ahora me doy cuenta de que regresar es irse”. Estas palabras con las que María Luisa Elío comienza su libro Tiempo de llorar bien podrían definir toda su obra, marcada por el trauma del destierro que supuso abandonar su Pamplona natal con tan sólo diez años, huyendo de la guerra civil junto a su familia terminar exiliados en México. Profundamente ligada a la literatura, al teatro y al cine, es la suya una de las voces reconocidas desde ese exilio republicano, que ahora ha quedado recogida en el libro Tiempo de llorar, donde se reúne toda su obra al completo.

La presente edición reúne así las obras literarias Tiempo de llorar, Cuaderno de apuntes y Voz de nadie, con un prólogo de la catedrática y escritora Soledad Fox Maura. Se incluye además la publicación del guion que escribió María Luisa Elío para la película En el balcón vacío (1961). Es la primera vez que estos trabajos ven la luz en España y ha sido gracias a la colaboración de su hijo Diego -que ha cedido imágenes personales para un apéndice gráfico- y la Editorial Renacimiento.

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En un breve repaso biográfico, María Luisa Elío nació en Pamplona en 1926. Su madre, Carmen Bernal López de Lago, era ama de casa y su padre, Luis Elío Torres, era terrateniente y juez y su apoyo a la Segunda República causó su detención un día después del levantamiento, 19 de julio de 1936. Consiguió escapar de la cárcel gracias a sus contactos, para pasar los tres años de la guerra escondido. Fue una separación que marcaría a la pequeña Elío, que junto a su madre y sus dos hermanas emprendió un viaje para escapar de la guerra que les llevó a París. Fue ahí donde se encontraron con su padre -a quien creyeron muerto hasta en tres ocasiones-, para terminar por exiliarse a México.

Corría el año 1940 y aquel exilio se convirtió en una experiencia dolorosa para María Luisa, a la par que en una fuente de inspiración artística que plasmó en su trabajo a lo largo de toda su vida. Precisamente en Voz de nadie la escritora pamplonesa recoge aquel viaje hasta París, huyendo de la guerra y diciendo adiós a su ciudad, el reencuentro con su padre y la decisión de iniciar una nueva vida todos juntos en México.

Todo ello desde esa mirada infantil que tenía Elío cuando sucedieron los hechos, pero que no le impide cuestionar las decisiones tomadas y cambios irreversibles que éstas conllevaron: “Al irse mis padres a América dejaban atrás apellido, posición y dignidad para encontrarse con un futuro incierto. Dispuestos a jugárselo todo, llegaban a América totalmente desprotegidos. Caro les saldría ese idealismo”.

Ya en el país azteca rememora cómo empezó a estudiar teatro con un propósito, el de “ver si, siendo otra persona, no me enteraba de quien era yo”. Porque, recuerda, “en la guerra ya me había vuelto triste”. La nostalgia marcó esta nueva etapa, en la que incluso tuvo contacto con el tesoro republicano del Vita, que se escondió durante un tiempo en la casa de sus padres de Ciudad de México.

MLE y Gabriel García Márquez, a finales de los años setenta.

cine y regreso a pamplona Además de escritora, fue actriz y formó parte de grupos artísticos del momento. Se casó con Jomi García Ascot, otro ilustre exiliado, y a la pareja dedicó Gabriel García Márquez su novela Cien años de soledad, ya que María Luisa Elío era una reconocida apasionada de este trabajo.

Junto a su marido desarrollaron la película En el balcón vacío, un proyecto marcado por ese exilio y dolor que siempre le acompañó y que unió a todos los exiliados en México. El volumen publicado recientemente presenta el guion completo de la película, que se publica por primera vez.

Elío siempre soñó con volver a Pamplona, pero no fue hasta 1970 cuando cumplió ese deseo, con un viaje que realizó acompañada por su hijo Diego, pero que ni mucho menos le reconcilió con sus recuerdos y nostalgia. Quizá terminaría por arrepentirse de aquel regreso a la que fue su ciudad, treinta años después de haberla abandonado, y que fue la chispa de Tiempo de llorar, donde aborda esa imposibilidad de recuperar el pasado.

Como si fuera un diario, María Luisa plasma en esta obra esa vuelta a la capital navarra, donde “volver a Pamplona es irse de Pamplona. Al fin voy a volver donde las cosas no están ya”. Se reencuentra así con los paseos por la Taconera y la Media Luna, con una ciudad “donde llovía la misma lluvia que cuando era niña”, y unas calles en las que busca su propia infancia: “Papá y mamá que ya no estáis en ninguna parte, ¿os encontraré aquí?”.

Sin embargo, pronto descubre que el viaje no curará heridas y el dolor, asegura, vuelve a ser muy grande, hasta el punto de convertirse en rabia. Sentimientos que tiñen el relato, donde Elío se reencuentra con conocidos y amigos y con el antiguo balcón de su casa: “Quedó vacío dentro de mí y ahora está vacío ante mis ojos, es un dolor que es imposible de sentir”.

MLE y su hijo Diego en 1971, año en que realizaron su viaje a España descrito en Tiempo de Llorar. Es una fotografía de Paulina Lavista.

Por ello, antes de regresar a México,concluye: “Si mi intención al volver a Pamplona era borrar el pasado para poder vivir el presente, lo estaba logrando, pues se iba borrando solo, sin el menor esfuerzo, aunque no dejaba nada a cambio”.

Nunca más regresó a España. María Luisa Elío falleció en Ciudad de México en 2009 y ahora, varios años después de su fallecimiento, ve la luz este volumen, que junto a las obras mencionadas se completa con un Cuaderno de apuntes con diez historias dedicadas a su hijo Diego y un apéndice gráfico de fotografías. Un volumen completo para disfrutar de esa voz que, bella y desgarradora, llega desde su exilio.

Título.

Tiempo de llorar.

Editorial.

Editorial Renacimiento.

Precio.

17,01 euros.

Páginas.

224 páginas.

“El exilio se convirtió en una experiencia dolorosa para Elío, a la par que en una fuente de inspiración artística que plasmó en su trabajo”

“La publicación reúne sus obras ‘Tiempo de llorar’, ‘Voz de nadie’ y ‘Cuaderno de apuntes’ junto al guion de ‘En el balcón vacío”