Los Secretos, una de esas bandas que no necesita presentación, regresan a Pamplona y antes, su vocalista y guitarrista Álvaro Urquijo ha desgranado el presente de un grupo que es historia viva del pop español.

Regresan a Pamplona tras actuar en agosto en Cintruénigo y es que, si hacemos cuentas, Navarra parece tener una conexión especial con Los Secretos y el público les acompaña en sus citas por aquí.

-La verdad que tenemos una relación estupenda que agradecemos y hacemos lo que nos gusta y lo que sabemos hacer, que es música. Lo he repetido millones de veces: si alguien te trata bien, es esa persona la que hace que vuelvas. Quién somos Los Secretos, la duración de nuestra carrera o qué canciones han sido éxito o cuáles no nunca lo hemos decidido nosotros una discográfica, sino que ha sido el público con su cariño y con su forma de hacer suya nuestra música. Por eso estamos eternamente agradecidos y no dejamos de tener espíritu de mejorar. Estamos muy contentos del púbico que tenemos y de Navarra.

A Baluarte llegan embarcados en la gira Recuperando las emociones y precisamente en estos momentos de pandemia e incertidumbre, hay más necesidad si cabe de emocionarse con la música en directo.

-Sí, para mí la música es un bálsamo de un montón de cosas. Puede animarme si estoy triste o emocionarme... Y si me apuras, de la mano del arte va la ciencia, es el conocimiento del ser humano, algo que nos diferencia del resto de los animales y lo que nos hace interactuar como seres. Nadie ha sabido explicar en el tiempo por qué las canciones gustan a la gente. Ahí está esa parte del ser humano que es la sensibilidad, cómo encaja en tu mente cierta canción y qué te evoca... todo eso es lo bonito del ser humano. Y yo soy una persona muy científica y la evolución del ser humano ha venido de la mano de explosiones culturales y científicas, muchos artistas eran científicos, como Miguel Ángel o Da Vinci. Hay una interrelación entre conocimiento humano, las artes y las ciencias que nos hacen especiales y que han evolucionado el hombre a golpe de ciencia y golpe de cultura. Cuando mejor ha sido la sociedad, mejor ha sido su cultura.

Quizá por eso apena ver cómo la pandemia ha destapado que la cultura puede ser un bálsamo y es necesaria, pero no se la ha cuidado cómo se debería...

-No suelo hablar nunca de política porque no me gusta, están ahí y tiene que haber alguien, pero yo por desgracia he vivido con mi música al PSOE del 82, a Aznar... Todo lo que ha pasado los últimos años de democracia y puedo decir que ha habido muy pocos gestos en los gobiernos de estos últimos 42 años para y con la cultura de nuestro entorno. Estamos dejando que multinacionales extranjeras que no pagan impuestos en nuestro territorio se lleven el dinero de nuestro público. Está muy bien que música de otros países triunfe aquí, pero hay muchos países que tienen leyes proteccionistas y a una emisora de radio a lo mejor se le exige que una parte proporcional de su música sea de su país y esto aquí no pasa. O por ejemplo, en Francia tienes un cine y por muy mal que te vaya, no lo puedes pasar a que sea un Zara o Bershka, tienes que hacer una sala de conciertos, de arte.... Tienen beneficios fiscales que aquí no hay y protegen su cultura. Tengo un amigo francés que cuando se murió Johnny Hallyday parecía que se había muerto su madre y aquí se nos va Paco de Lucía, Montserrat Caballé... y hala, ¿cuánto es la herencia que se reparten sus hijos? ¿Cómo se murió? Es distinto el concepto que tenemos de nuestra cultura, vamos un poco retrasados pero ya llegaremos a ese punto.

De hecho, hace unas semanas se abrió la polémica por la Ley Audiovisual y la producción en lenguas cooficiales...

-Es la extrapolación de las dos Españas y del “tú más” y el “anda que tú”. Eso todavía es una herencia y tenemos que quitarnos el hacer esa separación, que no haya tanta política de enfrentamiento... Además es una política de ideología y estamos en un siglo que nos aboca tecnológicamente y humanamente a encontrar soluciones conjuntas a problemas que nos están afectando a todos. Todos lo que está pasando está agudizando problemas que parecen del pasado. Recuerdo cuando éramos chavales y veías lo que habías dejado atrás de franquismo y de falta de libertades... Se nos prometía de maravilla y que ahora que se vuelvan a sacar esos zombies del revanchismo y del enfrentamiento entre culturas, cuando hay que potenciarlas y no enfrentarlas...

Y en estos tiempos pandémicos, Los Secretos ha aprovechado para publicar su biografía, Siempre hay un precio, que vio la luz el pasado mes de noviembre. ¿Cuál fue la chispa de esta publicación?

