Oordenando papeles en el confinamiento, Myriam Cameros encontró un dibujo que había hecho en un taller en BilbaoArte con su ilustradora predilecta, la argentina Isol. En él, la creadora navarra, colaboradora de la revista ON, imaginó a una niña reina con una corona gigante en el recreo del colegio. Una corona que eclipsaba su identidad, no dejaba ver quién era.

“Me surgió así, preguntándome: ¿qué pasaría si los demás niños y niñas la vieran? ¿Interactuarían con ella, o se quedaría en soledad?”, recuerda Myriam Cameros ahora con motivo de la publicación del cuento inspirado por aquel dibujo.

Reina es el título de este libro, ya el sexto que publica, que plantea una pregunta: ¿Y si ser reina no fuera tan buen plan?

Reina, la protagonista de esta historia, nació así, siendo reina, con una corona puesta desde la cuna. Una corona que tiene sus ventajas, pero que en realidad no le gusta nada. En el cole le impide la voltereta y estropea todo tanto jugando al escondite como intentando disfrutar de una fiesta... ¿Cómo quitarse de encima esa cosa molesta que no sirve para nada?

La ilustradora pamplonesa plantea un hermoso cuento que nos ayuda a leer la necesidad de lo común en la ruptura de los cánones sociales que sobre todos y todas planean.

“Quería hacer una reflexión sobre los privilegios, sobre cómo te condicionan, cómo a veces te aportan mucho y cómo a veces te quitan todo. Y por qué se dan las cosas, en este caso porque sí y ya está, porque Reina se nace, ya eres desde que vienes a este mundo, no tienes que hacer nada. Era un ejemplo muy bueno. En muchos cuentos, las tramas simbolizan el viaje del héroe o la heroína en una búsqueda en la que se encuentran a sí mismos. Y muchos cuentos de hadas utilizan la simbología de reina en el sentido de que siéndolo te vuelves emperador o emperadora de ti misma, y me parecía una metáfora muy chula y un juego curioso el hecho de que, en este caso, ser reina de ti misma pasase por renunciar a ser reina”, cuenta Myriam Cameros.

Le gusta especialmente comprobar que cada cuento que publica, como éste que próximamente se editará en euskera -por denonartean- y en catalán, genera diversas lecturas: “Mucha gente ha visto Reina como totalmente de género, de lo que te imponen y cómo a través del grupo y de tu vida te vas quitando cosas impuestas de género; otra gente lo ha visto desde otro lado, y eso me gusta”, dice al hilo de esta historia en la que, como en otras suyas anteriores, cobra un importante significado el sentimiento de grupo, de equipo, de unión y compañerismo. Un canto a la cooperación, en un tiempo en que se tiende o nos quieren llevar hacia un mayor individualismo. “Este es mi sexto libro y, haciendo un repaso por todos, veo que siempre hay un final de grupo, de juntas, hay algo de eso, de que al final la amistad y los lazos son las redes que realmente nos sostienen, y no las redes ficticias, las de Internet, donde gastamos tanto tiempo. Lo más importante es construir con gente en el día a día”, defiende Myriam Cameros.

En Reina hay mucho más que unión y compañerismo. Esa cooperación se trasciende en bellas ilustraciones como la que muestra caramelos -que antes estaban metidos en una corona- volando para todos y todas, niños y niñas.

Y grabada en la mente y en el alma del lector queda la sonrisa de “esa niña cuando ya no es alguien etiquetado, alguien de quien se espera algo prefijado. Eso es lo más hermoso”, dice la autora.

En cuanto a las ilustraciones, reconoce cierto cambio en este libro: “Quería que la línea fuera un poquitín más tosca, en el sentido de más esencial, más cruda y directa, menos definida, sin tantos detalles como he hecho otras veces”, dice de unos dibujos que al primer golpe de vista ya cuentan todo lo importante.

Crear en pandemia“Valoro más que nunca una edición cuidada”

“Valoro más que nunca una edición cuidada”

Reconoce Myriam Cameros que en el desarrollo de su actividad creadora en pandemia siente más que nunca la “necesidad de cercanía, de lo pequeño, de sentirme cuidada”. En concreto, en la edición de sus libros. “Después de publicar con grandes editoriales como Planeta, me apetecía apostar por un proyecto más de amigos, más pequeñito, como el de la editorial La Oveja Roja en Madrid, que con mi cuento Reina inicia además una nueva colección dedicada a literatura infantil. Me ilusiona formar parte de eso, al lado de gente que está arriesgando para aportar algo valioso al sector en estos momentos”, explica la ilustradora pamplonesa al hilo de esa nueva colección con la que La Oveja Roja busca ofrecer “lecturas para peques con miradas que amplíen el significado de nuestro vivir en común, que ayuden a ensanchar mirada e imaginación sin aceptar como natural el estado de las cosas que heredamos”.

En este sentido, Cameros apunta que le interesa ahora más que nunca que su cuento “sea cuidado más que el hecho de que se quede en un producto comercial que está muy de moda durante seis meses”.

En cuanto al momento que vive el arte de la ilustración, cree que “la manera y la opción de transmitir y expresar con imágenes goza de muy buena salud, y se nota sobre todo en la novela gráfica, que vive un momento muy bueno”. En cuanto a la producción en su tierra, destaca sentirse “muy contenta de convivir ahora mismo con una generación de autoras y autores navarros que me parece increíble. Se vive un momento súper bonito, en alza, y es ilusionante; ojalá ese trabajo que hacemos se vea reflejado en un reconocimiento”, desea.