Fecha: 19/02/2022 Lugar: Teatro de Ansoain Incidencias: Presentación del nuevo epé de Javi Robles, Honestidad explícita. En dos canciones colaboró el músico Adrisdead. Del sonido se ocupó su productor habitual, Iñaki Llarena (de Estudios Aberín).

ste sábado, Javi Robles presentaba en el teatro de Ansoáin su nuevo trabajo, Honestidad explícita: seis temas grabados en directo en Asturias con el acompañamiento de Adrisdead y Razkin. Ya se han reseñado otros conciertos de Javi en esta sección, y no olvidemos su pasado como vocalista de los rockeros Cero a La Izquierda, con los que registró tres discos. Ahora su estilo musical es otro bastante más acústico, pero ahí queda todo el aprendizaje, tanto en los estudios de grabación como en los escenarios, adquirido con su primer grupo.

A pesar de que el último trabajo lo ha grabado con otros dos músicos, en Ansoáin se presentó en solitario, que es el formato por el que apuesta desde que abandonó su primera banda. El patio de butacas, que se encontraba prácticamente lleno, prorrumpió en un caluroso aplauso cuando Javi apareció sobre las tablas. Sin mediar palabra, inició la velada con Pegamento para idiotas, de su anterior epé, Los mariachis también lloran, del que también salió la siguiente, El fútbol de antes. Quédense con el título, porque el deporte rey está muy presente en su música; a lo largo de la actuación hubo loas a Osasuna, jocosas puyas a equipos rivales y también metáforas balompédicas dentro de las letras de las canciones, algo que utiliza como muletilla para expresarse y que otorga un sello distintivo a su forma de escribir.

La temática que aborda en sus textos es variada. A veces se centra en sentimientos íntimos (la amistad, el acoso contra las personas, las relaciones de pareja, el sentimiento de pérdida...), y a veces en fotografiar la realidad de su generación. Muestra en estas últimas una mirada amarga y quizás excesivamente desesperanzada, como la que deben tener Los chavales de ojos tristes, a los que esperemos que les queden grandes horizontes por ver y conquistar (y lo dice alguien que, como uno de los personajes de su canción, también estudió Humanidades y, tras los trabajos horrorosos del principio, supo encontrar su camino). Sea como fuere, es innegable que sus textos rayan a gran altura y rebosan fuerza y personalidad. Lo mismo puede decirse de su voz, rasgada, visceral y sincera.

Javi, que cuando no está escribiendo canciones trabaja como profesor, tenía a varios de sus alumnos entre el público ("¡Ese profe!", gritaron en varias ocasiones). Sería interesante saber qué les pareció a esos adolescentes un espectáculo tan clásico como un tipo tocando la guitarra y escupiendo historias con crudeza desde un escenario. Apuesto a que les gustó, aunque probablemente se aleje de los estilos que suelan escuchar, pero la base de todo esto es la capacidad de emocionar, y Javi anda sobrado de ella.

El concierto sirvió también para desplegar parte del inmenso repertorio que ya atesora, y que merece una edición física completa y exhaustiva que recoja el montón de canciones que ahora mismo están desperdigadas por las plataformas digitales. Interpretó casi veinte temas propios y una versión, Palabras para Julia. Predominaron los medios tiempos, que fueron ejecutados con fuerza y energía. Y es que sus composiciones son tan sólidas que, incluso en la desnudez de la guitarra y la voz, sostuvieron con firmeza los noventa minutos de actuación. En un par de canciones salió su amigo Adrisdead a tocar la guitarra y cantar con él, y al final llegaron los temas más acelerados, como Loro charlatán o Un niño loco, que arrancaron las palmas del público. Con Me haces sentir bien y la inmensa Tatuajes viejos, Javi Robles despidió un concierto y se erigió por la vía de los hechos en lo que es: uno de los mayores talentos que tenemos en Navarra.