-No había un plan de hacer un libro, y pido perdón a los escritores de verdad, que los admiro mucho y esto es una ordenación de mis recuerdos en cronología y sensaciones desde que éramos críos... Pero me di cuenta de una cosa y es que respeto al mundo de los medios de comunicación y al periodismo, pero hay una tendencia a que a veces se saquen de contexto frases, que haya titulares llamativos que no representan contenidos de la entrevista.... Y dije: “Si me pasa algo con esto del coronavirus, ¿qué queda de mis recuerdos para la posteridad? ¿En qué se basarán si hablan de mí o mi hermano? En las entrevistas siempre hablas de un disco, de una gira... no hablas de ti y viendo la confusión, que nos han preguntado si veníamos de familias ricas, que si mi hermano Enrique antes de que saliera el informe forense ya estaban dando por sentado tal... había muchas cosas que quería dejar claro, no con intención de publicarlas, sino para que simplemente no se me olvidarán. Y con un amigo que trabaja como editor empezamos a reunir material para ordenarlo y al cabo de tres llamadas me dijo que tenía que hacer un libro.

Y así echó a andar.

-Sí y si había una cosa que me propuse era no mentir, todo lo que cuento es verdad y con la verdad se llega hasta el fin del mundo. Me di cuenta que muchos testimonios no eran honestos con la realidad y quería dejar el mío. Y esa semilla que era almacenar un montón de palabras, pasó a ser un libro que te juro que no pensaba que pudiese interesar y ya casi estamos a punto de sacar la tercera edición.

En esta revisión de su trayectoria y al hilo del título, ¿uno ha visto que Los Secretos ha pagado un precio alto por su carrera?

-Hay dos respuestas. Por un lado sí, no hay más que compararte con otros grupos. Hay un precio altísimo que pagar cuando tienes emoción por la música y tu arma es la respuesta que dan a tu arte las personas que te escuchan. Y eso mueve montañas. Nosotros hemos ido a través del tiempo, de las generaciones, de los problemas y de las modas tirados por unos hilos invisibles que son el nexo que tenía el público con las canciones. Y luego encima te demuestran que temas que fueron en su día un fracaso, como A tu lado, que salió en el 95 y que apenas sonó en la radio, con el tiempo ves que un equipo de fútbol, el Levante, la cantan antes de salir a un partido, que Rubalcaba en una entrevista dice que es una de sus canciones favoritas, o incluso gente que se la ha tatuado. No hemos sido número uno, esto es otra cosa. Y eso te hace más dependiente de rendir pleitesía al público, que ha acogido con mucho respeto y devoción nuestra obra. Luego está el otro mundo que vive en paralelo que es la fama, la fortuna y el éxito, todo metido en una coctelera, haces un batiburrillo y cualquier cosa vale.

¿En qué sentido?

-Está el mundo de la comunicación a nivel de redes, que ha proporcionado la vía para que alguien que no tenga talento pueda ser muy famoso y rico y eso ha quitado valor al esfuerzo y meritocracia que lleva hacer una buena canción y a la emoción que hemos tenido algunos músicos por hacer las canciones bien y no avergonzarnos de nuestra obra. La falsa vergüenza ha promovido que mucha gente llegue a unos olimpos de estrellato sin tener idea de música, porque si ya tecnológicamente puedes hacer que tu voz afine con un aparato, ¿para qué te vas a esforzar en aprender a cantar? Pero mi fuero interno me obliga a respetar a la gente que consume esos productos, porque el público es sagrado... Lo único que tengo que preocuparme en mi parcela es hacerlo mejor que ellos. El reto está en intentar ofrecer al público un espectáculo cada vez más depurado y preciosista, dándolo todo.

Y ahí queda el legado de canciones de Los Secretos, que se han convertido en himnos para varias generaciones.

-De la misma manera que hablábamos antes del precio que hemos pagado para llegar hasta aquí, eso desaparece cuando te das cuenta que has conseguido poner el nombre de mi hermano Enrique donde está. Yo nunca tendré soberbia para apuntarme tantos que no son míos, gracias a sus canciones seguimos teniendo vigencia, pero gracias también a mi trabajo esas canciones han sobrevivido dos generaciones más. Llevamos 42 años y pocos grupos pueden sentirse tan valorados, a lo mejor el no haber tenido un número 1 enorme es una ventaja y desventaja. No estamos quemados y no ha sido un fenómeno comercial de vivir con el estrés de tener que tener un éxito y estar en listas, que te desgasta como una estrella fugaz. Nosotros un año y medio después de sacar Déjame estábamos sin un duro, eso es cosa de ahora. Si a mí me hubieran dado diez céntimos por cada vez que ha sonado esa canción viviría en un castillo pero no es así, necesitas que casi 20 mil personas te escuchen en las plataformas para que te llegue dinero... Y no es nuestro caso. Lo malo es que ha pasado eso, pero también lo bueno: no ser un éxito hay veces que resulta interesante.

“Quizá no haber tenido un número 1 enorme ha sido una ventaja, no hemos vivido con el estrés de estar en listas”

“Deberíamos quitarnos la herencia de las dos Españas y el ‘y tú más’ y que no haya una política de enfrentamiento”

“El precio pagado para llegar hasta aquí desaparece al ver dónde hemos conseguido poner el nombre de Enrique”