aunque no memorables. Esa parece ser la tesis de resumen extendida entre la crítica sobre el legado de 2021. Aquí otros diez ejemplos de grandes discos:

1. Call Me If You Get Lost, de Tyler, The Creator: Los amantes del hip hop encontrarán aquí una tabla de salvación que bebe de grandes iconos de la música y muestra un mosaico diverso, más maduro, libre y emocional.

2. 30, de Adele: Seis años tardó la principal superventas del siglo XXI en editar nuevas canciones, menos pop e inmediata, más en la línea elegante de la Barbra Streisand de los años 70, de la culpa a la autoexpiación y el empoderamiento.

3. Sour, de Olivia Rodrigo: La exestrella infantil que supo rescatar la intensidad de emociones adolescentes, primero con la balada drivers licence, y luego con good for u, uno de los (pocos) temas del verano.

4. Collapsed In Sunbeams, de Arlo Parks: Otra joven estrella que ha irrumpido con fuerza que, siguiendo patrones de figuras como Phoebe Bridgers, canta franca sobre libertad sexual y la aceptación personal.

5. Montero, de Lil Nas X: Una ráfaga de fuegos artificiales contra las viejas estructuras heteronormativas de la música, así podría definirse este alegato LGTB+ que es además una orgullosa combinación de hip hop y pop.

6. Happier Than Ever, de Billie Eilish: En una onda más jazzística, mantiene su capacidad hipnótica y una voz singular, personal, aún ácida en su relato sobre los efectos de la fama.

7. Screen Violene, de Chvrches: Resulta loable que una banda alcance su mejor cosecha de canciones en su cuarto disco de estudio sin perder sus señas de identidad, ese pop bailable de sintetizadores naif pero con el que despachan cuestiones existenciales al borde del precipicio.

8. Vice versa, de Rauw Alejandro: Si ha habido un músico que ha marcado la pauta del urbano latino ha sido este puertorriqueño al amarrar un ritmo difícil de sacudirse a los arreglos de los años 80 en temas que definirán el recuerdo de 2021, como Todo de ti.

9. Home Video, de Lucy Dacus: Esta joven cantautora de timbre especial presenta un disco de rock suave, un poco folkie, evocador y melódico.

10. I Don’t Live Here Anymore, de The War On Drugs: La magia del rock clásico reside en estas diez canciones, en un álbum orgánico y cálido, de exquisitos arreglos y melodías que parecieran haber estado siempre ahí.